El ejercicio físico produce una molécula capaz de aumentar la salud de nuestro cerebro

  • La irisina producida al hacer ejercicio tiene efectos neuroprotectores.
  • Puede servir para diseñar fármacos que usen esta molécula para proteger de enfermedades neurodegenerativas.
  • La irisina controla una vía neuroprotectora muy importante en el cerebro.
Tres personas haciendo ejercicio al aire libre.
Tres personas haciendo ejercicio al aire libre.
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Tres personas haciendo ejercicio al aire libre.

El ejercicio físico es básico para la salud de nuestro organismo. O de otro modo, el sedentario va siempre contra nuestro cuerpo. Pero es que los beneficios de la actividad física también redundan en el cerebro. Científicos norteamericanos han visto que una molécula llamada irisina, producida al hacer ejercicio, tiene efectos neuroprotectores, es decir, aumenta la salud del cerebro.

Según un estudio publicado en la revista Cell Metabolism, los científicos lograron aumentar artificialmente los niveles de irisina en la sangre para activar los genes que participan en el aprendizaje y la memoria, un hallazgo que puede ser útil para diseñar fármacos que usen esta molécula para proteger de enfermedades neurodegenerativas y mejorar la cognición en el envejecimiento de la población.

Aunque se sabe que el ejercicio puede mejorar la función cognitiva y disminuir los síntomas de las enfermedades neurológicas, como la depresión, derrames cerebrales y el alzhéimer, los mecanismos subyacentes a estos efectos no están claros. Se cree que juega un papel importante un factor de crecimiento llamado factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) .

A través de experimentos realizados en ratones, los autores de esta investigación, dirigida por el doctor Bruce Spiegelman, del Instituto del Cáncer Dana-Farber y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (EE UU), encontraron que una molécula llamada FNDC5 y su producto derivado, irisina, se elevan por la práctica de ejercicio de resistencia en el cerebro y aumentan la expresión de BDNF. Por otro lado, los ratones genéticamente alterados para tener bajos niveles de irisina en el cerebro redujeron los niveles de BDNF.

El equipo de científicos también encontró que el aumento de los niveles de irisina en la circulación provocó que la molécula traspasara la barrera hematoencefálica, donde se aumentó la expresión de BDNF y se activaron los genes implicados en la cognición. "Nuestros resultados indican que FNDC5/irisina tiene la capacidad de controlar una vía neuroprotectora muy importante en el cerebro", explica el doctor Spiegelman.

Los investigadores planean trabajar en el desarrollo de una forma estable de la proteína irisina que se pueda dar a los ratones por inyección y logre aumentar las vías de lucha contra la degeneración natural del cerebro.

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