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Respuestas : 15

Autor Tema : Informe revelador
lorenzomulanovich
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9/4/2002 : 9:27:41 AM      reply with quote
Hola; Les adjunto un informe revelador que ha salido publicado en la última edición de TIME. Es un poco largo pero estoy seguro que dara mucho que hablar y que discutir también.

Un Saludo;

Lorenzo Mulanovich

El acertijo
¿Hay que contar las calorías o los carbohidratos? Las últimas investigaciones le pueden sorprender
28 de agosto, 2002


Actualizado: 4:07 PM hora de Nueva York (2007 GMT)

Por J. MADELEINE NASH

(TIME) -- Si Kerry Sieger fuera una cazadora y recolectora de la Edad de Piedra, en lugar de ser una bióloga molecular del siglo XXI, es posible que tuviera el cuerpo delgado y firme de sus sueños. Pero en la universidad Sieger sufrió un aumento de peso tan drástico que, desde entonces, se siente como una mariposa talla 6 luchando por salir de la crisálida de sus vestidos talla 20. Con el paso de los años ha probado diversas dietas, pero los kilos que pierde vuelven al poco tiempo, de forma implacable.

Ahora Sieger, una científica de 34 años que trabaja para una firma de investigación biomédica con sede en Houston, ha recurrido a la dieta Atkins, un programa de pérdida de peso que parece desafiar el saber tradicional. La mayoría de los expertos en salud recomiendan un mayor consumo de carbohidratos, que aparecen en frutas y granos, y uno menor de proteínas y grasas. Sin embargo, la dieta Atkins le permite comer toda la carne con mantequilla, rebosante de proteínas y grasa que uno quiera, pero excluyendo los cereales y el pan. A Sieger le llaman la atención ciertos aspectos de la dieta —entre otras cosas, la etapa inicial es tan baja en fibras que el estreñimiento suele ser un problema—, pero encuentra mérito en otros. "Supongo que tengo curiosidad de ver si funciona", dice. "Así que estoy dispuesta a probarla".

Sieger es una más de la última ola de estadounidenses dispuestos a probar un régimen propuesto por el Dr. Robert Atkins por primera vez hace 30 años. La suya es una dieta que se niega a desaparecer, poniéndose de moda cada tantos años, y que se resiste al escepticismo de los nutricionistas. ¿Será posible, como sostiene Atkins, que las dietas con poca grasa y alto consumo de carbohidratos sean malas y que aquellas con pocos carbohidratos, que suelen contener mucha grasa, sean buenas? ¿Será verdad, como defiende Atkins, que es bueno embadurnar de mayonesa el salmón y el atún, y cubrir de manteca los espárragos y la langosta mientras nuestros amigos nos lanzan miradas de envidia?

La idea de que el exceso de grasas saturadas —del tipo que se encuentra en la carne y la manteca— es una causa importante de las enfermedades cardíacas y de los derrames cerebrales no ha cambiado, y no es probable que lo haga. Un número impresionante de expertos apoya la estrategia baja en grasas, y ninguno con tanto ahínco como el Dr. Dean Ornish, cuyo régimen recomienda no más de 10 % de calorías diarias provenientes de grasa. Ahora que el régimen de Atkins resurgió nuevamente, el choque de las dos teorías es más fuerte que nunca: pocas grasas versus pocos carbohidratos, Ornish contra Atkins.

Pero lo más novedoso y asombroso es que hay indicios de que Atkins podría haberse topado con algo de verdad, indicios que son tan fascinantes como para convencer a algunos expertos en obesidad de que su propuesta merece ser tomada en serio. "¿Será sólo que la dieta [Atkins] es monótona y entonces la gente consume menos calorías?", se pregunta el Dr. Samuel Klein, director del Centro para la Nutrición Humana de la Universidad Washington en St. Louis (Missouri). "¿O es que sucede algo más interesante? ¿Quizá sea algo inesperado acerca de la comida misma o la forma de comer, o incluso los gustos que tenemos programados genéticamente?".

Es cierto que la sola mención de que la dieta Atkins y otras similares merecen la atención científica sigue poniéndoles los pelos de punta a muchos expertos. Pero también es evidente que han aparecido grietas en el paradigma del "bajo en grasas". Resulta que no todas las grasas son malas para la salud. Las contenidas en pescados, nueces y ciertas verduras podrían aumentar sus probabilidades de vivir una vida buena y longeva. Con la misma vara, no todas las dietas bajas en grasas son necesariamente sanas.

De todos modos hay algo sobre lo que no hay discusión. Estados Unidos se encuentra en un estado de crisis nutritiva y necesita soluciones radicales. Las estadísticas son claras. Luego de recibir durante 30 años lo que parecían buenos consejos para reducir la grasa en la dieta diaria, los estadounidenses están cada vez más gordos. Hoy en día, más del 60 % de los adultos de EE.UU. son clasificados como obesos o con exceso de peso. Tantos niños superan su peso que los pediatras enfrentan una epidemia de diabetes tipo 2 e hipertensión, enfermedades estrechamente vinculadas con el sobrepeso y que eran prácticamente desconocidas entre los jóvenes de hace tan solo una generación.

En cierto sentido no hay ningún misterio en por qué los estadounidenses, como sociedad, son gordos. Son gordos porque consumen demasiadas calorías y gastan muy pocas. Aunque la proporción de grasa en la dieta descendió del 40 % en 1990 a aproximadamente un 34 % en la actualidad, el número de calorías que consumen los estadounidenses ha aumentado, de 3.100 calorías diarias por persona en los años 60 a 3.700 en los años 90, según el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA). "Eso solo basta para explicar la epidemia de obesidad", explica la nutricionista de la Universidad de Nueva York Marion Nestle.

Pero existe una interrogante más profunda. ¿Cómo es que alguna gente logra convivir en el mismo "medio tóxico" y nunca sube de peso? De hecho, la pregunta de por qué hay tantos gordos sólo abarca la mitad del rompecabezas. "Fácilmente se la puede dar vuelta", dice Jeffrey Friedman, genético molecular de la Universidad Rockefeller, "y preguntar por qué —a pesar de tener el mismo acceso a las calorías— hay gente delgada".

La búsqueda de la respuesta a esta pregunta recién comienza. Ya han surgido revelaciones fascinantes acerca de la biología de la obesidad. Detrás de esos traseros en expansión y de esas cinturas generosas, dicen los científicos, se encuentra una compleja formación de genes que, directa e indirectamente, vinculan el estómago con el cerebro. Parece que estos genes, modelados por millones de años de evolución, son los que nos traicionaron a tantos de nosotros en el mundo del siglo XXI.

Los científicos sospechan desde hace mucho tiempo que los seres humanos llegan al mundo equipados con docenas, y quizá cientos, de genes y hormonas asociadas que regulan lo que la ciencia denomina la ecuación de equilibrio energético. La ecuación está integrada, por un lado, por las calorías que ingerimos y las que quemamos mediante la actividad física, y las que son necesarias para mantener el cuerpo funcionando normalmente. El resto se convierte en grasa corporal.

Con la notable excepción de la insulina, que ayuda al cuerpo a utilizar los carbohidratos en la corriente sanguínea, la identidad de la mayoría de los protagonistas de este acto de equilibrio bioquímico permanecía en el misterio. El primer descubrimiento importante tuvo lugar en 1995, cuando Friedman asombró al mundo de la ciencia al anunciar que él y sus colegas habían descubierto una hormona producida por células de grasa que, a su vez, derretía la grasa, al menos en los ratones de laboratorio. Los ratones manipulados genéticamente que carecían del gen para producir esta hormona desarrollaban apetitos voraces y se volvían enormemente obesos. Cuando a esos mismos ratones se les inyectaba la hormona que faltaba, perdían un tercio del peso adquirido. Los investigadores llamaron leptina a la nueva hormona, por leptos, que en griego significa delgado.

Aunque a partir de entonces la leptina como fármaco ha decepcionado en cierta forma a los humanos —porque la gran mayoría de los obesos tienen genes normales de leptina—, su descubrimiento desencadenó una búsqueda científica que aún no ha amainado. Equipos de investigación rivales en Estados Unidos y Europa han identificado hasta el momento al menos seis compuestos más con la capacidad sorprendente de regular el apetito. Investigadores del Colegio Imperial de Medicina de Londres, revelaron apenas el mes pasado que una de esas hormonas, llamada PYY3-36, promueve una sensación de satisfacción luego de una comida.

Cada uno de esos compuestos difiere levemente, y los científicos recién comienzan a comprender cómo funcionan en conjunto. Queda claro que todos son puntos importantes de una compleja red de vías conectadas entre sí que van desde y hacia el hipotálamo, la estructura cerebral desde donde tiene lugar la regulación del peso. El cuerpo produce hormonas que activan el hipotálamo. Las neuronas del hipotálamo envían mensajes de vuelta al cuerpo. Y al igual que mensajes subliminales escondidos en una película, estas señales afectan poderosamente nuestra conducta, aunque no seamos conscientes de ellas.

Por tanto, mientras leemos el diario o conversamos, el hipotálamo —activado por la leptina u otro compuesto— ordena a las células que aumenten el gasto de energía. El cuerpo responde elevando lentamente el ritmo metabólico, o aumentando el flujo sanguíneo a las capas externas de la piel en un intento por disipar calor. Así realizamos un proceso conocido como termogénesis, que es la manera que tiene el cuerpo de quemar calorías en exceso.

Curiosamente, la termogénesis es más eficaz en algunas personas que en otras. Investigadores dirigidos por el Dr. Bradford Lowell, del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston, hallaron tres genes que serían responsables de, al menos, parte de esa variación. Los ratones que no tienen esos genes, informaron en la revista Science, engordan enormemente cuando se los alimenta con una dieta alta en calorías enriquecida con grasa y sacarosa. Por el contrario, los ratones normales alimentados con la misma dieta suben muy poco de peso.

Que la obesidad tenga raíces genéticas no explica el misterio mayor. ¿Si la obesidad es tan mala —y no hay duda al respecto— entonces por qué hay tanta gente capaz de acumular grasas en exceso? La respuesta podría yacer en lo que se conoce como la "hipótesis del gen ahorrador", según la cual los genes de la obesidad se mantuvieron en la población humana porque conferían una ventaja apreciable en la lucha por la supervivencia.

Como la hormiga de la fábula de Esopo, las personas con genotipos ahorradores —sabiamente, se podría argumentar— se preparan para tiempos de escasez consumiendo y almacenando más calorías de las que queman. Así, crean una reserva de grasa que será útil cuando falte el alimento. Resulta fácil imaginar que las hambrunas a lo largo de la historia prácticamente obligaron al sistema biológico a regular el peso para resistir la pérdida de peso y no para protegerlo contra su aumento.

Al menos en principio, nadie debería ser obeso. Eso es porque el sistema genético para regular el peso parecería estar perfectamente calibrado. Los investigadores calculan que un hombre que mantiene su peso estable en 80 kilos consume un millón de calorías por año como promedio y también quema un millón de calorías en el mismo lapso. "Piénsenlo, dice el Dr. Michael Schwartz, director de nutrición clínica en la Universidad de Washington, en Seattle. "¿Cómo se equipara un millón con un millón? No sucede sólo por casualidad".

Se cree que la leptina, que influye en el apetito y la termogénesis, es la clave para mantener ese equilibrio. Porque a medida que acumulamos grasa, producimos más leptina, que le indica al hipotálamo que es hora de acelerar la producción de energía y frenar el consumo de calorías. El problema es que ahora se ha demostrado que la gente que sube de peso desarrolla una resistencia notable al poder de la leptina. Cuanto más gordos se ponen, y más leptina producen, más insensible se vuelve su hipotálamo. Finalmente el hipotálamo interpreta el elevado nivel de leptina como algo normal, y supone que las caídas en leptina causadas por la pérdida de peso son una señal de hambre. Este fenómeno proporciona una explicación bioquímica de por qué tantos de quienes pierden peso terminan recuperándolo. El cuerpo, respaldado por millones de años de evolución, se resiste siempre que puede.

Entonces, ¿qué causa la resistencia a la leptina? La respuesta puede ser mucho más complicada de lo que creemos. No sólo tienen que ver las demás hormonas del sistema digestivo, sino que los investigadores también están aprendiendo que éstas serían responsables de la influencia de neurotransmisores que alteran el ánimo —como la dopamina y la serotonina—así como de las hormonas del estrés, la adrenalina y el cortisol. Y luego están las melanocortinas, químicos del cerebro cuya poder para afectar el aumento y la pérdida de peso recién ahora está quedando claro.

Por cierto, no son los genes los que nos engordan. Simplemente crean la tendencia para subir de peso en ciertas condiciones. Indudablemente, esas condiciones son ahora omnipresentes. En esencia, dice el Dr. Walter Willett, de la Facultad de Salud Pública de Harvard, el estilo de vida sedentario y una infinidad de alimentos han transformado a la gente en el equivalente de ganado alimentado con maíz y confinado en corrales. "Hemos creado el gran corral estadounidense", comentó.

Nuestros antepasados de la Edad de Piedra no vivían encerrados. Tenían que matar y cortar sus presas sobre la marcha en cacerías maratónicas que duraban días y hasta semanas. Debían recorrer kilómetros para recoger frutas silvestres, granos y nueces y extraer tubérculos de la tierra. Si querían comer algo dulce, debían encontrar una colmena, espantar las abejas con humo y sacar la miel, a menudo subidos a un árbol o tras haberlo talado.

Asimismo, los elementos de nuestra dieta han sufrido un cambio radical. La carne de las presas salvajes que componían la dieta de nuestros antepasados sólo tenía entre un 3 y un 4 % de grasa, mientras la carne vacuna que comemos hoy tiene 30 % o más. Y antes de que cultivos como el trigo y el maíz se domesticaran, los granos eran semillas duras y con cáscara, llenos de fibra, que alarga la digestión. No se habían generalizado los proceso de refinación de los alimentos, lo que permite la rápida absorción de carbohidratos por el sistema digestivo. Como señala el antropólogo de la Universidad de Rutgers, Lionel Tiger, "el metabolismo humano no evolucionó para la carne vacuna, pero uno conjetura que tampoco evolucionó para comer abundantes platos de arroz blanco y de pasta". Ni para generosas porciones de donuts y croassaints cubiertos de chocolate.

¿Entonces por qué nos gustan tanto estas comidas? Los investigadores una vez más recurren a los animales de laboratorio, que exhiben muchas de las mismas tendencias dietéticas que nosotros. Las ratas, por ejemplo, trabajan con tesón para conseguir un terrón de azúcar, aun después de haber comido su ración y sin tener mucha hambre. La razón, cree Allen Levine, director del centro de obesidad de la Universidad de Minnesota, tiene mucho que ver con el impacto del azúcar en los circuitos cerebrales que intensifican los estados de ánimo. El azúcar les da a las ratas —y a los humanos— energía.

¿Cómo diseñaríamos una dieta para mantener el peso a raya? Para empezar, pensaríamos en dietas permanentes, y no en buscar una pérdida de peso fácil y rápida. "Las personas que me consultan son geniales, maravillosas haciendo dieta", dice la Dra. Cheryle Hart, fundadora y directora médica de un programa llamado Taller de Bienestar en Spokane (Washington). "Pueden controlarse, pero sólo por cierto tiempo, hasta que renuncian. Todos lo haríamos". En segundo lugar dejaríamos de prestarle tanta atención a cada punto y coma de la discusión sobre las dietas. A los investigadores les llevará décadas descubrir todas las razones por las que comemos lo que comemos, y por qué nos gusta comer tanto. Pero están quedando claras algunas cosas que deberían llevarnos por el buen camino, siempre que no las transformemos en leyes dietéticas inviolables.

En primer lugar, parece que todos los carbohidratos no han sido creados iguales. Los llamados carbohidratos simples, hallados en el pan blanco y las tortas, son digeridos tan rápidamente por el cuerpo que desencadenan un aumento muy rápido en los niveles de glucosa sanguínea. El páncreas libera una gran cantidad de insulina para limpiar el exceso. Sin embargo, muy pronto el nivel de glucosa sanguínea desciende hasta el punto de sentirnos mareados, nos ataca un hambre excesiva y tenemos que comer otra vez. Los carbohidratos complejos, por otra parte, sobre todo los ricos en fibras, no despiertan el mismo tipo de respuesta de montaña rusa.

Los investigadores denominan carga glicémica a la cantidad de glucosa que una sola porción de un alimento específico libera en la corriente sanguínea. Y cada vez hay más evidencia de que podemos manipular esa carga para controlar el hambre. El brócoli y los maníes, por ejemplo, tienen una baja carga glicémica, mientras la del arroz instantáneo y las papas cocidas es muy alta. El primer paso para comer con sensatez es evitar los alimentos procesados y cargados de azúcar y aumentar el consumo de frutas y verduras, dice el Dr. David Ludwig, director del Programa Peso Optimo para la Vida del Children's Hospital, de Boston. Optar por pequeñas porciones de pasta y pan hecho de trigo integral es un buen segundo paso.

Las grasas se están ganando un respeto renovado. En la opinión de muchos nutricionistas, las aceitunas, las nueces, los aguacates y otros alimentos ricos en grasas no saturadas deben incluirse en nuestras dietas. Estas grasas buenas no sólo ayudan a reducir el nivel de LDL, o "colesterol malo", sino que son esenciales para absorber vitaminas que se disuelven en grasa, como la E.

¿Cuál sería la dieta posmoderna óptima? Es probable que no se parezca a la pirámide alimenticia que representa las directivas oficiales del Gobierno divulgadas por el USDA en 1992. De hecho, la pirámide alimenticia será modificada en 2003, aunque nadie esté dispuesto aún a revelar sus detalles. Si dependiera de Willett, el doctor de Harvard, la pirámide haría una mayor distinción entre los tipos de grasas y carbohidratos que debemos y no debemos comer. De hecho, Willett coloca las grasas buenas —de verduras y pescados—y a los carbohidratos buenos —de panes y pastas integrales— juntos en la base. Los carbohidratos con una carga glicémica elevada se suman a las grasas saturadas en la cima.

La pregunta es si estos conceptos nuevos —carga glicémica, una pirámide alimenticia rediseñada— pueden frenar una comilona colectiva que se ha salido de control. ¿De no ser así, donde está la respuesta? ¿Un supresor de apetito que haga comer menos a la gente pero sin efectos secundarios? ¿Una pastilla de termogénesis que uno pueda tomar después de excederse en helados?

Quizás el futuro traiga medicinas mejores, al menos para las personas con obesidad mórbida. Pero para la población en general, el remedio debe hallarse en otro lado. Y como no podemos cambiar los genes con los que nacemos, nos queda una alternativa; cambiar el ambiente que nuestros genes no están adaptados para enfrentar. La especie que inventó el asado, que domesticó el maíz y el trigo y que creó el paté y las papas fritas, hemos pergeñado varias revoluciones alimenticias, sostiene el historiador de la Universidad de Oxford Felipe Fernández Armesto, en su libro de reciente publicación Historia de la comida. El propósito de la próxima revolución, pronostica, será el de eliminar los excesos de la anterior. —Informes de David Bjerklie y Sora Song/Nueva York, Dan Cray/Los Angeles y Elisabeth Kauffman/ Nashville.

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Javier
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9/4/2002 : 5:14:25 PM      reply with quote
Interesante tema pero insisto en lo siguiente:

Las unicas dietas que te garantizan bajar de peso de forma sostenida en el tiempo son aquellas que puedes mantener el resto de tu vida.

Cualquier novedad puede ser util, pero formunlo la siguiente pregunta....Que pasa con las personas que hacen dieta con sacrificio (a la fuerza) durante 30 dias y luego la dejan...Que pasa en los siguintes 30 dias despues de la dieta o 40 años que le quedan de vida???.

No estoy muy seguro que las personas puedan mantener ese regimen estricto por tanto tiempo.

Insisto... la gente que quiere bajar de peso tiene que moverse y comer con un poquitin de cuidado nada mas....

Las dietas Yo- Yo son eso sube y baja y en el camino el experto se llena de plata....Son el negocio del futuro no????....jejejewink ;)

Chau
Javier Añorga
Manolo
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9/4/2002 : 6:07:04 PM      reply with quote
Genial, Javier, genial. Como siempre eres breve pero cierto.

Un abrazo.
Manolo.
Raguel
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9/5/2002 : 4:37:38 AM      reply with quote
Muy bien llevados los temas en ese artículo, pero yo me quedo con esos párrafos:

Entonces, ¿qué causa la resistencia a la leptina? La respuesta puede ser mucho más complicada de lo que creemos. No sólo tienen que ver las demás hormonas del sistema digestivo, sino que los investigadores también están aprendiendo que éstas serían responsables de la influencia de neurotransmisores que alteran el ánimo —como la dopamina y la serotonina—así como de las hormonas del estrés, la adrenalina y el cortisol. Y luego están las melanocortinas, químicos del cerebro cuya poder para afectar el aumento y la pérdida de peso recién ahora está quedando claro.

Por cierto, no son los genes los que nos engordan. Simplemente crean la tendencia para subir de peso en ciertas condiciones. Indudablemente, esas condiciones son ahora omnipresentes. En esencia, dice el Dr. Walter Willett, de la Facultad de Salud Pública de Harvard, el estilo de vida sedentario y una infinidad de alimentos han transformado a la gente en el equivalente de ganado alimentado con maíz y confinado en corrales. "Hemos creado el gran corral estadounidense", comentó.
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El organismo evolutivo humano tiene muchos sistemas integrados, muchas redes neuronales, y cada una busca en un desequilibrio dinamico(en un ajuste permanente con retroalimentación, como la propia economia y el propio cosmos), su supervivencia como si de un organismo autónomo se tratara.
Pero sobre todos esos sistemas, los que no nos determinan como molde, como envase inmutable, digo sobre todos los demás sistemas tenemos la materia gris, los conceptos, la conciencia de uno mismo, y esa voluntad decidida y mantenida es la que puede modificar todos esos otros parámetros. (Y también puedo aseguraros que también algunos de esos considerados, parametros de molde).

Repito, como alguna vez he dicho, que dedicamos mucho tiempo: a ver la televisión, comer hamburguesas, jugar a la play station, de parranda, hoy en día el ser humano se ha convertido en un buscador nato de emociones y se paga por ello, para sentirnos tribales en un partido de futbol, para sentir la adrenalina haciendo puenting, para llorar viendo una película.
Me extiendo demasiado o sea que acabo, el comer nos da "felicidad", nos da energía y eso nos "distrae".
Si dedicaramos parte de ese tiempo en educar en exclusiva nuestra materia gris. Habría más delgados, jajajajalaugh :Dlaugh :D

Es que menudo rollo he metido¡¡, laugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :D

Raguel
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9/5/2002 : 4:43:26 AM      reply with quote
Solo entendiendo qué o quién somos, podemos entender y saber lo que queremos.

Saludos Raguel.
lorenzomulanovich
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9/5/2002 : 8:46:05 AM      reply with quote
Entonces, ¿qué causa la resistencia a la leptina? La respuesta puede ser mucho más complicada de lo que creemos. No sólo tienen que ver las demás hormonas del sistema digestivo, sino que los investigadores también están aprendiendo que éstas serían responsables de la influencia de neurotransmisores que alteran el ánimo —como la dopamina y la serotonina—así como de las hormonas del estrés, la adrenalina y el cortisol. Y luego están las melanocortinas, químicos del cerebro cuya poder para afectar el aumento y la pérdida de peso recién ahora está quedando claro.

Sabes Raguel que a mí también me dejo pensando este párrafo. Uniendo cabos utilizando el slogan de Nescafe de UNA COSA LLEVA A LA OTRA, llegué a la siguiente conclusión:

Erá flaco > Me enamoré y me casé > Las responsabilidades del matrimonio me causaron ansiedad > Empecé a tragar como ganado en un corral y en engorde > Subí ràpidamente mucho peso y me engordo desproporcionalmente la barriga y la cintura > Desarrolle resistencia a la Leptina > Mi sistema neurológico de regulación de recepción de serotonina y adrenalina se alteró > Empezarón mis problemas de trastornos del sueño que solucione en parte tomando antidepresivos.

En conclusión por el tiempo en que me sucedió todo que coincide; no me cabe ahora la menor duda de que bajando de peso y eliminando los excesos de grasa de mi cuerpo, puedo solucionar mis problemas.

Un Saludo;

Lorenzo Mulanovich
Javier
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9/5/2002 : 4:26:38 PM      reply with quote
Hola Lorenzo:

De tu ultimo comentario me viene a la mente lo siguiente:

Cuando uno se casa no solamente se adquiere mayor peso.... sino mayor responsabilidad, mayores deudas, mayores problemas, mas tensiones etc..............laugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :Dlaugh :D.

Pero no todo en la vida es negativo...Hay subidas buenas.....Claro que si!!!!! Como... mas amor, mas hijos, mas atención, un sentido en la vida. etct wink ;)wink ;)wink ;)wink ;)

Por eso....tu crees que vale la pena preocuparse por unos kilitos de mas...????? NO.

Que vivan las calorias!!!!!!angryangryangry

Siempre es bueno un relajo no??????razz :p

Hasta otro dia amigos

Javier Añorga
lorenzomulanovich
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9/5/2002 : 5:09:47 PM      reply with quote

Definitivamente Javier. No tengas la menor duda de que me considero un hombre muy afortunado por la buenisima mujer y la preciosa hija que Dios mando a mi vida (Por más cursi que suene). Es solo que somos animalitos de costumbre, y a veces los cambios nos rompen los esquemas.

En cuanto a las calorias; ni comentar nada porque me acabo de enchufar una bolsa de chizitos. ¿Podrías decirme que tiene mas grasa que eso?

Un Saludo;

Lorenzo
Raguel
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9/6/2002 : 12:54:24 AM      reply with quote
Hola de nuevo, creo que estás en lo correcto en tus deducciones:

de UNA COSA LLEVA A LA OTRA, llegué a la siguiente conclusión:

Erá flaco > Me enamoré y me casé > Las responsabilidades del matrimonio me causaron ansiedad > Empecé a tragar como ganado en un corral y en engorde > Subí ràpidamente mucho peso y me engordo desproporcionalmente la barriga y la cintura > Desarrolle resistencia a la Leptina > Mi sistema neurológico de regulación de recepción de serotonina y adrenalina se alteró > Empezarón mis problemas de trastornos del sueño que solucione en parte tomando antidepresivos.
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PERO ESTE SIGUIENTE RAZONAMIENTO PUEDE SER ERRONEO ya que dices:

En conclusión por el tiempo en que me sucedió todo que coincide; no me cabe ahora la menor duda de que bajando de peso y eliminando los excesos de grasa de mi cuerpo, puedo solucionar mis problemas.

Y NORMALMENTE NO FUNCIONAMOS ASÍ, LA ACUMULACIÓN DE GRASA, NO PROVOCA EL DESEQUILIBRIO DE SEROTONINA Y ESTE LA ANSIEDAD "DE LA RESPONSABILIDAD" SINO QUE EL PROCESO ES EL INVERSO, PARA ELIMINAR LA GRASA HAY QUE ELIMINAR LA PRIMERA PREMISA

1ª Elimino, sublimo, disuelvo, corrijo, reencuadro las situaciones que me crean ansiedad, al disminuir la ansiedad es más fácil llevar un régimen alimenticio correcto y esto y esa menor ansiedad (mental) nos lleva a una eliminación de grasa.
Tambien es verdad que a veces se instalan en nosotros ciertos patrones automáticos (aunque ya no sintamos ansiedad) y que a pesar de eliminar la ansiedad quiza sigamos teniendo cierta resistencia a la leptina, pero puede corregirse con tesón y trabajando algo ese subconsciente.

Pero acaso el saber popular, no llama a la barriguita de los hombres, ¿la curva de la felicidad?.

Y en este mundo puede ser una buena meta ¿no te parece?
lorenzomulanovich
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9/6/2002 : 9:09:23 AM      reply with quote

Completamente de acuerdo Raguel. Ahora en cuanto a controlar la ANSIEDAD; esta la estoy atacando por tres frentes distintos. Primero tomando mis antidepresivos; segundo, voy a iniciar a fines de mes una terapia cognitivo-conductual; y tercero, estoy probando con la autohipnosis, pero creo que algo estoy haciendo mal porque todavía no veo resultados.

Un Saludo;

Lorenzo
Raguel
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9/9/2002 : 1:10:07 AM      reply with quote
Hola LorenzoMulanovich, la autohipnosis es una técnica algo dificil de realizar uno mismo y de primeras. Lo mejor sería que alguien inicialmente te dirijiera y a partir de ahi, a partir de haber alcanzado ese "estado profundo" ese estado de conciencia alterada, es cuando ya estableces los mecanismos necesarios para alcanzarlo tu solo.
Llegar al "estado alfa" puede llevarte cierto tiempo y esfuerzo de concentración.
Suerte.
Saludos Raguel.
lorenzomulanovich
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9/9/2002 : 4:41:21 PM      reply with quote

Raguel; por tu respuesta me das a entender que eres un practicante de la autohipnosis. De repente tu puedes ayudarme a seguir una serie de ejercicios que me ayuden a llegar al tan ansiado estado Alfa. Dime; es impresindible que me inicie con la ayuda de un experto?

Un Saludo;

Lorenzo Mulanovich
Raguel
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9/11/2002 : 12:28:32 AM      reply with quote
Mi consejo si es que algo vale es que alguien te dirija para llegar a ese estado.
La forma más barata de hacerlo sería que tomases unas clases de.... no se si habrás oído hablar del Método Silva de Control Mental, el curso oficial es muy caro, pero hay gente muy bien preparada que lo imparte mucho más barato.
Informate, de gente o amigos que hayan seguido el curso y pregúntales.

Si conozco el tema bastante.
Saludos Raguel
lorenzomulanovich
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9/11/2002 : 12:17:01 PM      reply with quote

Hola Raguel;

Y que te parecen los cassettes de entrenamiento? Pueden suplir la terapia con un experto personal que tú me has recomendado?

En www.portaldehipnosis.com hay un Señor Valdivia que ofrece unos cursos de audio. Visitala y cuentame que opinas.

Un Saludo;

Lorenzo Mulanovich

Raguel
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9/12/2002 : 6:21:33 AM      reply with quote
Hola LorenzoMulanovich, he visitado un poco por encima el portal, he visto, he mirado y bueno creo que venderá muchos cursos y cassetes, porque el interés en la población general por la hipnosis y el mundo subconsciente, regresiones, parapsicología etc. va en aumento.

Pero una cosa es aprender de cassetes, videos, libros,etc, que se puede aprender, no lo dudo.
Y otra cosa es aplicar la tecnica sobre uno mismo.
Leemos un libro de culturismo pero el equipo de pesas y aparatos no nos lo incorporan, ni es interactivo el consejo mientras nos ejercitamos.
Leemos un libro de medicina pero no nos vacunamos con él, necesitamos de un equipo adicional.

En la hipnosis el rapport, ya lo habrás leido, es importantísimo, y esto es verdad, y durante la sesión la retroalimentación, la relación (por emplear una palabra más acorde al mundo virtual en que vivimos) es más interactiva que una partida de ajedrez; con quien dirije la inducción.

Así que escuchando un cassette tumbado en una cama o sofa, o simplemente sentado y aunque están concebidos para una sesión que sirva para todo el mundo (pero en una sesión colectiva) ya que en una sesión colectiva es imposible controlar solo por un operador los distintos niveles o situaciones a las que el sujeto está llegando, para una sesión individual no considero ese tipo de cassetes adecuados, porque vas a gastar poco o mucho dinero, pero te va a servir de poco.

Si quieres puedo mandarte vía email, cualquier texto de inducción.
Te dejo elegir si quieres entre una inducción de 20, 30 o 45 minutos, el texto que si quieres, podré enviarte, habra de ser leído lentamente, ya te daría alguna indicación más.

Una opción es que una persona de confianza y con una voz agradable, grabe una cinta con ese texto.
Eso te sale más barato que encargarla en cualquier portal.
Pero repito nada suple la presencia directa con un buen hipnologo.
Saludos, Raguel.


lorenzomulanovich
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9/12/2002 : 9:05:04 AM      reply with quote

Gracias Raguel. Por supuesto que me ayudaría mucho que me mandes el texto de la inducción. Si me conviene más de 20, 30,o 40 minutos; necesitaría que me mandes la más adecuada para un principiante como yo que le cuesta mucho concentrarse.

Mi correo personal es starpro@mulanovich.com.pe

Un saludo y gracias nuevamente;


Lorenzo Mulanovich



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