Mucho se ha escrito sobre el juego y el movimiento de niños y adolescentes, mucho se ha trabajado desde la Educación Física y los deportes en pos de incorporar el hábito del movimiento en edades tempranas y de tal forma evitar las consecuencias nefastas para la salud derivadas del sedentarismo, mucho se aconsejo la posibilidad de poder utilizar a las actividades físico motrices como estupendos y reales “Quemadores de calorías”, y a expensas de ello poder mantener un nivel de peso adecuado, un adecuado stress metabólico y la posibilidad de estimular funciones endocrinas, articulares, neuromusculares, óseas, ventilatorias y cardiovasculares y de tal modo poder controlar y disminuir las enfermedades no transmisibles derivadas del sedentarismo.
Seguramente estemos de acuerdo en lo anterior, pero a la luz de la realidad, la estadística nos muestra que avanzo ostensiblemente el porcentual de sobrepeso y obesidad en la población infanto - juvenil, paralelamente, y al amparo de un perverso sedentarismo que se fue instalando de a poco en nuestra sociedad y en el resto del mundo.
Ante tal situación hemos asistido a innumerables presentaciones sobre planes, estrategias y proyectos sobre como combatir este flagelo, pero poco se ha logrado, pues el problema no solo sigue existiendo, también crece y logra consolidarse paulatinamente.
En esos proyectos abundan los diagnósticos y las recomendaciones variadas, entonces podemos ver miles de consejos, sobre nutrición, hábitos de vida e influencia del entorno familiar en la adquisición de conductas nocivas, así como también nos hemos preocupado bastante por intentar difundir en la población , que las comidas rápidas (fast food) y el estilo de vida actual , no hacen mas que ir en desmedro de nuestra salud, sin dejar de lado que mas de una vez intentamos corregir conductas , muchas veces compulsivas que se desarrollan cuando un niño ingresa a un kiosco y quiere comprar para comer, muchas mas cosas que las que debería ingerir en varios días.
Pero finalmente el problema sigue creciendo a pasos agigantados, y de manera inexorable.
Probablemente la visión actual generada a través de un enfoque multidisciplinario sea la clave que nos permita enfrentar esta situación, sin dejar de comprender que ninguna de las áreas que confluyen en el tratamiento de la problemática que nos interesa, puede hacer frente a este mal de la modernidad POR SI SOLA.
Es así que desde el rol que me compete como especialista en el ejercicio físico y la motricidad humana, trataré en este artículo de poner foco sobre el juego y el movimiento de los niños, para poder a partir de allí, comenzar a trazar nuevas estrategias que puedan rescatar conceptos, acciones , intervenciones y metodologías conducentes a fomentar la posibilidad de desarrollo lúdico y deportivo , para intentar una estrategia que realmente pueda ser algo mas efectiva que las desarrolladas hasta el momento, pues las mismas no dieron resultado.
Partamos de la base que el juego es la expresión mas natural del ser humano y fiel representante de sus características. Es a través del juego que en más de una oportunidad podemos conocer profundamente a las personas, pues mientras jugamos, nos liberamos de nuestras ataduras tradicionales, para mostrarnos como realmente somos en esencia.
Es el juego el momento total de libertad y esparcimiento, que especialmente en la etapa escolar comienza a tener importantes características de desarrollo motriz, así y de manera muy marcada en esta etapa comienzan los juegos dinámicos que permiten grandes gastos de energía, y que obviamente son autorregulados por los niños , principalmente por sus sensaciones subjetivas de fatiga, comienzan a aparecer reglas y acuerdos que van generándose como estructuras de pausa, permitiendo de esa forma la recuperación orgánica, para el rápido reinicio de las actividades.
Seguramente deberán existir condiciones varias que actúen como situaciones favorecedoras del juego, podríamos desde aquí intentar ordenarlas e identificarlas para tener una pequeña guía que nos permita generar acciones que propendan a crear espacios de juego , por ejemplo en la escuela, y como propuesta directa para los recreos y momentos de tiempo libre.
Quizás para algún lector desprevenido esta propuesta pueda parecer redundante, pues seguramente muchos podíamos suponer que en todos los patios de escuela se efectúan juegos motrices, con características de alto dinamismo, pero en realidad y en la mayoría de los casos NO ES ASÍ, y lo destaco pues a partir de perder este espacio de multiestimulación bio-psico-social, estamos generando una serie de hábitos netamente conducentes al sedentarismo, pues de manera imperativa se les solicita a los niños que “NO CORRAN” en los patios escolares , y que se queden tranquilos , o sentados al sol o a la sombra , según lo amerite el clima, sin dejar de pensar que en ese mismo momento de pasividad ,( pues se les solicita que no corran, ni salten, amén de prohibirse que jueguen a “la pelota” ) los niños pasan por el kiosco escolar y adquieren una serie de productos que , en la mayoría de los casos distan bastante de los recomendados por nutricionistas y médicos pediatras, obviamente estoy hablando de su calidad y cantidad de calorías. Tambien debemos recordar que en la actualidad los juegos portátiles , o solamente los cargados en teléfonos celulares, así como también el uso del mensaje de texto ,son los perfectos condimentos para generar hábitos sedentarios, donde debería existir plenitud de movimiento.
Es así que nuestros escolares , en su mayoría y bajo la excusa de no generar situaciones que puedan terminar en accidentes en el patio escolar, pasan sus cuatro horas de cursada en situación sedentaria y con un escaso gasto calórico, salvo el día en que tienen su clase de Educación Física, que en la mayoría de los niños del país(Argentina) no es mas de una hora por semana, salvo honrosas excepciones de algunos distritos , que poseen hasta dos estímulos y en escasísimos colegios privados con orientación deportiva , en los cuales poseen entre tres y cinco oportunidades para hacer ejercicio, cabe destacar que en estos caso, que son los menos, estamos hablando de colegios privados de doble turno y una elevada cuota mensual.
Una de las situaciones mas complejas en cuanto al desarrollo de conductas humanas es el desarrollo de hábitos, en cuanto se intenta que estos hábitos tengan una dirección específica, en este caso de salud, y quizás la escuela por ser un sitio de permanencia importante en la vida de las personas, deba y pueda ser el espacio adecuado para esta tarea, recordemos que durante los primeros 18 años de vida, permanecemos 15 en la escuela, creo firmemente que en la misma se nos abre un enorme abanico de posibilidades para generar situaciones que terminen en adquisición de hábitos de vida saludable.
Retomando conceptos previos veo importante generar una serie de acuerdos entre quienes son responsables de los niños en el ámbito escolar, y de esa forma dinamizar los espacios de recreo.
Sigo afirmando esta propuesta a sabiendas que un niño tiene 30 minutos de recreo por día, divididos en tres bloques de 10´, o sea 150 minutos por semana, sabiendo que en Argentina los niños concurren 5 veces por semana a la escuela, calculando mensualmente son 600 minutos, que traducidos a horas representan 10, o sea 10 horas mas por mes de ejercicio, ahora libre, espontáneo, y con las distintas características que van adquiriendo conforme a la evolución psíquica de los participantes, quiero entonces seguir calculando , y poder pensar que multiplicado por los nueve meses de clase , este valor alcanza la cifra de 90 horas jugadas al año y con una cantidad de actividad física que podría potenciar ostensiblemente todos y cada uno de de los parámetros de salud de los niños, dado que potenciaría al ejercicio físico pautado en la planificación escolar.
Ante lo expuesto deberían generarse entonces acuerdos entre quienes componen la comunidad de cada escuela para que,1) no existan focos de peligro en los patios,2) Puedan asignarse sectores especiales de los patios para cada grupo de edad y a su vez que estos sectores sean observados por los docentes,3) Que se estimule al juego desde el aula, y desde el aprendizaje de nuevas actividades, el respeto de reglas , el jugar por placer, y la necesidad de que exista el otro, actor indispensable para la consolidación del espacio lúdico.4) Sería muy bueno retomar juegos tradicionales cargados de actividades motrices, y con componentes esenciales de la motricidad humana, tales como correr, saltar y arrojar. Recordemos algunos juegos tradicionales con estas pautas, a) Saltar la soga, b) Jugar a la rayuela, c) El juego del elástico, d) el patrón de la vereda, e) el matasapos , sin olvidar los juegos de persecución tales como , f) el poli ladrón y las manchas, g) juegos de puntería que conlleven sensibilidad, percepción, y atención focalizada, y obviamente con el correr del tiempo, lo mismos seguirán complejizándose , e inclusive tomarán variantes propias de la actividad, o de actividades y experiencias transferibles. Estos son solo pequeños ejemplos de acciones que intentan aportar desde lo ilustrativo, cualquier manual de juegos puede generar información mucho más valiosa sobre juegos por períodos etareos y sinfines de complejizaciones y variantes.
Otro aspecto netamente destacables es el de pensar que durante el juego se alejan la tensiones del aula, ya que no solamente pensamos en lo lúdico como instancia fisiológica, seguramente este tipo de propuestas pueda ordenar los recreos desde lo social, evitando así situaciones poco deseadas y complicaciones conductuales, que pueden llegar a surgir, de la misma forma que surgen entre cualquier grupo de pares. En pocas palabras, el juego podría hasta canalizar ciertos arrebatos de violencia que se generan a diario en el ámbito escolar, aplicando programas bien pautados.
Frente a lo expuesto que es contundente en si mismo, me queda finalmente una reflexión, fue fácil perder, nuestra larga tradición de juegos motrices en el patio escolar, pero sería fácil también recordar los juegos populares que cada uno pueda recopilar e intentar remozarlos, sacándolos del arcón de los recuerdos, para que nuevas generaciones puedan incorporarse al ejercicio corporal, al trabajo muscular, al esfuerzo que significa jugar bien, y disfrutar de ello.
Independientemente del gasto energético, el volumen de ejercicio, el balance calórico, y toda la estimulación positiva que podamos generar para mantener nuestro estado de salud, recordemos que el juego nos hace libres, y crecer jugando es crecer en libertad.
*Profesor Rubén Ayala – U. N. L. P. / Ministerio. De Salud de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
