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Importancia del Deporte como contenido didáctico-pedagógico de la Educación Física en la Escuela Primaria

Texto Extraido del Libro “El Deporte Escolar en la EGB II”

Autor: Lic. Alejandro B. Bottai - 06/06/2007 - 57236 lecturas.


El Deporte constituye un prodigio social de primera magnitud por su carácter masivo y su fuerza movilizadora, con implicaciones e influencias en los ámbitos más diversos de la sociedad, desde hábitos y modas, economía y consumo, ocupación del tiempo libre, hasta las relaciones colectivas y de comunicación.

Es un objeto de profunda actualidad, que como fenómeno de masas se ha transformado en una de las características distintivas del siglo XX, definido por Francois Mauriac, premio Nóbel de literatura como “el siglo del deporte”.
Como producción de la cultura ha adquirido una gran presencia en todo el mundo, acompañando el proceso de globalización. Como suele ocurrir en muchas estructuras, la parte influye sobre el todo y en cierta medida, es el deporte uno de los condicionantes de multitud de formas culturales contemporáneas.

Resulta difícil encontrar una cultura o civilización por más milenaria que ésta sea que no haya tenido dentro de su forma de vida la práctica de alguna actividad deportiva que refleja una parte muy importante de la esencia de sus pueblos.

Durante mucho tiempo ha despertado un gran interés no solo por parte de sus practicantes y aficionados sino también por parte de diferentes ciencias que a través de los años han logrado encontrar dentro de los contextos deportivos variados objetos de estudio. Es así, como es analizado cada vez con mayores elementos científicos, lo que permite tomar en cuenta no sólo aquellos elementos ejecutivos de las actividades deportivas, sino también aquellos elementos que antes se imaginaron intangibles y con poca importancia para el desarrollo de las actividades deportivas.

Los valores que difunde el deporte y que se plasman en su práctica, constituyen un aporte fundamental en la etapa formativa y de crecimiento espiritual y físico de los seres humanos.

Su práctica adecuada contribuye a la construcción de un modelo de sociedad marcada por la armonía social.
En su manifestación colectiva, alienta el trabajo en equipo poniendo en marcha los valores que le son inherentes como la solidaridad, la conjunción de voluntades y la fraternidad.

El deporte también democratiza porque iguala a las personas en la afición o en la pasión por él, sin distinción de ningún tipo. Asimismo, es un factor de unión y las convierte en participes de un interés común; las diferencias son abolidas y las fronteras físicas, económicas, ideológicas, raciales, religiosas y sociales se desvanecen.

El deporte fortalece el espíritu y contribuye a que los seres humanos desarrollen sus potencialidades físicas y mentales.
Es una de las actividades más populares del mundo, provocando que desde temprana edad, en su niñez, el ser humano sea motivado a su práctica.

La importancia de la actividad deportiva en la etapa infantil es decisiva para el desarrollo de la vida futura.
Es en esta edad, la de la “genialidad”, cuando se puede crear y establecer el “hábito” de practicar deporte, asegurando en el niño, la fijación de conductas motoras permanentes y la asimilación e interpretación de normas y valores éticos que el deporte conlleva para poder aplicarlos en cada acto de su vida.

Uno de los criterios que deben predominar, sobre todo, a la hora de establecer una edad para comenzar la iniciación deportiva, es el salvaguardar los intereses personales, presentes y futuros, de dicho niño o niña (entendiendo tales intereses desde el punto de vista de su desarrollo personal, de su salud y de su calidad de vida, lo que implica que en la determinación del proceso de iniciación deportiva, y en el desarrollo de dicho proceso, se tengan en cuenta aspectos tales como el grado de maduración motriz y psicológica, sus conocimientos y capacidades, sus intereses y ritmos de aprendizaje. Dicho criterio debe prevalecer en cualquier ámbito de iniciación y práctica deportiva, por lo que cabe situar la finalidad de la iniciación deportiva en torno a propósitos tales como el desarrollo y mejora de la competencia motriz y toma de conciencia de la misma, la adquisición de conocimientos, actitudes y valores, la consecución progresiva de autonomía y de capacidad crítica en el marco del aprendizaje y de la cultura deportiva, la promoción de su adecuada integración e interacción social, el incremento de su bienestar personal presente y futuro.    
 
... “a partir de los seis o siete años el niño y la niña ya pueden tener sus primeras experiencias en el campo de la práctica deportiva... tomando como premisa básica el carácter lúdico y formativo... es conveniente que hasta los diez años de edad aproximadamente dicha práctica se establezca, sobre todo, entorno a aspectos tales como el conocimiento y la familiarización con una gran diversidad de modalidades deportivas, la consolidación y refinamiento de sus habilidades motrices básicas (esquemas motores generales y capacidad de ajuste de los mismos a situaciones concretas), el desarrollo paulatino del pensamiento estratégico, la iniciación al conocimiento y a la reflexión sobre sus acciones, la contribución a su desarrollo y equilibrio personal, el aumento de sus capacidades de actuación e inserción social, la relativización de la importancia del rendimiento y de los resultados de la competición.

Entre, aproximadamente, los diez y los doce años, sin abandonar totalmente el planteamiento señalado anteriormente, es posible y conveniente ampliar y profundizar en algunos aspectos de la práctica deportiva, incidiendo en factores tales como, por ejemplo, el aprendizaje de los aspectos técnicos básicos de las habilidades específicas y el enriquecimiento de los esquemas motores correspondientes, el desarrollo del pensamiento estratégico colectivo en sus formas elementales, el aumento de la autonomía y de la cooperación en el desarrollo del juego – aceptación y respeto a las reglas, asunción de responsabilidades, cumplimiento de funciones...-, la valorización del propio esfuerzo y de los compañeros y compañeras, el conocimiento de la relación entre sus acciones y el efecto que producen en el juego, la toma de conciencia de la importancia del trabajo en equipo”... [i]
 
Entre los 7/8 y 11/12 años de edad, momento en que el niño asiste a la educación general básica en su segundo ciclo, las bases psicofísicas son extremadamente favorables para la adquisición de habilidades motrices. La ampliación del repertorio de gestos y la mejora de las capacidades de coordinación constituyen el núcleo de la formación deportiva. El niño es capaz y, lo que parece más importante, dispuesto a aprender una multitud de habilidades y destrezas. Los niños son todavía, en estas edades, muy dependientes de los adultos, lo que favorece su instrucción, les interesa la conquista expansiva de su entorno, aún son creyentes sencillos y en relación poco críticos y por su reducida capacidad crítica, los niños aprenden todavía con menos problemas, de forma acrítica y por ello natural.

El deporte al ser una práctica corporal y motriz establece múltiples relaciones con la Educación Física.
 
“A lo largo de la historia de la Educación Física escolar, el deporte ha mantenido, al mismo tiempo, una relación de empatía y de conflicto con las finalidades de la escuela. Desde los consejos de los pedagogos de las primeras décadas del siglo XX a favor de la gimnasia metódica, en contra de los juegos con carácter sportivo y competitivo, pasando por las décadas del 30 y del 40 hasta llegar al presente, su inclusión como contenido del currículo escolar ha sido de debate.

Por un lado, se lo considera una práctica que posibilita la construcción de relaciones sociales democráticas y el aprendizaje de contenidos fundamentales para el desempeño ciudadano. Desde la perspectiva opuesta, se señala que constituye un reducto de virilidad, un espacio poco apropiado para desarrollar la equidad genérica y que, como práctica teñida por características estructurales y aspectos meritocráticos de la sociedad capitalista, puede reforzar estas condiciones e ideología dentro de las escuelas”. [ii]
 
Teniendo en cuenta todas las afirmaciones hasta aquí expuestas la Educación Física no puede eludir la responsabilidad de enseñar deportes y destacar la importancia de no negar el deporte en la escuela, considerando este contenido por su potencialidad pedagógica.

El final de siglo ha sido testigo de toda una revolución en el ámbito de la investigación de las Ciencias del Deporte, donde una prolija literatura aparecida en los años noventa ha tratado de desmitificar los argumentos esgrimidos en contra del deporte en la edad escolar y en la Educación Física. El docente de Educación Física tendrá la idoneidad y formación que implica conocer las necesidades y peculiaridades del niño, sus expectativas y limitaciones, y otorgar a esta actividad deportiva una clara definición educativa, tratando de mantener sus elementos característicos eliminando sus posibles expresiones enajenantes; dando prioridad a los aspectos lúdicos, favoreciendo estilos de vida saludables, aumentando las posibilidades de opción y elección por parte de los niños, acrecentando las fortalezas de éstos y manteniendo un alto poder de atracción y retención. 

Para algunos existen debates, en términos que pueden involucrar a las actividades deportivas en la escuela, que no están aún sensiblemente desarrolladas o cuanto menos gozan de falsas polaridades (competencias versus no-competencias o más recientemente: juegos deportivos versus juegos cooperativos). El movimiento exige la presentación, la competición, el juego y la lucha. Sin competición la enseñanza se gasta sin objetivo ni orientación.
 
“Desde le momento en que se toma la decisión curricular de considerar el deporte como contenido de la Educación Física, debe incluirse la competencia deportiva. El fin estratégico del aprendizaje deportivo y de la preparación es jugar con otros, medirse, para resolver simbólicamente el conflicto con la otra parte, el rival. El deporte se organiza en torno a la competencia, la confrontación con el otro (con compañeros del otro curso, con los de otro/s cursos, con otra/s escuela/s). Esto no significa asumir para la escuela la lógica competitiva del deporte institucionalizado. En el Deporte Escolar, la competencia es para todos los alumnos y las alumnas en igualdad de oportunidades, más allá de las posibilidades de rendimiento de cada uno. Es tarea de la Educación Física diseñar instancias de competición inclusivas y masivas, torneos deportivos en los que todos los chicos y las chicas puedan confrontarse con otros, medirse y medir los aprendizajes de todos y cada uno, y contar con el triunfo o la derrota”[iii].
 
Para otros, el hecho de que el deporte no sea un producto educativo en su origen, hace que su introducción en la escuela se haga siempre como un mimetismo del deporte de adultos, y más aún del deporte de elite y del deporte espectáculo, y que primen en él más los objetivos estrictamente deportivos que los educativos. El Deporte Escolar no sostiene, exclusivamente, una práctica deportiva discriminatoria, con organización institucional reproductora de esquemas propios de otros ámbitos e intereses que no resulta pertinente para que la mayoría de los alumnos se inscriba en ella. Esto no significa que los alumnos con habilidades e intereses particularmente definidos hacia el deporte competitivo, no puedan participar en torneos o encuentros organizados con tal finalidad, pero siempre que esto no atente contra la mayoría que pierda su única posibilidad de encontrase con el deporte, cuando todos los esfuerzos-políticos, económicos, educativos- se centran en que una minoría disfrute de sus beneficios.
 
“No se trata pues, de educar para el deporte, como si éste fuese el coronamiento de la Educación Física, sino de educar a través del deporte. No hay oposición, además, entre deporte y Educación Física, ya que la actividad deportiva es considerada como un sistema de Educación, tanto sea entrenamiento físico o simplemente recreación”. (A. Listillo 1959)
 
En los últimos 40 años, ha pasado a ser un contenido prevaleciente en las clases y programas de Educación Física de todo el Mundo.

El Deporte emerge como un contenido altamente significativo de la educación actual y es la Educación Física la disciplina que, dentro del sistema educativo, se encarga de su implementación.
La Educación es un componente esencial para enriquecer el capital humano, y una de sus principales vigas es el deporte practicado en la Educación Física escolar que apuntala así, la formación integral del individuo, visto como un sujeto de múltiples dimensiones y no particularmente.

El movimiento es humano, y el hombre es una unidad dinámica bio-psico-social. La motricidad ya no se puede analizar únicamente desde el punto biológico, sino asumir la repercusión que la misma posee sobre todas las dimensiones del ser humano, superando la visión positivista de que el movimiento es predominantemente un comportamiento motor.

El “movimiento” educa para producir o para transformar los valores, ideales y actitudes de quien lo practica, y por lo tanto quien enseña deberá poseer un diseño de hombre y de sociedad a los cuales aspire y vaya construyendo.
 
“Una concepción integral de la Educación Física permite entender la misma como una educación del ser humano centrada en el cuerpo y en el movimiento y, a través de ellos, de los demás aspectos de la personalidad, cuyo fin último es conseguir un conocimiento de sí mismo y una adaptación más perfecta al entorno natural, físico y social”.[iv]
 
El movimiento es una constante en la vida del hombre. A través del mismo, exterioriza sus necesidades, instintos, motivaciones, se comunica, expresa, relaciona, conoce y se conoce, aprende a hacer y a ser.
Por lo tanto la educación a través del cuerpo y del movimiento no puede reducirse a los aspectos perceptivos o motrices, sino que implica, además, aspectos expresivos, comunicativos, afectivos y cognitivos.
 
“La evolución de la motricidad humana se atribuye a las formaciones y transformaciones biológicas del organismo ligadas al crecimiento, y en parte a las solicitaciones puestas en la vida de relación en todas sus formas”.[v]
 
El movimiento, que es junto a las percepciones, la primera forma de conocimiento, pone al hombre en contacto con el mundo que le rodea proporcionándole, en consecuencia, medios para lograr su progresiva madurez, y, por su parte, el psiquismo cada vez mas maduro y equilibrado dirige el movimiento haciéndole más perfecto y adecuado a sus fines. Según el niño/a va madurando la independencia de psiquismo y motricidad se acentúa pero, sin llegar nunca a un total divorcio puesto que cualquiera de estos aspectos, durante toda la vida, puede influir en el otro. Un ejemplo de esto es la influencia del deporte en el equilibrio afectivo, la pasividad que produce en los momentos de depresión, etc.

La educación motriz se apoya en la visión global de la personalidad, considerando la dimensión corporal como un aspecto más del proceso total de aprendizaje, pero situándolo en primer lugar, pues sólo cuando se han logrado superar estas etapas iniciales del desarrollo se pueden abordar con éxito las demás actividades. Jean Jacques Rousseau lo expresa así:
 
“para aprender a pensar es preciso ejercitar nuestros miembros, nuestros sentidos, nuestros órganos, que son los instrumentos de nuestra inteligencia”
 
“La Educación Física debe estar encaminada a la consecución de finalidades higiénicas, éticas, morales y de economía y eficiencia en el movimiento que se concreten en el conocimiento corporal, el dominio de la motricidad espacial y la implicación de cada uno en las relaciones afectivas que se establecen en torno a la actividad física y deportiva”.

A través de la práctica deportiva, en particular, se realizan las solicitudes hasta promover las manifestaciones de movimiento de valor más elevado y perfección, y en esto está reflejado gran parte del valor educativo de la actividad deportiva.

La Educación Física es un concepto globalizador y el deporte como contenido curricular o Deporte Escolar es su parte más relevante.
 
“Se podría definir al Deporte Escolar como una “Actividad física-motriz, lúdica y reglada, adaptada al nivel evolutivo del niño y a las circunstancias en la cual se desarrolla, practicada en la escuela por los alumnos como un contenido programático de la asignatura Educación Física”.
 
El Deporte entendido predominantemente como juego deportivo colectivo y las distintas formas en que esté representado, es el contenido lógico e indispensable que el docente de Educación Física debe promover y desarrollar en la escuela, reflexivamente tratado con sus alumnos; la tarea será enseñar a jugar, suponiendo esto apropiarse de los diferentes principios del juego y Jugar no es poca cosa, jugar implica saber, saber hacer y valorar.
El juego modifica a la persona que juega. Un niño o una niña que juegan desarrollan sus percepciones, su inteligencia, sus tendencias a la experimentación, sus instintos sociales, etc. la privilegiada relación que el juego establece entre la realidad interior y exterior, la posibilidad que brinda de moverse en un espacio intermedio, lo vincula al ejercicio de la imaginación, la invención y la expresión creadoras, proporcionando a niños y niñas una zona de actividad libre de asechanzas, una área de experiencia sin apremios ni sanciones, que les permite asimilar la realidad a su yo y descansar de las exigencias de adaptación que el medio y los adultos imponen.
 
“Decididamente, el juego es algo más que un fenómeno meramente fisiológico, ya que tiene un significado social. En el juego, entra en juego algo que rebasa el instinto de conservación y que le da un sentido de ocupación vital. Hay dos aspectos fundamentales que caracterizan al juego: es una lucha por algo o una representación de algo.” (Enrique Pichón Rivíere 1996/67)
 
Los juegos deportivos proporcionan el marco para la exploración de los comportamientos de cooperación, oposición, comunicación y contracomunicación motriz, imprescindible al desarrollo de la inteligencia táctica y estratégica o capacidad de anticipar y resolver situaciones; y es imprescindible para el adecuado desarrollo integral del niño; existen razones de orden fisiológico, psicológico, sociológico, antropológico y pedagógico que así lo sustentan. Facilitan los aprendizajes significativos por sus grandes aportes didáctico-pedagógicos. Aportando, además,  las relaciones entre iguales, que permiten canalizar el diálogo, acordar, elaborar, adaptar y/o modificar reglas, es decir, asegura la evolución social del grupo en todas sus vertientes y en la progresiva socialización, el juego representa un valor cultural, constitutivo de lo que bien suele llamarse la “sociedad infantil”.
Desde la perspectiva de la socialización, el deporte puede materializarse en diversas situaciones sociales entre las que se encuentra la Escuela. Existe un amplio acuerdo en reconocer el elevado potencial socializador del deporte:
 
“El Deporte puede favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas de la sociedad, reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y la solidaridad. Además, parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos individuales y colectivos aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a encontrarse en otros campos de la vida.” (W.A.A., 1996)
 
El Deporte Escolar, básicamente, al brindar la posibilidad de practicar diversas actividades, representa la iniciación deportiva generaliza multilateral, ya que está demostrado que con una preparación multifacética, se consiguen mejores resultados, debido a que el alumno domina una mayor cantidad de movimientos, tiene un mayor dominio de sus conductas motrices y, en consecuencia, está  en condición de asimilar las técnicas y los métodos de enseñanza más complejos, partiendo del principio de que los aprendizajes nuevos nacen sobre la base de otros ya adquiridos.

Se ha demostrado que la predicción de modelos activos en el estilo de vida adulto pudiera hacerse a través de la participación deportiva durante la niñez y la adolescencia, ya que al haber obtenido una óptima habilidad en estas primeras edades, se estimula el interés y participación para los períodos de vida posteriores.
Los niños que participan en actividades deportivas reflejan el interés de sus padres para que realicen dichas actividades, fundamentalmente si éstos han practicado de forma placentera.
El Deporte Escolar preparara al alumno para el uso del tiempo libre, de no trabajo: para que sea un tiempo de posibilidades formativas y humanizadoras, contribuyendo a desarrollar la imaginación creativa y la inteligencia critica, donde cobra especial significatividad la educación en valores, al tener presentes la igualdad de oportunidades entre los sexos, y comprendiendo al alumno como un ser relacional, que se relaciona consigo mismo, con los demás y en el medio.

Estos valores, surgidos desde el Deporte Escolar serán trasladados a la vivencia del tiempo libre como una autentica alternativa a otra serie de contravalores que nada facilitan el crecimiento personal. Durante la adolescencia el grupo de amigos tiene la capacidad de favorecer o no el proceso iniciado en la familia, ya que si dicho grupo presenta actitudes pasivas, es más factible que el joven tienda hacia ellas.
El valorque se le debe dar a la realización de actividades deportivas dirigidas al uso del tiempo libre adquieren relevancia en la niñez e inicio de la adolescencia, estas juegan un papel importante en la evolución psicológica y social, así como en el crecimiento y desarrollo corporal, el aprendizaje motor, y la aptitud, es una etapa óptima para transmitir y concienciar a los niños sobre los beneficios de la práctica deportiva y aprovechar las edades sensibles para el correcto desarrollo de los distintos aspectos y cualidades físicas.

La práctica de juegos y deportes, como actividad física por excelencia, posee efectos favorecedores del proceso de crecimiento entre los niños y jóvenes, es un medio, entre otros, de asegurar un crecimiento físico normal.

Es conocido el efecto estimulador que sobre el tejido óseo, muscular y órganos internos poseen las actividades físicas (Aahper, 1968). Larson es de la misma opinión al exponer que el estrés dentro de límites funcionales favorece el crecimiento de los huesos, siendo la inactividad un factor negativo. Las fuerzas mecánicas estimulan el crecimiento no sólo en longitud, sino también en anchura y en densidad, de ahí que el crecimiento óseo con claro componente genético, esté dependiendo de las fuerzas biomecánicas.
El crecimiento longitudinal del hueso es debido a la proliferación de las células subepifisiarias favorecido por la acción excitadora de las presiones. Del mismo modo el crecimiento en latitud está muy influido por la acción de los músculos insertos en la periferia. La práctica deportiva eleva el nivel de fuerza de los niños (Manderl, 1984). Paritzcova demostró que los niños que participaban asiduamente en actividades físicas poseían un porcentaje mayor de tejido magro que los más inactivos.

Los saltos, las carreras, lanzamientos, etc., se convierten en elementos favorecedores del desarrollo muscular y por lo tanto de la fuerza.

El factor cardiovascular es de primer orden en el mantenimiento de la salud. Los niños responden al parecer adecuadamente, a los esfuerzos de larga duración como lo hacen los adultos. De no existir ninguna alteración cardiaca o enfermedad excluyente, no hay riesgo de sobrecarga, ya que los fenómenos adaptativos son similares a los adultos. Se deberían resaltar los perjuicios que la inactividad puede provocar en el organismo infantil.

Se puede afirmar que los niños de manera natural en sus juegos infantiles realizan verdaderos interval-training.

La resistencia cardiovascular o endurecimiento como factor que mejora la relación cardiopulmonar y aporte de oxígeno, necesario a los músculos estriados, es un elemento importante para lograr un desarrollo corporal óptimo.

La flexibilidad es la capacidad de movilizar una articulación hasta su máxima amplitud, lo que requiere el concurso de todos los elementos constitutivos de cada articulación. El apogeo de esta capacidad coincide con el paso de la infancia a la adolescencia, perdiéndose después progresivamente. Durante la actividad física, conseguir flexibilidad óptima permite mayor fluidez y amplitud de los movimientos, lo que mejora la capacidad infantil para evitar lesiones de tejidos blandos, desgarros musculares o ligamentosos.

Las reacciones fisiológicas y biomecánicas del organismo en la actividad física normal influencian favorablemente el crecimiento sin oponerse a los bagajes genéticos (Malina 1980). Estos efectos sólo aparecen cuando la alimentación es satisfactoria y en ausencia de enfermedades.

La practica deportiva regular prolongada actúa favorablemente sobre la regulación del peso, la cantidad del tejido adiposo, la mineralización ósea, las funciones cardiorrespiratorias y musculares., la relación músculo-grasa, el metabolismo.
El deporte practicado en la Escuela durante la infancia implicará apropiarse de diversos contenidos que se desarrollan en cuatro planos: 1. el del juego (que incluye la formación táctica); 2. el de la motricidad (entendida como formación motriz de base, especial y formación técnica especifica) 3. el de las capacidades condicionales (que les permiten y posibilitan jugar más y mejor); el social-psicológico (que supone la preparación grupal y la formación individual para participar mejor en un juego colectivo).

Por consiguiente la actividad física y deportiva no es solo divertimento, es salud y mucho más. Facilita el desarrollo integral del niño, lo prepara y educa mediante conductas y actitudes que luego deberá aplicar a situaciones de la vida social y laboral y, además, lo estimula para la convivencia con los demás y a la aceptación de normas para saber después conducirse en otros ámbitos de la vida.

Esto puede lograrse en la Escuela donde se dan las condiciones propicias a través de las prácticas deportivas en la Educación Física, pero siempre respetando las capacidades y motivaciones personales de cada niño, adaptando las actividades deportivas a sus posibilidades y velando para que se convierta en un elemento de integración y socialización.
 
Es en la Escuela donde se debe organizar, en primera instancia, la actividad deportiva física. Se debe potenciar el deporte y hacer de él la primera de las actividades educativas dentro del campo curricular de la Educación Física.

La actividad deportiva como contenido curricular de la EducaciónFísica reúne las condiciones necesarias para ser uno de los medios pedagógicos más importantes de la Escuela en la realización de la labor educativa.
La gran mayoría de la población de nuestro país no tendría acceso a una Educación Física sistemática de no ser por el sistema educativo escolarizado, en él, el niño podrá desarrollar sus habilidades motoras básicas y aquellas específicas que le dan acceso a las técnicas de los deportes de su interés y que le signifiquen otra posible vía socialmente reconocida de relacionarse y crecer. La Escuela, formal y sistemática, es el espacio educativo por excelencia, dado que la accesibilidad masiva y obligatoria, con profesionales de la Educación Física, compenetrados y formados especialmente para esta función, puede posibilitar en un marco de contención permanente, a toda la población infanto-juvenil, cualquiera sea su origen y comunidad: desenvolver sus necesidades lúdico-deportivas, facilitar la igualdad de oportunidades para la práctica libre de múltiples alternativas de actividad deportiva, contemplar el sentido de pertenencia e inclusión y, consecuentemente, la prevención de conductas escapistas y riesgosas para la salud y equilibrio personal de los alumnos, garantizar el derecho a la Educación Física y por consiguiente, como contenido de ésta, al Deporte escolar.

Por eso, todo lo que se destine al deporte en la escuela, como contenido educativo del Área Educación Física, es una inversión, no un mero gasto; no solo por la importancia que revisten los aspectos más relevantes que lo caracterizan, sino también, por su transversalidadcon contenidos de otras áreas curriculares.
 
Estos argumentos manifiestan porqué los principales esfuerzos de los que tenemos una responsabilidad pública en el tema, deben estar dirigidos básicamente al “Deporte Escolar” desarrollado por los alumnos con edades que oscilan entre los 8 y 12 años.
 
”EL DEPORTE ESCOLAR EN LA EGB II”: DE ALEJANDRO B. BOTTAI (LABORDE EDITOR 12/04)-EXTRACTO DE LA FUNDAMENTACIÓN DE ESTE TRABAJO EN SU PARTE TEORICA, QUE ABARCA UN ESTUDIO DE INVESTIGACIÓN REALIZADO EN ESTE CAMPO Y EN EL CAMPO PRACTICO SOBRE EL LUGAR QUE OCUPA EL DEPORTE EN LA EDUCACIÓN FÍSICA DEL NIVEL PRIMARIO ESCOLAR. [vi]

[i] Buendía, Roberto Velásquez: Sobre la edad apropiada para el comienzo de la práctica deportiva. Art. Revista Digital. http://www,efdeportes.com Buenos Aires- Año 8- Nº 57-Febrero de 2003
[ii] Aisenstein, Ángela y Perczyk, Jaime: Los juegos deportivos. Revista el Monitor de la Educación. Año 2–Nº 3. Buenos Aires. Julio 2001. Pág. 50 
[iii] Aisenstein, Ángela y Perczyk, Jaime: Los juegos deportivos. Revista el Monitor de la Educación. Año 2-Nº 3. Buenos Aires. Julio de 2001. Pág. 52  
[iv] Diseño Curricular Jurisdiccional de la Provincia de Santa Fe. 1997. Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe. Área Educación Física. Pág. 219.
[v] Guía Técnica del voleibol. Centro CONI (Comité Olímpico Nacional Italiano de Orientación del Deporte). 1er Fascículo Pág. 13 

Fuente: PortalFitness.com
http://www.portalfitness.com



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