Primer informe del
gobierno sobre el desmanejo de los recursos naturales.
Consecuencias de aquí a 20 años.
- La mitad de los bosques nativos
podrían perderse por la expansión de cultivos, especialmente
para cultivar soja transgénica. “La Argentina se encuentra
en estado de emergencia forestal”. Increíblemente, o no,
muchas constituciones provinciales promueven el desarrollo
agropecuario a través de incentivos para avanzar sobre los
bosques.
- Esos mismos cultivos, luego de una
alta rentabilidad en los primeros años, producen deterioros,
a veces irreversibles, en los suelos.
- Los cambios en la fauna llevan a la
expansión de especies transmisoras de enfermedades como el
mal de los rastrojos y la lepra.
- El notorio incremento en el uso de
agroquímicos del empleo de fertilizantes y de herbicidas en
la última década que, junto con la construcción de represas
hidroeléctricas, han provocado alteraciones climáticas e
hidrológicas. Se ha visto así, afectada la diversidad de la
biodiversidad faunística que produce un impacto negativo en
los ecosistemas locales. Esto posibilita la proliferación
de transmisores de zoonosis o enfermedades graves como el
Chagas, tuberculosis, lepra, mal de los rastrojos, etc..
- La falta de desagües cloacales, que
afecta al 60% de la población, contamina, no solo a los
ríos, sino también las napas de agua “potable” y genera
enfermedades como la hepatitis vírales y la fiebre tifoidea.
- Por el ascenso del nivel del mar,
producto del cambio climático, “las áreas bajas, con cotas
menores a cinco metros, empezaran a inundarse. Se sabe que
la localidad General Lavalle será la más perjudicada de
todas. Ya que su cota es de 2,5 metros.
- Por el calentamiento global, producto
de la industrialización desmedida y descontrolada, que
provoca cambios climáticos, en veinte años lloverá, con sus
correspondientes inundaciones, donde hoy hay sequías y,
habrá sequías, con sus correspondientes incendios, donde hoy
hay lluvias. Los expertos dicen que si no se reducen las
emisiones de gases, el mundo corre peligro.
- La sobreexplotación, por la falta de
una regulación de parte del estado, de la pesca
indiscriminada, pone en peligro la extinción de algunas
especies de nuestra fauna marítima.
Este informe,
denominado “Geo Argentina 2004”, fue redactado por un equipo de
especialistas y está suscrito por Atilio Sabino, secretario de
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y forma parte de
un convenio con las Naciones Unidas.
Aún sabiendo esto,
el estado todavía no tomó cartas en el asunto. Y como siempre,
esperaremos que estos desastres ocurran para ver cuales son las
soluciones posibles. Típico de nosotros (caso: inundaciones en
Santa Fe). Buena herencia estamos dejando.
Pero,
“inentendiblemente”, los países responsables de estos futuros
desastres, los más industrializados y ricos del planeta, no
quieren firmar el protocolo de Kioto.
Seguramente el
lector se estará preguntando, qué tiene que ver esto con la
actividad física. La intención de éste ensayo es demostrar la
similitud que hay entre, el descuido y/o desmanejo del estado
sobre las prevenciones que debería tomar hoy sobre las
consecuencias de las modificaciones climáticas y el descuido y/o
desmanejo sobre el avance de las enfermedades, algunas ya
consideradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de
epidemias, como las consecuencias del sedentarismo, de la mala
alimentación y de los malos hábitos de la vida moderna.
Después de ésta
visión apocalíptica de lo que vendrá por el maltrato del medio
ambiente, se analizará el descuido que tiene el Estado sobre el
cuidado de la salud publica y sus consecuencias económicas.
La proyección a
futuro, inevitable y lamentablemente, también es apocalíptica.
Necesitamos urgente
un protocolo sobre cómo cuidar la salud.
Algunas
consideraciones para tener en cuenta.
Sólo 2 de cada 10 argentinos
hace alguna actividad física. De los más de 33.000.000 de
habitantes, 1.800.000 argentinos dedican de 2 a 3 horas
semanales a realizar gimnasia o fitness en los 2.900 gimnasios
que hay en el país, según una encuesta de Gallup. Otra
estadística dice que sólo el 4,4 % hace gimnasia en los
gimnasios (revista Mercado Fitness). El 60 % de los varones y
el 75 % de las mujeres entre 25 y 70 años todavía no realiza
ningún tipo de actividad física. Clarín 11-12-03.
Analicemos también las
consecuencias.
“La diabetes ya suma casi 200
millones de víctimas en todo el mundo, es la causa del 30% de
las muertes en la mayoría de los países”. “Las perspectivas no
son muy alentadoras: se estima que en 20 años los enfermos serán
más de 330 millones”. “En la Argentina hay casi 3 millones de
diabéticos: el 10% tiene diabetes tipo 1 (inevitable por ser
genética) y el resto tipo 2. Y más del 30% desconoce que la
tiene”. Las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebro
vasculares son entre 2 y 4 veces mayor en los diabéticos que en
los no diabéticos”. “Es la principal causa de cegueras en
adultos de 20 a 74 años y la principal causa de enfermedad
renal terminal”. Mariana Iglesias. Clarín 29/9/04.
Y saben qué... se podría evitar.
Esta simple recopilación de
datos nos puede servir para desarrollar un buen programa
preventivo de salud ahora... o para nada.
O nos ponemos a planificar ya, o
las consecuencias las sufrirán también las nuevas generaciones.
Nuestros hijos lo padecerán...
pero cuidándonos a nosotros.
Las plazas en la Argentina,
excepto en algunas pocas ciudades, están pensadas,
lamentablemente, solo para hacer nada. Para mirar las palomas,
cuando las hay, para instalar alguna feria artesanal o para
llevar el perro. Cosa que no está mal, pero podrían tener otras
utilidades. En muchas ciudades de los países del primer mundo
las plazas están preparadas para que la población, además, haga
actividad física. Por algo se les llaman “pistas de salud”. Nada
nuevo.
Hay más informes y estadísticas
para tener en cuenta.
La Organización Mundial de la
Salud (OMS) dice que la mayor parte de las muertes a nivel
mundial se deben a enfermedades no transmisibles (32
millones) y, de éstas, más de la mitad (16,7 millones) a las
cardiovasculares, fundamentalmente cardiopatías y accidentes
cerebrovasculares. La OMS considera éstas patologías, como una
epidemia desatendida y potencial en los países en vías de
desarrollo.
No hace
muchas décadas atrás, el infarto se daba, principalmente, entre
los 60 y 65 años.
La Sociedad Argentina de
Cardiología (SAC) estima que en la última década el infarto
aumentó un 25 % entre los menores de 40 años. Aunque lo “común”,
hoy en día, es que se tenga una enfermedad cardiaca a partir de
los 55 años para arriba. En las mujeres también hubo un aumento
importante de estas enfermedades. El cigarrillo, en ambos sexos,
es uno de los principales factores de dicho aumento, el estrés
es otro.
Breve repaso de lo qué es un
infarto. Un infarto es la muerte de un tejido por falta de
oxigeno. Así de simple.
Las arterias coronarias, que
distribuyen la sangre al corazón, pueden obstruirse por un
proceso de arteriosclerosis: la aparición de grasa y de tejido
fibroso en sus paredes. Dicho bloqueo de la corriente sanguínea
puede hacer que la arteria se rompa y se desencadene el infarto.
Una sana alimentación y una controlada actividad física es
suficiente para disminuir su riesgo. Nos guste o no.
Hay varios factores más que
favorecen la obstrucción y predisponen a una enfermedad
coronaria, además de la genética están, la hipertensión,
colesterol elevado por la mala alimentación, la falta de
actividad física, diabetes y el tabaquismo. El inicio al
tabaquismo se puede evitar. Hay que controlar el tema de la
publicidad. El tabaquismo es la primera causa mundial de muerte
evitable. También en la Argentina, luego le sigue la obesidad.
Lamentablemente el Estado está ausente en estos temas. Si
se siguiese un razonamiento lógico se debería tener en cuenta lo
siguiente: cuántas jubilaciones anticipadas (40/45 años) por
invalidez se ahorraría el Estado en un año. Esta es gente que
deja de producir a temprana edad. Hay que considerar ya, que el
promedio de vida está aumentando gracias a los avances de la
medicina. Significa que muchos más van a vivir, enfermos o no,
más años, esto dependerá de nosotros. El número de jubilados
aumentará. Y los aportes que hacen los que trabajan en blanco no
van a alcanzar para mantenerlos a todos. Italia ya toma medidas
al respecto. Además, cuánta plata en horas de consultas en los
hospitales públicos y/o en remedios se ahorraría. A esto hay que
sumarle la plata en horas productivas o días laborales perdidas
por año por todas las consecuencias, que no son pocas, de la
inactividad física. Y por qué no, considerar los gastos médicos
y las ausencias laborales de parte de los fumadores. Se calcula
13 o 14 días contra los 3 o 4 de los no fumadores. Ya se sabe
que es más la plata que se gasta (léase también vidas) en curar
esas enfermedades, que la cantidad de plata que entra por
impuestos de la venta de tabaco y de cigarrillos (se gastaban
$2.000 millones en el 2003 y $1000 en el 2004 de más). El
gobierno de los Estados Unidos les está haciendo un juicio
millonario a las empresas tabacaleras porque sabían del daño que
causaban con el tabaco y no lo dijeron. El Estado se gastó
billones de dólares en curar a esos enfermos y ahora quiere
recuperar la plata. Sin embargo, aquí nadie piensa en esa línea
de razonamiento, por lo tanto, tampoco se hace nada para
solucionarlo y menos, evitarlo. La actividad física ayuda al
fumador a cambiar su estilo de vida aunque aumenta el riesgo al
hacerla. Empiezan a pensar en salud y no en la autodestrucción.
De todos los males de los que
estuvimos hablando, el que mayores enfermedades causa es el
sedentarismo, luego el estrés y el sobrepeso.
Estas dos últimas, que a veces vienen juntas, se combaten con
educación e información y sacando a la gente del sedentarismo.
Ciertas formas de estrés o distrés (estrés malo) están
asociadas a la acumulación de tejido adiposo. El vinculo o
relación entre el aumento de peso y problemas personales o
laborales es un hecho en muchas personas que sufren de sobrepeso
u obesidad. Algunas evidencias sugieren que la clave estaría en
el cortisol, una hormona que se activa junto con la adrenalina y
la noradrenalina ante una situación de estrés. El cerebro le
pide a las glándulas suprarrenales que segreguen cortisol y éste
actúa enviando glucosa a la sangre. Se trata de un mecanismo que
le permite al organismo reaccionar y defenderse ante una
situación de riesgo. Pero el peligro aparece cuando ese estado
de “alerta” se prolonga y el cortisol, que también consume
músculo, se mantiene elevado por mucho tiempo. Esto provoca tres
consecuencias: una necesidad de alimentos con muchas calorías
para contrarrestar su efecto, un aumento del tejido adiposo,
aunque la persona no coma más que antes, y el descenso del Ritmo
Metabólico Basal. Por eso hay quienes dicen que no comen mucho
pero engordan igual. El sobrepeso y el sedentarismo traen
aparejado otras consecuencias gravisimas.
La falta de
actividad física también aumenta la posibilidad de hipertensión
entre un 20 y 50 por ciento.
Combinados todos estos factores
entre sí, potencian la vulnerabilidad del organismo y por
consiguiente pueden desembocar en cualquier tipo de enfermedad,
e incluso la muerte.
De lo que no puede quedar
ninguna duda es que la actividad física es un buen “negocio”
para todos. Para el Estado, para las empresas y para la gente.
Además, hay que agregarle los
dolores articulares. Ocho de cada diez personas sufrieron,
sufren o sufrirán dolor de espalda baja. Lumbalgias. Muchas se
deben la inmovilidad de la columna vertebral o el mal uso que se
le da. Consecuencias: nuevamente ausencia laboral, uso de
hospitales públicos y remedios que curan una cosa y traen
consecuencia sobre otras, etc..
Si nos fijamos y analizamos el
tema del sobrepeso encontraremos una paradoja. Tenemos más del
50 % de la población por debajo de la línea de pobreza, con
hambre y desnutrición infantil, pero también hay muchos obesos
entre ellos por comer solamente hidratos de carbono como el
arroz, pastas, pan, etc.. Y por otro lado, la gente que no tiene
problemas para comprar comida, comen bien pero de más. Ambas
clases sociales tienen sobrepeso o están obesos y, como
consecuencia de ello, también diabetes u otras dolencias como
enfermedades cardiovasculares. Algunos usan la obra social o la
prepaga, otros el hospital publico.
El 57 % de los argentinos tienen
sobrepeso. Hoy, considerada por todos, como una epidemia. En
Sudamérica estamos segundos después de Uruguay que tiene el 62%
de su población con ésta “enfermedad”.
Entre las consecuencias,
producto de ésta epidemia, encontramos que los infartos de
miocardio son sufridos por gente cada vez más joven (38 años).
El estrés malo (distrés) es la causa principal. Otra vez
aparece la falta de ejercicio como un factor importante. Hacer
gimnasia nos permitiría afrontar el estrés mejor preparados.
Después se tendrá que trabajar sobre la causa.
La lista de enfermedades
asociadas a la inactividad física (sedentarismo)
son muchas. Osteoporosis, colesterol LDL alto, infartos,
hipertensión, obesidad, AIT, etc. etc.. Una, de cada dos
consultas médicas, son por causa del estrés.
Si sumamos las ausencias
laborales que producen todas las dolencias a las que ya nos
hemos referido, nos daríamos cuenta de la cantidad de dinero que
le cuesta al Estado y a las empresas privadas atender el
problema y no buscar soluciones. Nuevamente ausencia laboral,
uso de los hospitales, remedios, uso de la obra social,
jubilaciones anticipadas por invalidez, uso del PAMI, etc.. La
lectura que se debe hacer de todos estos datos es que hay mucha
gente enferma. Por más que anden caminando por la calle. Y
dentro de 20 años, de aquí a poco, va a haber más!. Y al igual
que los problemas climáticos que se avecinan, el Estado todavía
no esta haciendo nada al respecto. El futuro inmediato no es
nada alentador.
Dicho de otra forma, la que
mejor entiende el capitalismo, la cantidad de dinero que se
ahorraría el Estado y las empresas privadas evitando todas las
ausencias laborales, gastos médicos, etc. serían miles de
millones de pesos. Nuevamente les convendría a todos, al Estado,
a las empresas y a la gente.
Pensemos en el futuro inmediato,
de aquí a 20 años, como en educación, que hay que esperar varias
generaciones para cosechar los resultados. Empecemos ya.
Cuando pensamos en la
“industria” de la salud, nunca la asociamos con los gimnasios.
Solo pensamos en hospitales o en clínicas privadas que, como
cualquier negocio, su objetivo principal es ganar plata. Hay
que entender, de una vez por todas, que los gimnasios, que
también son negocios para ganar plata, están para desarrollar y
mantener la salud de la población. Las clínicas y los hospitales
están para curar y los gimnasios para prevenir. Les parece
poco?!. Ellos pagan menos impuesto, los gimnasios no. Con la
prevención se ahorra muchisimo dinero. Con la enfermedad no solo
se pierde salud y más dinero, sino también muchas vidas
humanas.
El mejor antídoto para muchas
enfermedades, tanto físicas como psíquicas, es la actividad
física. Por algo los médico la recomiendan cada vez más.
Si pensamos como siempre, en
administrar las crisis o resolver los problemas cuándo aparecen,
en vez de prevenirlos, seguiremos siendo un país que gasta
muchisimo recursos que se podrían derivar en asistencia social,
en educación, en salud o seguridad. La OMS dice que por cada
dólar invertido en prevención y educación para la salud se
ahorran catorce en gastos sanitarios. Se calcula que si más
gente tuviera mejor nivel de aptitud física el Estado argentino
se ahorraría el 20% de los gastos en salud publica.
Éste es el razonamiento con el
que se debería enfocar y justificar a la industria del fitness.
Sería mejor crear una cámara que
nucleé a todos los que participan de ésta industria y no solo a
los gimnasios. Obviamente se tendría más peso y fuerza política
acompañados por los fabricantes de ropa, de maquinas de
musculación, de insumos para gimnasios, de revistas, de
programas precoreografiados de clases, de música etc. Hay más
personal involucrado en todos esos rubros que en los gimnasios
solamente. Si le sumamos que muchos trabajadores están en negro
porque la carga impositiva para los gimnasios es altísima, el
personal en blanco es escaso como para justificar cualquier
propuesta.
Un principio de solución sería
presentar en el Congreso, un proyecto para la suspención o
reducción de impuestos, mínimo por diez años, créditos del
Estado sin intereses y a largo plazo, y además, un sistema de
habilitación locataria que sea coherente, accesible y segura.
Cómo será la difusión y/o peso de la Cámara de Gimnasios que no
fue consultada por la Ciudad Autónoma para la nueva legislación
que ignoro su existencia. Ahora la nueva legislación, que no es
del todo buena, tardará mucho tiempo y esfuerzo para que sea
adaptada.
Volviendo al proyecto, se debe
proponer como principio de solución, para evitar tantas
enfermedades modernas, que los gimnasios de más de 200 y hasta
1000 m2 dedicados a dar clases, incluyendo los que tengan
pileta, deberían estar exentos de pagar impuestos por lo menos
10 años. Pero tendrían que trasladarse a nuevas inversiones.
Los impuestos se deberían
reducir al 50 % cuando los gimnasios superen los 1000 m2. De
este modo tendríamos en todos los barrios gimnasios de 200 o 600
m2 y no uno de más de 1500 m2 en zonas altamente poblada y de
buen poder adquisitivo. Comparémoslo con los almacenes y los
hipermercados. El hipermercado provoco la desaparición del
pequeño empresario en un gran radio de la ciudad o barrio.
Habría que buscar la forma de reglamentar esto en función de
cantidad de habitantes por manzana. De ésta forma la gimnasia
estaría al alcance de mucha más gente. Además, generaría más
fuentes de trabajo.
Por qué no demostrarle al
Estado, a través de esta línea de razonamiento, como se puede
ahorrar tantos millones de pesos mal gastado. Ahorraría muchos,
pero muchos más de los que dejaría de percibir en los primeros
10 años en conceptos de impuestos. Una vez desarrollada y
mejorada la industria se estudiaría la continuidad del proyecto.
En Colombia, el gimnasio que se habilita como tal, paga
impuestos pero no tiene la obligación de tener un consultorio
médico permanente. Pero los Centros de Acondicionamiento
Físico, que sí tienen que tener un servicio médico permanente,
médico, nutricionista y/ fisioterapeuta, no pagan impuestos.
Deberían agrupar esfuerzos el
Estado y las cámaras de gimnasios de todo el país. El tema:
cómo cuidar la salud. Hoy la
hacen las empresas privadas de alimentos y/o de otros rubros.
Por qué no sumar al Ministerio de Educación, a través de los
docentes, y al de Salud, a través de los médicos. Hay que
apuntar a los sedentarios. Hay que aumentar la base de gente que
haga actividad física. Mientras los gimnasios se van
preparando.
Esto obligará a los empresarios
del fitness a invertir en maquinas y/o en mejorar la
infraestructura. Se tendrán que poner al día con los impuesto,
en blanquear a los empleados etc. Abrirían nuevos gimnasios. En
estos casos habría que tener en cuenta determinadas normas. No
puede ser que en una misma cuadra se abran dos gimnasios. No le
hace bien al rubro. Solo uno tendría el derecho a la excepción
del impuesto, al más antiguo. Con esto se evitaría lo que paso
con los lavaderos de coches, los asadores de pollo, los
locutorios o los ciber café. Hay tantos y tan cerca unos de
otros que no le sirve a ninguno. El servicio así se deteriora. Y
aquí cuando hablamos de servicio hablamos de salud pública. Si
la calidad de los equipos y la calidad de los profesionales es
mala, la salud se deteriora. La gimnasia en sí misma no mejora
la calidad de vida, la puede empeorar con malos “profesionales”.
El que mejora la salud del alumno es el profesor bien formado,
no las maquina que pueden ser mal utilizadas.
Para controlar mejor dichas
inversiones se deba presentar una declaración jurada cada tres
años. Somos hijos del control. Caso contrario nos arriesgaríamos
a que no se invierta ese dinero en bienes de capital y solamente
tengamos dueños de gimnasios con más bines personales. Que no
esta mal, pero no por los impuestos que se ahorran. En otras
épocas del país ya sucedió. Hay que estudiarlo más y mejor. Esto
es solo un ensayo intelectual.
De ésta forma, toda la industria
relacionada con la actividad física o fitness se movería mucho
más.
Al Estado y a las empresas
privadas les convendría solventar parte, o por qué no, toda la
cuota del gimnasio de los empleados que hagan actividad física
periódicamente. Esto lo podrían hacer a través de convenios
entre las empresas y los gimnasios. Ya hay algunas que lo están
haciendo. Redundaría en beneficio para todos. Para el Estado,
por el ahorro de millones de pesos que tendría en el futuro,
para las empresas, porque el rendimiento de sus empleados
mejoraría, y sobre todo, para la futura salud física y mental de
la población en general. Hay que pensar a largo plazo. La mirada
debe estar puesta en el futuro más que en el aquí y ahora.
El proceso
educativo escolar podría ser una buena herramienta para evitar
buena parte de las consecuencias negativas de la modernidad. |