No es fácil cambiar el
preconcepto de que el ejercicio físico en la adultez, es sinónimo de
esfuerzo y sufrimiento. Sin embargo, si conocemos los beneficios que éste
nos puede brindar, no dudaríamos en pagar un precio que, en realidad, es
bastante bajo...
A esta altura de nuestras vidas, la palabra sola
nos retrotrae a una imagen de sufrimiento, agotamiento, músculos
doloridos, cuerpo sudoroso y cansado, y dolor ¡mucho dolor! Por
eso mismo, solemos sentir aversión al “ejercicio”, y aunque
vemos que nuestra grasa se acumula alrededor de nuestros muslos
y caderas, intentamos no hacer caso de ella, y solucionamos el
problema, por ejemplo, comprando ropa más grande.
Así,
cuando las patas de la silla del patio se parten en dos,
pensamos que hoy en día no las fabrican como antes, y cuando el
volante de nuestro auto se acerca peligrosamente a nuestro
estomago, conjeturamos que los japoneses para los que esos
móviles fueron fabricados, tienen un cuerpo diferente al
nuestro.
Pero el proceso continúa, y llega un momento
donde cada vez nos cuesta más darle la espalda. Finalmente,
llega el momento en que nos resulta imposible no oír lo que nos
grita nuestro cuerpo: “necesito ejercicio”.
En ese momento, ya no habrá tiempo para más
excusas. Y ya no podemos pensar en el ejercicio en términos de
esfuerzo o dolor, sino en términos de medicina imprescindible
para revertir esta tendencia.
Lo
que afirman los especialistas sobre las ventajas del ejercicio
1-
Nos hace ver mejor. Uno se siente mejor con respecto a sí mismos, logra mayor
autoestima, tiene menos dificultades para conseguir vestimentas,
y mejora su aspecto general.
2-
Nuestros músculos son más fuertes.
Por lo tanto, sostienen nuestros huesos en la alineación
correcta, y previenen los dolores de articulaciones y en la
espalda.
3-
Los huesos se fortifican.
Por lo tanto, se reducen las
posibilidades de sufrir osteoporosis (una enfermedad de los
huesos).
4-
Mejoran la dieta general.
Para llevar a cabo un ejercicio,
también es necesario llevar una dieta sana, con lo que se
mantiene más fácilmente el peso apropiado para nuestros cuerpos.
5-
Se mantiene un buen metabolismo.
Por lo tanto, se previenen
muchas enfermedades que se podría sufrir en el futuro, en la
tercera edad.
6– Se
reducen las grasas corporales.
Por lo tanto, hay menores riesgos de sufrir tensión arterial
alta.
7-
Mejora la circulación sanguínea, y reduce los niveles de
colesterol. Por lo
tanto, se reducen las posibilidades de sufrir enfermedades
coronarias o ataques del corazón.
Sugerencias
imprescindibles para comenzar una rutina de ejercicios
Hasta
aquí, hemos visto los grandes beneficios que puede otorgar el
ejercicio en los mayores. Ahora, queremos decirle algunos
secretos para mantener una rutina de trabajo corporal.
a.
Trate de que toda su familia se implique en los ejercicios
físicos. Si ellos
entienden cuan importante es un programa de ejercicios, para
gozar de una buena salud y longevidad, desearán sumarse a los
mismos, incentivándolo incluso a usted mismo, cuando experimente
los clásicos altibajos de cualquier rutina. Por otra parte,
ellos también se beneficiarán mucho con sus nuevos estilos de
vida.
b.
Trabaje según su potencial, de manera lenta y responsable.
Muy probablemente tendrá
mucho más éxitos de llevar a cabo su programa de ejercicios si
evite los dolores musculares a causa de un excesivo esfuerzo
temprano. Por lo tanto, debe aumentar su actividad
progresivamente, según su cuerpo se adapte a su nueva rutina.
c.
Nunca se aburra.
Elija un programa de ejercicios que le brinde algún tipo de
diversión o entretenimiento, por ejemplo incluyendo algún
deporte. Además, el tiempo para ejercitar debe entrar bien en
sus horarios, evitando cualquier tipo de tensión. Caso
contrario, rápidamente abandonará su nueva rutina.
d.
Ejercite el tiempo justo.
Esto está relacionado con el punto “b”. Según los especialistas,
los principiantes deberían ejercitar ni más ni menos de 20
minutos diarios, 3 veces por semana.
Si así y
todo no tiene ningún tipo de incentivo para realizar un programa
de ejercicios regulares y constantes, tenga presente que "algo
de ejercicio es mejor que nada": realice caminatas, disfrute de
la naturaleza, y gastará más energía de la que cree, mientras
disfruta de dar un paseo. O cuando pueda optar entre tomar un
ascensor o subir pocos pisos por las escaleras, elija sin dudar
la segunda opción.
En última instancia, tenga en cuenta
que, en la mediana edad, cuando nuestros cuerpos ya no tienen la
misma fortaleza que en su juventud, es fundamental gozar de una
buena salud, que nos prevenga de trastornos actuales y futuros.
Por consiguiente, el ejercicio no debe ser tomado como algo que
produce sufrimiento, sino como una actividad que, al igual que
sucede con el cultivo, luego de un pequeño esfuerzo de siembras,
nos brinda espectaculares cosechas, que aquí se traducen en una
buena salud y una vida más larga. |