Las asombrosas cifras de obesidad reportadas en el
mundo entero, nos llevan a pensar, que nos enfrentamos a algo muy
serio, más aún si la Organización Mundial de la Salud prevé que en
los países en vías de desarrollo recién está empezando el problema
de las enfermedades cardiovasculares, que principalmente son
consecuencias de una alimentación y un estilo de vida no adecuadas.
PorLas asombrosas cifras de obesidad reportadas en el
mundo entero, nos llevan a pensar, que nos enfrentamos a algo muy
serio, más aún si la Organización Mundial de la Salud prevé que en
los países en vías de desarrollo recién está empezando el problema
de las enfermedades cardiovasculares, que principalmente son
consecuencias de una alimentación y un estilo de vida no adecuadas. ello, el hacer un llamado para unir esfuerzos y
crear una cultura hacia la alimentación sana y natural, en
disminución de la comida chatarra y artificial, es una necesidad
imperiosa, solo así podremos reducir el mercado y la disponibilidad
de alimentos altos en grasa y azúcar e incrementar el mercado y la
disponibilidad de alimentos sanos.
En un estudio realizado en la OPS-OMS en Quito en
1995, se reportó que el 19 % de escolares son obesos y que el 22 %
tiene presencia de dislipidemias, lo cual representa que el problema
está ya en nuestra sociedad.
Se debe asumir el desafío de enfrentar a las
presentes y futuras generaciones, que de acuerdo a estudios de
varias universidades y por médicos en Estados Unidos arrojan serias
sospechas de que la comida rápida sería adictiva. La denuncia
amenaza con convertirse en una pesadilla para esta industria.
Mientras los obesos de Norteamérica planean demandarla en cuanto
haya razones médicas comprobadas, en nuestros países no hay
preocupación oficial por el tema. Uno de los grandes desafíos es
lograr una real equidad en el acceso a condiciones de vida
saludables y a servicios de salud, sobre todo para los menos
favorecidos por el desarrollo, razón de ser de cualquier propuesta
de cambio, que se llame como tal.
Estudios presentados en la reunión
anual de la OMS en Ginebra dieron un cuadro sombrío sobre la
corpulencia global, incluyendo estadísticas que indican que 300
millones de personas en el mundo son obesas, 750 millones están
sobrepeso y un estimado de 22 millones de niños menores de 5 años
están en sobrepeso u obesos.
Investigadores añadieron que aun
en algunas partes del Africa, donde la malnutrición ha sido un
problema, la gordura y la obesidad pueden afectar hasta cuatro veces
tantos niños como lo hace la malnutrición.
Mary Bellizzi, experta en el Grupo
Especial de Obesidad Internacional dijo que los ministros de la
salud cuentan con nuevos métodos necesarios para mejorar la calidad
nutricional de alimentos disponibles en la escala global. Pero "La
educación no es suficiente", dijo. "Necesitamos dar una mirada
radical a los suplidores de alimentos para asegurarnos que los
alimentos suministrados al público son bajos en grasa, azúcar y
sal"; reforzaríamos estos criterios argumentando que la solución se
orientaría a fortalecer estrategias que permitan instaurar una
cultura de concienciación con respecto a la alimentación en base de
alimentos que permitan mantener la homeostasis del ser humano.
El hecho de que principalmente las
comidas preferidas por los adolescentes sean las que tienen un alto
contenido en grasa, hace que los estudios en relación al tema se
profundicen y se apoyen para encontrar estrategias para luchar
contra esta mala alimentación que se le ha bautizado como “Comida
Chatarra”, “Fast Food” o “Comida Rápida”
Debemos diferenciar los alimentos
que contengan proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas,
minerales y agua en su adecuada medida que aseguren la correcta
alimentación del ser humano. En este importante grupo de alimentos,
las grasas no deberían sobrepasar el 30 por ciento del total, y la
mayor parte de las mismas debería ser de buena calidad (insaturada).
De esta forma estaremos protegiendo el sistema cardiovascular al
impedir que se eleven los valores de colesterol. En nuestro medio
existe una amplia variedad de alimentos que contienen las cantidades
necesarias de este tipo de nutrientes.. Pero lamentablemente, la
comida preferida de los adolescentes (como el fast-food, y la comida
"chatarra") tiene un alto contenido de grasas saturadas, de la peor
calidad.
Pero, ¿cuáles son los errores que más frecuentemente cometen los
adolescentes al alimentarse?
En primer lugar, es muy común que
salten comidas, sobre todo el desayuno o la merienda, lo que trae
aparejado algunas consecuencias metabólicas: como la exagerada
secreción de insulina y favorecen el desarrollo de enfermedades como
la obesidad y la diabetes.
Además, el gran consumo de comidas de bajo aporte energético (ya
sean golosinas, snacks, y otros) distrae su apetito para los
alimentos energéticos.
MOVIMIENTOS DE CAMBIO
ESTABLECIDOS
Estos planteamientos de
cambio no son nuevos, compartiremos a continuación algunas
informaciones que muchas tendencias interesadas nos ocultan y que
deberíamos reflexionar para un planteamiento de estrategias de
solución que convenga a nuestro país y fundamentalmente al
ecuatoriano del presente milenio:
-
En los años 80 London
Greenpeace en conjunto con otras organizaciones decidieron organizar
el día de protesta. El 16 de octubre es el día internacional contra
McDonald´s, este es también el día Internacional del Alimento
decretado por la ONU. Justamente por ese motivo se eligió ese día.
Claro McDonald's destina mucho dinero para combatir esta campaña e
iniciar procesos judiciales contra personas y/u organizaciones. A
continuación algunas de las causas del porque del boikot y las
acciones contra McDonald's:
o
Destrucción de la salud.
McDonald's presenta su comida como saludable, pero en realidad
contiene mucha grasa, azúcar, sal y no contiene ni fibras ni
vitaminas. Este tipo de alimentación puede ampliar los riesgos de
contraer enfermedades circulatorias, cáncer, diabetes y otras mas.
Los alimentos de McDonald's contienen muchos aditivos químicos, los
cuales además de provocar enfermedades pueden provocar la
hiperactividad en los niños. En 1991 McDonald's fue responsable, en
Inglaterra, de cientos de intoxicaciones.
o
Maltrato de animales.
McDonald's necesita gran cantidad de carne, para eso se cría a los
animales en condiciones extremas. Los animales no tienen espacio
para moverse, los mantienen despiertos las 24 hs. del día, y se los
alimenta con hormonas. Esto hace que el animal engorde mucho mas
rápido de lo normal. La muerte de estos animales se realiza de las
formas mas atroces.
o
El trato con sus trabajadores.
Los empleados de McDonald's reciben un salario muy bajo. No se pagan
horas extras. La presión de trabajo es muy grande y el personal muy
poco. Tiene un grado alto de accidentes en el lugar de trabajo.
Muchos de los empleados de McDonald's son personas con muy pocas
posibilidades de conseguir otros trabajos. Además el personal cambia
constantemente, una de las razones por la que no se puede organizar
un sindicato. Aquellos empleados afiliados a un sindicato son
despedidos por cualquier excusa ya que McDonald's no quiere saber
nada de sindicatos.
Como vemos hay suficientes
razones para no consumir en McDonald's o lugares parecidos. Ya que
las grandes cadenas de comida rápida tienen la misma metodología de
trabajo y producción. Si estamos de acuerdo, deberíamos multiplicar
esta la información por todos lados. La decisión esta en cada uno
-
Si vamos por los Estados Unidos y Canadá observaremos
que cada vez, son menos los locales de KFC y se están uniendo a
Tacos Bell; esto obedece a que esta empresa esta sometida a varios
problemas judiciales por cuanto se les acusa de ser los causantes de
la obesidad de la población y sus consecuencias funestas.
Desafortunadamente podemos colegir que ahora el objetivo se ha
puesto en los países del sur, sino recordemos en nuestra ciudad como
empezaron Quito y ahora donde está, el local mas grande esta en la
Calle Michelena al Sur, en donde tradicionalmente se expendía comida
típica nuestra, no será que estamos cambiando de cultura en este
tema?, no son los más baratos y reflexionemos la cantidad de grasa
que ingerimos con este producto: grasa en la carne, en la piel, en
el aderezo y en el proceso de fritura final, para pensarlo o no?
-
Galletas Oreo es otra de las empresas que han sido
demandadas por contener en su producto ácidos hidrogenados,
conocidos como ácidos “trans” o “transgénicos”, que añade gas
hidrógeno al aceite vegetal y actúa como colesterol. Estos ácidos
son comunes en las galletas. Sus productores dicen que esta
“Tratando de disminuir su utilización” , pero que se pierde el sabor
y eso no es convenientes; es una manera indirecta de aceptar su
procedimiento no tan saludable. Algo que debemos tener en cuenta es
que las grasas saturadas elevan el colesterol malo LDL, más estas
grasas “trans” no solamente que tienden a elevar el colesterol malo,
sino que destruye el colesterol bueno. Es decir, que hay un doble
mecanismo de agredir al organismo humano.
Hace largo rato que los
norteamericanos ven cómo les aumenta el volumen de la barriga al
compás de la comida chatarra, mientras crecen las enfermedades
coronarias, la diabetes y otras relacionadas con los alimentos. Pero
hay más: según un estudio de la Universidad de Princeton, para el
2060 el cincuenta por ciento de los habitantes será obeso, mientras
que la mitad del resto
estará en condiciones de serlo.
HAMBURGUESAS DE...
¿CARNE?
El estudio universitario,
realizado por un grupo formado por investigadores científicos,
sociólogos y nutricionistas, sugiere algo que puede parecer obvio,
pero que sin embargo no lo es tanto: que la gran culpable de estos
malos hábitos alimenticios es la comúnmente llamada “comida
chatarra”, principalmente las hamburguesas y pizzas que se venden en
los locales de comida rápida.
¿Por qué no es tan obvio
como parece?
Porque si bien el estudio
no lo menciona de manera directa, de alguna forma sugiere que dichos
bifes puede que en realidad no lo sean tanto. Es decir, que además
del perjuicio evidente para la salud que provoca el comer este tipo
de alimentos a diario (aumento del colesterol, mala irrigación de la
sangre y muchos otros inconvenientes), habría que ver si
verdaderamente se está comiendo carne o algo que se parece a ella,
un sucedáneo que bien podría estar compuesto de un diez o quince por
ciento de carne y el resto de aditivos y conservantes.
“La gran demanda de estos
alimentos les exige a las empresas una dinámica cada vez mayor si
quieren conservar su lugar de privilegio en el mercado. Y por la
rapidez con la que deben trabajar puede que los métodos de
producción no sean del todo ortodoxos”. ¡Como para pedir tranquilo
un combo!
El Presidente de Estados
Unidos Bill Clinton en uno de sus discursos, dio una suerte de
diagnóstico según el cual el gran culpable, al fin y al cabo, es el
estilo de vida norteamericano. “Nos alimentamos cada vez más con
comida rápida por culpa de nuestros alocados horarios, y somos cada
vez menos activos físicamente por nuestra dependencia del confort,
desde los automóviles hasta las computadoras y los controles
remotos”, sentenció con preocupación.
Informes de investigadores
de la Universidad de Princeton se publicó casi al mismo tiempo en
que el presidente norteamericano hablaba. Sin embargo, a pesar de
los alertas sobre los riesgos y a pesar del aumento en las
estadísticas de enfermedades coronarias a causa de la mala
alimentación, no son muy optimistas en cuanto a cómo podrían estos
intentos cambiar los hábitos del estadounidense promedio. “No es
sólo un problema de con qué se alimentan, sino también de por qué”,
explica Dan Stiye, miembro del equipo investigador. “Desde que yo
era chico; ví, que mi padre desayunaba donas, que además de la
harina se ponen cada vez más sofisticadas, con jaleas y todos esos
ingredientes que requieren de una alta dosis de conservantes
químicos para perdurar, y yo nunca entendí porqué no desayunaba
avena en vez de donas, o jugos naturales en lugar de tocino. Nadie
se da cuenta de los riesgos no sólo de comer estas cosas en forma
permanente, sino de la obesidad a la que están invariablemente
condenados con esas dietas”.
Hace casi dos años, un
estudio de la Universidad de Tokyo afirmaba que el físico de los
japoneses estaba cambiando en gran parte como consecuencia del
cambio de la alimentación. Según explicaban, la dieta de comida
chatarra a la que empezaban a acostumbrarse, y a tomar como propia,
merced al desembarco de McDonald’s en tierras orientales, les
modificaba la manera de masticar, y por consiguiente la formación de
las mandíbulas. Pero nada ha cambiado.
De hecho, en ningún lugar es probable que algo cambie. Mientras se
sigue intentando demostrar que la comida rápida no es saludable, las
ventas de empresas como Pizza Hut, Burguer King y la misma McDonald’s
aumentan en forma considerable. Según el sociólogo Albert Margus,
uno de los motivos que pueden explicar esto es la desconfianza hacia
lo desconocido: “Cuando una persona debe comer fuera de su casa
prefiere el lugar que ya conoce, no se quiere arriesgar en un
restaurante que no sabe cómo prepara sus alimentos... Entonces se
come una hamburguesa, porque ya conoce su sabor, sabe que lo
satisface y encima es económicamente accesible... El problema es
justamente que no sabe qué problemas le traerá eso en el futuro
inmediato”
AFECTACIÓN
EN LA EDAD ESCOLAR
En Santiago
de Chile, investigaciones realizadas en la Región Metropolitana
determinó que el 66% de los menores come papas fritas o chocolates
durante los recreos, y sólo un 6,9% prefiere los productos lácteos.
Junto al cuaderno de castellano, el libro de historia y la caja de
lápices de colores, los niños llevan un paquete de papas fritas
para el recreo y dinero para comprar un helado. Al día siguiente,
cambian algunos cuadernos, pero no las papas fritas ni el helado.
Así transcurren los días y en la mochila brillan por su ausencia las
frutas, flanes, yogures o leches, tal como sucede con la gran
mayoría de los niños chilenos, según estableció un estudio efectuado
en diciembre de 1999, en la Región Metropolitana por el Instituto de
Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta)
Los
investigadores centraron su mirada en el poder de la publicidad en
la formación de hábitos alimenticios de los niños, descubriendo una
serie de costumbres que favorecen el surgimiento de niños más y más
obesos.
Por ejemplo, el 80% de los niños recordó al menos un comercial de
alimentos o bebidas que le agradaba especialmente, mientras que el
70% expresó su interés en probar nuevos productos que eran avisados
por la televisión
La muestra
estuvo integrada por 786 escolares, hombres y mujeres, que cursaban
el primer ciclo de enseñanza básica -de primero a cuarto- y que
pertenecían a todos los estratos socioeconómicos.
A todos ellos se les consultó sobre los principales productos que
ingerían en la colación, si estaban acostumbrados a comer a deshora,
qué productos les gustaba más y cuáles eran sus comerciales
preferidos. Al preguntarles a los niños qué alimentos adquirían con
su dinero, el 66% dijo preferir las papas fritas, galletas, souflés,
chocolates, helados y otros alimentos ricos en grasas saturadas.
Luego venían las bebidas gaseosas y jugos con un 14,5%, y recién en
tercer lugar estaban el yoghurt y la leche, con apenas un 6,9%.
Estos datos ayudan a explicar la creciente epidemia de obesidad
infantil.
El consumo de frutas es cada vez menos frecuente, por lo que creemos
que en pocos años más tendremos niños con problemas de
articulaciones y columna. Además, se adelantará la edad de aparición
de las enfermedades cardiovasculares y subirán los niveles de
colesterol.
El respeto
por las horas de comida es uno de los puntos esenciales para
mantenerse en el peso. En el estudio, más del 70% de los niños
reconoció que comía a deshora, principalmente golosinas dulces y
saladas.
Otro hábito que se ha perdido y que los especialistas recomiendan
como más saludable, es comer pan con un agregado durante el recreo.
Actualmente, sólo el 10% de los pequeños lleva un sandwich al
colegio. Los expertos sugieren adquirir las calorías de diferentes
comidas. Por ejemplo, las dos porciones diarias de pescados, carnes
o legumbres que requiere un escolar, pueden sacarse de un trozo de
ave y un plato de porotos, o bien de un bistec pequeño más una
porción de atún. Los especialistas recalcan, además, la necesidad de
que los menores realicen actividad física para quemar las calorías
adquiridas, que en el caso de los escolares, debe ser de una hora
diaria como mínimo.
Lo preocupante es que las instituciones educativas,
no quieren sacar las máquinas expendedoras de gaseosas y papas
fritas porque son una fuente de ingresos, ante estas circunstancias
ya se están tomando
medidas ante esta epidemia, van a limitar la venta de comida
chatarra en los colegios, ya que para
una cantidad enorme de chicos estadounidenses, el desayuno o el
almuerzo salen de una máquina expendedora del colegio. Una lata de
gaseosa, tal vez, que acompaña a una barra de chocolate o a unas
papas fritas.
Hoy, sin embargo, una creciente cantidad de estados se están
ocupando del tema para tratar de limitar el aumento de la obesidad
infantil. Decidieron para ello imponer estrictos límites a la venta
de golosinas, gaseosas y bocaditos con grasa en las escuelas. Cerca
de una docena de estados analizan la aprobación de leyes destinadas
a no dejar funcionar a estas máquinas durante el horario de clases,
a ordenar que no incluyan dulces o a imponer nuevos impuestos a las
gaseosas para pagar con esos fondos sueldos de docentes y programas
de desayunos.
En California, por ejemplo, están a punto de aprobar una ley que
prohibirá que en las escuelas primarias se vendan otras bebidas más
que leche, agua o jugos. En Hawaii, los legisladores presionan ya,
para que se eliminen las máquinas de gaseosas. Toda esta ola de
leyes tienen su raíz en las últimas estadísticas sobre obesidad
infantil que difundió el Centro para el Control y Prevención de las
Enfermedades. Según advirtió este organismo este año, los
adolescentes de hoy son tres veces más proclives a sufrir sobrepeso
que hace 20 años, lo que lleva a muchos legisladores a tomar como
blanco a la "comida chatarra" , sindicada responsable.
"¿Qué se puede hacer cuando un chico ya está comiendo papas fritas y
gaseosas a las ocho de la mañana?", observó Martha Escutia, una
senadora que apoyó el proyecto de ley en California.
La industria alimenticia asegura que los chicos necesitan hacer más
ejercicio y no contar con menos opciones en las máquinas. Por otra
parte, en las escuelas, las máquinas expendedoras son una importante
fuente de dinero adicional. Aportan cientos de millones de dólares
anuales para actividades extracurriculares. Algunas escuelas tienen
docenas de máquinas en sus pasillos y llegan a recaudar hasta 50.000
dólares o más en comisiones. Y utilizan ese dinero para bandas
escolares, centros de informática o viajes.
Como desean que todos estos programas continúen vigentes, las
escuelas se oponen a todas estas restricciones. En muchos casos, la
resistencia fue lo suficientemente fuerte como para frustrar o
erradicar directamente todas estas medidas o al menos para
postergarlas hasta que comience la próxima sesión legislativa.
El Departamento de Agricultura de EEUU trató de prohibir las ventas
de golosinas y gaseosas en las escuelas hace más de dos décadas pero
no pudo hacer realidad su deseo a raíz de la acción de una corte de
apelaciones federal en 1983.
Para la industria alimenticia, le hecho de atribuir la culpa a un
solo tipo de comida resulta demasiado simplista."No existen
alimentos buenos y alimentos malos" declaró Chip Kunde, director del
grupo Grocery Manufacturers of America. "Sólo existen dietas buenas
y dietas malas".
Algunos investigadores no están del todo de acuerdo y advierten que
los chicos están comiendo más de todo, no sólo golosinas, y haciendo
menos ejercicio. De hecho, sólo el 29 por ciento de los estudiantes
asistieron en 1999 a clases diarias de gimnasia, en contraste con el
42 por ciento en 1991, según el Centro para el Control y Prevención
de las Enfermedades, lo que les hace más difícil quemar las calorías
adicionales que consumieron.
RESPUESTAS POSITIVAS
Ya hay respuestas positivas de los
productores de este tipo de comida por ejemplo:
-
Pepsi Cola cede ante los enemigos
de la obesidad y añade brócoli a sus papitas; además han contratado
al Dr. Keneth Cooper el padre del aerobísmo y al D.r Dean Ornish el
padre de los alimentos bajos en grasas. Su deseo es convertirse en
la empresa mas orientada a la Salud en los Estados Unidos, claro de
por medio están 26.900 millones de dólares.
-
Se ha recibido con beneplácito la
revolucionaria idea de la compañía norteamericana Mc Donalds’ de que
desde el 1 de septiembre pasado el aceite usado para la cocción de
sus productos (especialmente las papas fritas) está reduciendo los
ácidos grasos “trans” en 48% y aumentando las grasas
“poliinsaturadas” en 167%, lo que ha originado escandalosas
especulaciones financieras con más que probables implicaciones
políticas y legales en los Estados Unidos. ¿Qué significa esto?
Significa que se está pensando en la salud del consumidor y
nuevamente se está retomando el camino correcto. ¿Por qué
nuevamente? Para responder esta pregunta a cabalidad vamos desde el
principio. Las compañías expendedoras de hamburguesas, llámense Mc
Donalds’, Burger King, Moss Burger, Wendy’s, etc., basan la cocción
de sus productos en aceites compuestos por ácidos grasos, lo que no
significa que esté del todo mal. ¿Por qué? Porque los ácidos grasos
son los ladrillos, los bloques de construcción de las grasas, una
parte esencial en la dieta humana.
Las grasas nutricionales son una mezcla de ácidos grasos saturados e
insaturados. La diferencia estriba en que las grasas saturadas están
cargadas de átomos de hidrógeno en su estructura química, mientras
que las grasas insaturadas no. Productos como la manteca y la
mantequilla son grasas saturadas, mientras que los aceites de oliva,
semilla de algodón, maíz, soya y otros aceites vegetales son
insaturados.
Las grasas saturadas son las que hacen que el colesterol LDL (low
density lipoprotein, lipoproteína de baja densidad) aumente en la
sangre, lo que es malo para la salud, ya que es el causante de la
arterioesclerosis y los infartos cardiacos. En cambio, las grasas
insaturadas son las buenas de la película porque hacen que este
colesterol LDL disminuya en la sangre. La cosa es un poco más
complicada cuando empezamos a hablar de los ácidos grasos “trans”.
Al principio, cuando se inició esto de la “comida rápida”, las papas
fritas y demás frituras eran cocinadas con aceites de origen animal,
que eran grasas saturadas y por lo tanto, dañinas para el corazón.
Se iniciaron campañas de protección al consumidor, y la presión
llegó a tal punto que la mayoría de cadenas de comida rápida (o
“comida chatarra” como comúnmente se le llama en Latinoamérica)
empezaron a usar aceites de origen vegetal. Pero los aceites
vegetales tienden a ser menos estables y se vuelven rancios más
rápidamente que las grasas animales, lo que produjo un nuevo cambio:
se empezó a usar aceite vegetal previamente hidrogenado, un proceso
por el cual los espacios vacíos dentro de las moléculas de grasa
insaturada son llenados parcialmente por átomos de hidrógeno,
permitiendo de esta manera a los aceites vegetales mantenerse
frescos por mucho más tiempo, además de hacer papas fritas más
sabrosas y crocantes.
Para la industria de la comida
chatarra estos aceites hidrogenados parcialmente eran doblemente
benéficos: las compañías tenían un producto barato con largo tiempo
de uso, a la vez que le daban a los consumidores los aceites
vegetales que ellos demandaban, no obstante hidrogenados. Para el
público consumidor, sin embargo, el resultado era totalmente el
opuesto. Y eso es porque, las grasas hidrogenadas contienen un tipo
de enlace hidrogenado llamado “trans” que es tan malo como el enlace
de hidrógeno de las grasas saturadas. Quizás peor, a juzgar por los
trabajos de algunos expertos en nutrición familiar: mientras que las
grasas saturadas elevan el colesterol LDL, las grasas “trans”
tienden no solamente a elevar el colesterol malo, sino que
disminuyen el bueno (el colesterol HDL o high density lipoprotein),
como ya dijimos anteriormente.
El Departamento que administra los medicamentos y alimentos en los
Estados Unidos (USFDA en inglés), casi siempre, no ha podido obligar
a los vendedores a colocar en las etiquetas de sus productos el
contenido de ácidos grasos “trans”, pero el Departamento actualmente
está trabajando en nuevas reglas que forzarán a Mc Donalds’ y demás
a hacerlo. El cambio en la calidad del aceite hará de sus papas
fritas, McNuggets de pollo y su filete de pescado alimentos más
saludables para los corazones de los 46 millones de consumidores
norteamericanos que diariamente comen en sus locales. Pero cuidado
que eso no significa que ahora dichos productos sean completamente
sanos. Las papas fritas cocinadas en este nuevo aceite tendrán
exactamente el mismo contenido calórico y no harán nada para
adelgazar esa obesa cintura.
La pregunta que se hacen los consumidores en Japón es: ¿Cuándo esas
restricciones a los aceites “trans” y grasas saturadas en general se
impondrán en todas las cadenas de comida rápida que funcionan en
este país? Distinguidas autoridades, tienen la palabra. Claro los
japoneses hace 20 años no conocían el cáncer de mama, ni sabían de
comida chatarra y peor de sobrepeso. El fríjol de soya era el que
más les protegía.
El estilo de vida propicia
que la mayoría de las actividades familiares giren alrededor de la
televisión, los juegos de video y la comida de preparación rápida.
Esas costumbres han traído como consecuencia un alto índice de
obesidad infantil.
La Academia Americana de
Psiquiatría de Niños y Adolescentes (AACPA) reporta que entre el 16%
y el 33% de menores de este país son obesos. Este problema causa
anualmente un promedio de 300 mil muertes y un costo de 100,000
millones de dólares.
Esta situación es
especialmente grave entre la población latina que radica en Estados
Unidos. Investigaciones de la Asociación Americana del Corazón (AHA)
indican que hay más niños latinos gordos que de otros grupos
raciales, como blancos y afroamericanos. Los niños latinos obesos
alcanzan un 17.4% y un 13.7% las niñas de esa misma raza de entre 6
y 11 años. Los adolescentes también superan a los grupos raciales
mencionados en las edades de 12 a 17 años. Los muchachos alcanzaron
un porcentaje de 14.6% y la jovencitas un 13.7%.
Existen diferentes
factores que propician la obesidad entre los latinos. En primer
lugar, se ha comprobado que su dieta se modifica al llegar a este
país. Tienden a consumir grandes cantidades de pan dulce, galletas
saturadas de grasa, hamburguesas, papas, cebollas, tortillas fritas,
así como muchas bebidas gaseosas. Son pocos los latinos que
consultan las etiquetas de los alimentos para elegir los que
contienen menos grasas y calorías.
Según el doctor Richard
Strauss, director del Departamento de Control de Peso Infantil de la
Escuela de Medicina de New Jersey, los niños con sobrepeso rebasan
en 25 libras su peso ideal. A quienes tienen 40 ó 50 libras de más
se les considera obesos. Para asegurarse en qué condición se
encuentran sus hijos, es conveniente consultar con su doctor. Es
también importante que siga las instrucciones de la Asociación
Americana del Corazón, que recomienda hacerse un chequeo para
conocer el factor de grasa del cuerpo.
CAUSAS
De acuerdo con el doctor
Strauss, la mayoría de los niños de hoy pasan más tiempo inactivos.
Durante el día apenas si se mueven y cuando lo hacen es sólo para
caminar despacio. Otro factor que influye en la gordura de los
infantes son los hábitos alimenticios de la familia. En la mayoría
de los casos, se ha visto que los niños obesos tienen familiares que
también lo son. Según la AACPA, los hijos de un padre obeso tienen
un 50% de probabilidades de seguir esa tendencia cuando sean adultos
y un 80% si sus dos padres son obesos.
Además de llevar una dieta
deficiente y de historia familiar de obesidad, otros elementos que
causan este problema son: comer en exceso y rápido, falta de
ejercicio, enfermedades endocrinas o neurológicas, consumo de
ciertas medicinas, vida estresante, problemas familiares, baja
autoestima, depresión y maltrato.
Los tiempos en que los
niños pasaban la mayor parte del día jugando al aire libre han
quedado muy lejos. Hace todavía 20 años, en la televisión sólo se
veían cinco canales y los chicos preferían estar afuera, jugando.
Ahora la casa cuenta con más de 60 canales de televisión,
computadoras y juegos de videos y el refrigerador está lleno de
comida "chatarra".
Hoy los padres tienen que
trabajar varios turnos para ganar el sustento y prefieren que sus
hijos no salgan por razones de seguridad. De esa forma, los niños se
han convertido en buenos consumidores y están acostumbrados a
obedecer los mensajes recibidos por las grandes cadenas de servicio
rápido o compañías de la industria alimenticia.
Eric Schlosser, autor del
libro Fast Food Nation: The Dark Side of All-American Meal, señala
que hace 25 años las grandes campañas publicitarias no incluían a
los menores en sus mensajes. En cambio, ahora son su blanco
principal. Esos consorcios han creado diferentes estrategias para
captar el consumo infantil. Se valen de áreas de juego en sus
locales, juguetes de moda, colores, las llamadas happy meals y
otros. "Por otra parte, la mayoría de las veces los padres acceden a
comprar esos productos, aun a sabiendas de que no son saludables",
explica el autor. "El trabajo de los padres los obliga a pasar mucho
tiempo fuera de casa, esas circunstancias les crean complejos de
culpa que los hace acceder a las demandas de sus hijos".
Schlosser dice: "El típico
niño americano pasa más tiempo viendo televisión que haciendo otra
cosa, excepto dormir. En un año ve más de 30 mil comerciales y
muchos de ellos tienen una televisión en su cuarto".
La obra Fast Food Nation:
The Dark Side of All-American Meal es un buen recurso para descubrir
qué hay detrás de esas monumentales campañas televisivas dirigidas
exclusivamente a los niños. Explica también porqué el platillo
tradicional americano, la hamburguesa, es un riesgo para la salud. Y
probablemente muchos querrán convertirse en vegetarianos cuando
sepan que el alimento del ganado está constituido básicamente de
desechos y productos carnívoros a fin de aumentar la producción de
carne.
Las costumbres
alimenticias también han cambiado considerablemente en los últimos
20 ó 30 años. La tercera parte de las comidas se hacen fuera de
casa, y como se mencionó antes, se sirven grandes porciones con alto
contenido de grasa. El consumo de bebidas gaseosas ha aumentado de
19 galones al año por persona en 1964, a más de 50 galones en la
actualidad.
Los menores que a temprana
edad acostumbran su paladar a la grasa, azúcar y harinas refinadas,
van en camino de contraer enfermedades serias, como problemas
cardiacos, alta presión, diabetes, alto colesterol, problemas
respiratorios y para conciliar el sueño.
REVISIÓN DE HÁBITOS
ALIMENTICIOS
"Mientras los menores no
aprendan a disfrutar de vegetales, frutas, granos enteros y aumenten
sus actividades físicas, es difícil que haya logros para reducir su
obesidad", dice el doctor Strauss. "Ese problema atañe a toda la
familia y es importante limitar el tiempo que se pasa frente a la
televisión, la computadora o los juegos de video".
También es importante que
los padres revisen sus hábitos alimenticios y que apoyen a los
menores en lograr una reducción de su peso. El proceso será más
rápido y fácil si la familia ayuda. El cambio más fácil para lograr
una dieta saludable es la limitación de grasa. Antes de optar por
una dieta, consulte con su médico. Las dietas para menores son
diferentes a las de los adultos.
Incremente las actividades
familiares al aire libre. Salga con su familia a las montañas, a la
playa o al parque; haga que los niños caminen y corran. Si es
posible, inscriba a sus hijos para practicar un deporte o danza, en
clubes de montañismo o para practicar el ciclismo. Si su presupuesto
o su tiempo son limitados, organice sesiones de ejercicios en su
casa, se puede correr en un mismo lugar. Sustituya los antojos
"chatarra" con zanahorias, jícamas, pepinos, que no tienen una gota
de grasa y sí mucha fibra. Antes de la comida, prepare a la familia
una ensalada con verduras crudas. Ayudará a disminuir el hambre y a
consumir menos cantidad de comida. Sustituya los aderezos por jugo
de limón y unas gotas de aceite de oliva. Recuerde que se puede
cocinar con muy poca o nada de grasa. El aceite no mejora el sabor
de los alimentos.
Los padres que comen
saludablemente son excelentes modelos para sus hijos.
MEDIDAS PARA CONTROLAR
LA OBESIDAD
Para la AACPA es necesario
que los niños y su familia lleven un programa de control de peso
para combatir la obesidad. Entre sus medidas destacan:
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Cambio de hábitos alimenticios, comer
más despacio.
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Desarrollo de nuevas rutinas y consumo de alimentos
no grasos. Evitar comidas
rápidas o "chatarra".
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Reducir las porciones y consumir menos
calorías.
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Incrementar la actividad física,
especialmente caminar, tener un estilo de vida activo.
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Saber qué come el niño en la escuela,
es común que ahí se vendan alimentos grasos o azucarados.
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Hacer comidas familiares en lugar de
cenar enfrente de la televisión.
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No usar la comida como premio.
-
Limitar los antojitos, refrescos,
comida de preparación rápida.
-
Evitar el uso de píldoras para perder
peso.
-
Asistir a un grupo de apoyo.
BIBLIOGRAFÍA:
-
Jacobi, E. (OMS). Memorias del I Congreso Nacional de
Salud y Vida.
Quito. Mayo 2002
-
Salud: Educación y Reforma (Memorias del Seminario
Taller Funciones Esenciales de la Salud Pública: Retos para el
Desarrollo de los Recursos Humanos Frente a la Reforma Sectorial),
Rubén Paz, ed. Edmundo Granda Ed., Quito-Ecuador-OPS, 1999.
-
World Health Organization. 1999. Annual Report.
Genova: World Health Organization.
-
Memorias del I Curso Internacional de Ciencias
Aplicadas a la Actividad Física y Deportes de la Conferencia
Magistral “Actividad Física pasaporte para la Salud”. Víctor Matsudo.
Diciembre 2002. Quito-Ecuador.
-
Asociación
Americana del Corazón (AHA):
http://www.americanheart.org/
-
Asociación
de la Diabetes: 1 (800) 232-3472
-
Academia
Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes:
http://www.aacap.org/
-
Fundación
Aware:
http://www.awarefoundation.org/
-
Fast Food Nation, the Dark Side of the All-American
Meal, por Eric Schlosser. Editorial Houghton Mifflin Company.
-
Revista “Isto
é Agita Sao Paulo”.
Programa Agita Sao Paulo. 2002.
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