En cada
encuentro con los colegas de la educación física y el deporte
comentamos sobre las dificultades y los beneficios, cuando se trata
de asistir a un curso, seminario o congreso en la búsqueda del
perfeccionamiento y actualización.
Los más
jóvenes me preguntan a menudo: ¿vale la pena ir? ¿Será bueno? En
estas inquietudes radican, los síntomas del malestar académico, que
no es privativo de la inexperiencia de los más jóvenes o de los
estudiantes.
Antes de
responder a esas preguntas, propongo, a las puertas del tercer
milenio, una reflexión conjunta con nuestros queridos lectores.
Política
educativa
Existe una
convención táctica, que excede los signos políticos en cuanto a las
deficiencias propias del sistema educativo, a la hora de alimentar
el acceso de los docentes en materia de actualización y
perfeccionamiento.
También hay
un acuerdo generalizado para tratar de unir los cambios de la
globalización, del modo menos traumático, desterrando las políticas
educativas que fueron útiles en un tiempo y hoy serían claramente
deficitarias.
La falta de
ofertas específicas en la formación docente es una expresión
acostumbrada porque siempre van adelante los tiempos de las
exigencias del mercado laboral que los limitados avances
burocráticos.
Lo hemos
vivido institucional y personalmente suficiente cantidad de veces
como para entender que no nos sirven los proyectos
aplaudibles que naufragan a menudo en
las cajoneras, siempre repletas, de las escalas burocráticas.
La
profesionalización de los docentes es un hecho y, además, una
necesidad que atiende por igual a los aspectos de la realización
personal y a las demandas sociales de hoy en día.
No es en vano
que las empresas hayan dejado de considerarse como algo sin alma y
puramente comerciales.
En estos
años, los Estados han comprendido que la Educación en sí misma debe
ser integrada al circuito empresarial, y que no debe perder por ello
ni un céntimo de su ética ligada, por otra parte, a la función
social de la educación.
Tiempos
acelerados
Creo que es
la observación corriente, que hasta hace pocos años, un médico, un
abogado, un contador, al igual que los docentes, tenían al recibirse
una “patente” de idoneidad, acreditada por los títulos duramente
obtenidos, que les permitían “navegar” por los respectivos ámbitos
de acción durante varios años sin volver a convertirse en alumnos.
Tanto han
cambiado las cosas y entre ellas la velocidad de las comunicaciones,
que hoy es imposible estar informado de
todas las conclusiones científicas de los principales centros del
mundo.
Acostumbrados
a estar “al día”, los mejores docentes pueden sentirse (y de hecho
así es) frustrados y disconformes.
La pasión por
saber y autorrecompensarse con el saber
más compite a pérdida con las desventajas económicas y las crisis
estructurales de un sistema que, para bien trata de cambiar.
La falta de
autonomía docente en el momento de implementar proyectos hace más
viable el trabajo a escondidas (porque es demasiado creativo) que la
presentación, aprobación y puesta en marcha de nuevas experiencias.
No obstante,
no todo pretende meternos en el “túnel del tiempo”. Aquella máquina
detestable en que la fantasía obligaba a sus víctimas a volver a
empezar una y otra vez.
Afortunadamente, algunos proyectos encuentran cause digno, y puede
esperarse un aire nuevo que aunque lento permita nuestra educación
continua.
Una formación
débil en lo pedagógico y escasa en lo didáctico es causa segura de
un shock
desintegrador en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La
inexistencia de una articulación coherente en la
currícula de los planes de estudio de
los programas de formación de profesores es, por otra parte, una
zona capaz de fracturarse ante el desgaste o el intento de cambios
profundos.
La marcha de
la transformación educativa progresa con la formulación de una
currícula flexible, posible de ser
regionalizada y adaptable a cada institución.
Mientras
tanto, los educadores titulados y los jóvenes en formación tienen en
claro que se hace cada vez más necesario el perfeccionamiento
continuo que revalide los títulos y su competencia tal como hoy se
realiza en las especialidades médicas y de otras profesiones.
En la
educación inicial ya hace tiempo que han caído los viejos modelos y
se intenta estimular el desarrollo de otras estrategias capaces de
potencializar las capacidades de los
primeros años y de lograr la integración de los distintos estamentos
educativos acabando con la autonomía del preescolar.
Las distintas
formas de evaluar y aprobar los aprendizajes en las carreras de
formación y en las de especialización postítulo deberán modificarse
y hoy son tema de debate. Ya no es posible dirigirse solamente a la
actualización de contenidos sin atender a los otros aspectos que
integran la totalidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
La
dinámica del “mientras tanto”
En el trabajo
institucional diario es donde se encuentra con más claridad la
ausencia de una capacidad crítica porque estamos caminando en
círculos con demasiada frecuencia.
Me refiero en
especial a la imposibilidad de adquirir el pensamiento crítico sin
un adecuado ejercicio que mezcla la información y el estudio; el
cotejo de la teoría con la práctica y la tutoría de los que más
saben hacia los que recién empiezan.
En mi opinión
es por aquellas causas que se producen las preguntas, ¿vale la pena?
¿Será bueno?
Siempre se
aprende
Contesto
invariablemente que vale asomarse alas propuestas abandonando los
prejuicios y abriendo la posibilidad de ejercer la facultad crítica
sin decidirse de antemano por el “SI” o por el “NO”.
Es algo
básico que el perfeccionamiento debe aportar a las especialidades
elegidas y aunque sea complejo elegir y acertar, este es un
entrenamiento deseable que permite no solo el aprovechamiento del
tiempo propio sino también una gran economía de esfuerzos.
A medida que
el nivel crítico aumenta es más posible evitar el error y lamentar
haber hecho una inscripción en el lugar equivocado.
Por una
parte, hay un ámbito compartido que pertenece al bloque educación
física-deportes dentro de cuyos lineamientos pretendemos, quienes
nos dedicamos a la educación continua, insertar las propuestas de
perfeccionamiento.
Por otra
parte, Matronatación tiene su bastión en
el ámbito de la superespecialidad,
porque proviene del ámbito general de la educación, se inserta en el
bloque de la educación física y el deporte, se nutre de la natación
y responde al trabajo específico prematernal
(Matronatación prenatal) y el rango de 0
a 5 (Matronatación bebés).
Sin embargo,
la especialización no es ajena a ubicar a los pequeños alumnos
destinatarios del método en el contexto mucho más amplio de la
sociedad y la familia.
Los niños de
la infancia temprana son, a la vez, el acervo de la historia
psicomotriz del ser humano y la base de
los logros futuros acabados que la evolución natural y la educación
propuesta por el medio consignan plasmar en la personalidad.
Cada vez que
los docentes se acercan a la primera infancia podrían encontrar,
cualquiera sea la especialidad seleccionada para su aplicación de
sus saberes de la educación física y el
deporte, la plataforma de largada para ulteriores realizaciones.
Hace casi 40
años que sostenemos que no es posible trabajar a pleno con educandos
de los cuales se desconozca su historia evolutiva y personal.
La apertura
de los docentes para mirar con ojos críticos qué es lo que sirve,”lo
que vale la pena” o “qué es bueno” podría basarse en dos tipos de
consideraciones: las que pertenecen más a lo
intrapersonal y merecen la reflexión y otras que representan
el análisis de la propuesta a través de la experiencia personal.
Algunos puntos de reflexión al elegir
- Necesidad del
perfeccionamiento
- Interés por saber
- Interés por las
certificaciones
- Tiempo disponible para
asistencia y estudio
- Nivel de compromiso con
la tarea a emprender
- Objetivos a corto y
largo plazo
- Gratificación esperable
Algunos puntos para el análisis
de la propuesta
- Trayectoria e idoneidad
de directivos y docentes
- Duración del
perfeccionamiento
- Dinámica de la didáctica
- Relación entre teoría y
práctica
- Validez de la
certificación
- Posibilidad de
aplicación de los conocimientos adquiridos
- Coherencia entre los
contenidos del programa
- Base científica que
soporta los temas propuestos
- Medios audiovisuales de
apoyo
- Apertura para discutir y
preguntar
- Posibilidad de
continuidad en la actualización
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