1- INTRODUCCIÓN.
La intención de este artículo es
la de cuestionar un par de tópicos que forman parte de la cultura
profesional de gran parte del profesorado de Educación Física de
nuestro país.
Nos estamos refiriendo a la
habitual organización de la sesión en tres fases (animación –
o puesta en acción o calentamiento-; parte
principal y vuelta a la calma), y a la utilización masiva de
“juegos” como recurso metodológico con el cual trabajar la mayoría
de contenidos en Educación Física.
Suelen ser un par de tópicos que
de tantas veces como los hemos oído, leído y visto hacer, ni
siquiera ponemos en duda que puedan no ser los más correctos. Un
par de tópicos que aparecen en muchas de las publicaciones de
material curricular para el área de EF, y además son reforzados en
muchos de los centros e instituciones que se dedican a la formación
del profesorado; por lo que no sólo se asumen como algo normal y
natural, sino que incluso a veces se convierten en auténticos dogmas
de fe (esto es, en la verdad única e indiscutible). Estos procesos
de socialización profesional hacen que ni siquiera nos cuestionemos
que desde una perspectiva educativa a lo mejor es preferible hacer
las cosas de otra manera. Confiamos en que este artículo
se entienda como una invitación a cuestionarnos cuales son las
razones educativas que hay detrás de la educación física que
practicamos. Una invitación a dialogar y discutir sobre la
educación física que estamos creando entre todas y todos, y que
entre todos y todas tendremos que hacer avanzar hasta conseguir
desarrollar todo su potencial educativo.
Entendemos que es bueno hacer
ejercicios de reflexión y autocrítica que nos ayuden a tomar una
mayor consciencia de cómo estamos trabajando y si deberíamos
comenzar a modificar los aspectos que consideramos insuficientes, o
erróneos, educativamente hablando.
Confiamos también en que nadie
se sienta herido ni atacado personalmente. Lo que aquí cuestionamos
son ideas y planteamientos sobre nuestra profesión, no a las
personas de carne y hueso que los practican. Lo que no nos convence
son algunos de los tópicos más extendidos y habituales en nuestra
profesión; así como los procesos formativos que hacen que dichos
tópicos se reproduzcan un año tras otro, sin que parezcan avanzar
otros modos más educativos de desarrollar nuestra práctica.
2.- EL PRIMER TÓPICO A
CUESTIONARSE: LA ESTRUCTURA DE SESIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA.
En muchos de nuestros centros la
estructura dominante de sesión en EF continúa estando basada en
criterios fisiológicos, con la habitual estructura de: “calentamiento,
parte principal y vuelta a la calma”, más propia de sesiones de
entrenamiento físico-deportivo que de prácticas educativas.
En otros muchos casos se ha sustituido la fase de “calentamiento”
por una fase de “puesta en acción”, con una finalidad más
psicológica de motivación y entrada en la situación que la puramente
fisiológica. Hasta hace pocos años éstas han sido las prácticas más
habituales dentro de la mayoría de las clases de educación física,
sin que casi nadie se las cuestionase.
Si nos limitamos a lo que se
dice en la mayoría de los libros y actividades formativas, no parece
que sea muy habitual (aunque afortunadamente cada vez lo es más),
que haya momentos de “asamblea o corro” con el
alumnado, donde se verbaliza y dialoga sobre lo que se va a aprender
(o se ha aprendido y vivenciado) en esa sesión, actividad, unidad
didáctica, proyecto, etc.
Pero en cambio, lo que suele
ocurrir es que un porcentaje importante del profesorado de EF
realiza estas fases inicial y final de dialogo y puesta en común con
su alumnado, bien de forma espontánea, o bien porque está convencido
de su importancia. En cualquier caso se está haciendo por una
iniciativa personal, habitualmente en contra de lo que nos han
enseñado y de lo que nos dicen muchos de los libros de material
curricular en EF. Además, estas rutinas no suelen figurar de modo
explícito en los planteamientos y estructuras de sesión de dichos
profesores, ni del material curricular que generan.
Lógicamente estas fases de
diálogo están estrechamente unidas al interés explícito por parte
del profesorado de que el alumnado aprenda algo en sus clases de
educación física. Y esto es importante; porque si no nos planteamos
que el alumnado viene a EF a aprender una serie de contenidos, es
muy posible que continuemos desarrollando una clases de educación
física que se limiten al mero activismo, bien como entrenamiento
corporal o bien como tiempo de recreación.
En este sentido, dichos momento
de diálogo son sólo un pequeño ejemplo.
Consideramos importante dedicar un rato de la sesión a alguna o
varias de las siguientes cuestiones:
-
saludar y despedir a nuestro alumnado,
-
hablar con nuestro alumnado de lo que
vamos a trabajar y aprender hoy, conectándolo con lo que aprendimos
ayer y lo que aprenderemos mañana (y relacionándolo con experiencias
y conocimientos de su vida cotidiana),
-
que colaboren en la organización y
recogida del material,
-
cambiarse de ropa y calzado y que se
aseen,
-
utilizar un cuaderno del alumno, con
diferentes fines en función de la edad y la sesión...,
-
recordar lo aprendido hoy y
relacionarlo con lo que haremos el siguiente (lo cual, a veces
requiere que busquen información, que intenten responder a alguna
pregunta, etc.).
Si tenemos más o menos claras
estas cuestiones, entonces es fundamental que creemos una estructura
de sesión donde haya un lugar y un tiempo para cada una de ellas. Y
dichos tiempos y fases deberán estar recogidos claramente en la
estructura de sesión y en su planificación; así como en la
denominación que demos a cada fase; porque si no lo hacemos así, si
lo damos por sobreentendido, lo más fácil es que no se haga, o que
se entienda como algo absolutamente secundario.
Nos parece más razonable que la
estructura de sesión sea coherente con el tipo de aprendizaje
programado. Esto es, no importa tanto el que nuestras sesiones
tengan siempre la misma estructura, como el que dicha estructura sea
consecuente con los aprendizajes que buscamos en cada clase de
educación física.
En un trabajo anterior hemos
analizado detalladamente los tipos de estructura de sesión en EF y
sus implicaciones educativas (ver López et al,2001), por lo que
remitimos a él a quién esté interesado en profundizar en este tema.
3.- EL SEGUNDO TÓPICO: “LOS
JUEGOS” COMO EL PRINCIPAL RECURSO METODOLÓGICO Y DIDÁCTICO EN
EDUCACIÓN FÍSICA.
Durante los últimos diez o
quince años se ha ido implantando en nuestro país una peligrosa
tendencia a considerar que ser profesor de EF consiste, básicamente,
en dominar un conjunto de juegos con los que trabajar todos los
contenidos de la EF (juegos de resistencia, de esquema corporal,
para la lateralidad, para las habilidades físicas básicas, juegos de
iniciación deportiva, juegos de expresión corporal,... juegos
cooperativos, juegos competitivos, juegos no competitivos, juegos
grupales, juegos individuales, juegos de 3 a 6 años, juegos de 6 a
12 años, juegos para grandes y pequeños, juegos de interior, juegos
en la naturaleza;... juegos de, juegos en, juegos con, juegos para...).
Parece que el juego se ha
convertido en la “piedra filosofal” de la profesión, en el remedio
adecuado para todo tipo de contenidos, objetivos y finalidades. El
juego vale para todo y todo se soluciona con un juego (o varios
sucesivos, sin importar demasiado el orden, ni la relación, ni
muchas veces siquiera la finalidad; si no como mucho el tiempo que
hay que ocupar). Las sesiones de EF se convierten en un sumatorio de
juegos, pegados unos a otros sin demasiados criterios a tener en
cuenta. Conectando con el tópico anterior: un juego o dos para la
fase de animación, cuatro o cinco para la parte principal y uno más
para la vuelta a la calma... más alguno en la recámara por si
sobrara tiempo.
Además el juego y lo lúdico
parecen ser el símbolo de progreso, avance, innovación y
profesionalidad en EF. Parece que la diferencia entre la EF
tradicional y la educativa (y entre los antiguos profesores y los
actuales) consiste fundamentalmente en la utilización (o no) del
juego para trabajar los correspondientes contenidos (que, en cambio,
no se cuestionan demasiado).
Pero esta no es una
característica propia y exclusiva del profesorado recién formado,
sino que está tan extendida que se convierte en la dominante y
mayoritaria.
Durante la última década este
tipo de planteamientos pueden encontrarse en un porcentaje muy
importante del profesorado de educación física, en numerosos libros
y materiales didácticos publicados y distribuidos por las diferentes
editoriales y centros de profesores, en la mayoría del alumnado de
las facultades de educación, escuelas de magisterio y facultades de
ciencias de la actividad física (así como en los titulados más o
menos recientes). Estas ideas son reforzadas también por la mayoría
de los profesionales encargados de la formación inicial y permanente
del profesorado de educación física en nuestro país.
Dado este estado de cosas, el
intentar cambiar esta forma de entender y practicar la educación
física, estas creencias tan firmemente asentadas y tan reforzadas,
se convierte en un proceso largo, complicado y difícil.
Pero nosotros ponemos en duda
que este sea el modo más adecuado y formativo para trabajar en
nuestra asignatura; y mucho menos el único. También ponemos en duda
que cualquier planteamiento del juego y de cómo llevarlo a la
práctica sea válido.
Cuando en nuestra práctica
educativa la mayoría de las sesiones consisten en hacer una serie de
juegos para trabajar los diferentes contenidos del programa,
nosotros creemos que estamos limitando enormemente el potencial
educativo de nuestra asignatura. Las razones que tenemos para
pensar así son las siguientes:
Cuando el juego se constituye en
la principal, o única, herramienta didáctica a la hora de
desarrollar un programa de educación física, nosotros ponemos en
duda que:
-
de esta forma el alumnado esté
desarrollando aprendizajes realmente significativos, conscientes y
valiosos.
-
hayamos cambiado realmente de modelos y
enfoques en la forma de entender y practicar la Educación Física.
-
se cumplan los objetivos generales y
los principios metodológicos de la Reforma.
-
Estemos superando realmente los modelos
de EF que sólo se preocupan de entrenar cuerpos o de recrear a sus
alumnos.
-
Las sesiones de educación física no se
limiten a ser un segundo recreo.
-
se pueda atender convenientemente a la
diversidad del alumnado.
-
Se pueda desarrollar correctamente la
EF en contextos especiales: por ejemplo en las escuelas unitarias
del medio rural.
-
Dejemos de ser algún día una asignatura
“maría”.
Esto no significa que el juego
no pueda tener cabida en un planteamiento coherente de educación
física, pero siempre teniendo en cuenta que es un medio y no un fin;
y que a través de su utilización debemos dar respuesta a cuestiones
como las anteriormente planteadas, por lo que seguramente
necesitaremos apoyarnos en otras herramientas que complementen y
potencien las posibilidades educativas del juego.
De momento aquí acaba el tiempo
y el espacio para hablar nosotr@s y comienza el tiempo y el espacio
de
tod@s para dialogar y debatir sobre las ideas que aquí se
lanzan.
BIBLIOGRAFÍA CITADA:
- López Pastor,VM. (coord..)
(2001) La sesión en educación física: los diferentes modelos y los
planteamientos educativos que subyacen”. Revista electrónica
“Lecturas de EF” (www.lecturasef.com).
- Mateos Carreras,M.J. (1998).
La EF en Primaria o los juegos. Actas XVI Congreso Nacional de EF
de EUM. Universidad de Extremadura. Badajoz. (pgs 243-246).
ANEXO
Entre el profesorado de EF aún
está muy extendido el tópico de que en las sesiones de EF el
alumnado tiene que acabar sudando, cansado, y llegar a la siguiente
clase “mansos” y calmados. Parece que esto es en gran medida nuestra
justificación, nuestro sentido dentro de la escuela. Y así, desde
este punto de vista cabe preguntarse: ¿se busca
notoriedad?¿protagonismo? o bien ¿diferenciarnos de las demás
asignaturas?. Ciertamente no son una o dos las veces que nuestros
compañeros de centro nos comentan: “que bien, que tranquilitos
estaban, venían tan cansaditos... daba gusto dar clase”. Nuestros
propios compañeros trivializan nuestra asignatura, y nos refuerza a
hacer un tipo de trabajo con el alumnado. El problema llega cuando
esta “filosofía de la EF”, esta forma de enfocar nuestras sesiones,
aísla contenidos que no suelen llevar a la sudoración, al cansancio,
incluso a veces todo lo contrario (respiración-relajación, expresión
corporal, conocimiento del propio cuerpo, equilibrio, etc.).
De hecho,
es conveniente recordar que este modelo de sesión fue incorporado a
las clases de educación física desde el mundo del deporte.
Sobre esta
temática consultar el interesante trabajo de Mateos (1998).
Y por
tanto se nos asocie con animadores, más que con docentes. En este
sentido, pueden incluso entenderse los rumores de dejar sólo 1 hora
lectiva a la semana para nuestra asignatura. |