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EL DEPORTE COMO ESPACIO DE PODER EN LA ESCUELA

Genealogía y Proyecciones

Guillermo Galantini
galantini@ar.inter.net

Equipo de Investigación Independiente “Zacalido” 

      Introducción:

“El deporte pasó a constituir algo más que un simple pasatiempo y diversión; y representa la transformación sublimada y profunda del sentimiento”[1]. En verdad, desde el siglo XVIII en adelante, comienza a constituirse una delimitación en ese sentido; pero tampoco es menos cierto que, muchas veces la indefinición semántica del vocablo “deporte” ha llevado a difundir las imágenes de neutralidad y asepsia que las teorías funcionalistas suelen dejar para el deporte.

Un hecho que se atribuye las primeras afirmaciones es el grado de descenso de la violencia permitida al poner en juego el cuerpo. Norbert Elías [2] señala que:

Lo que en otra época era anticipación de un placer (por ejemplo la caza preparaba el placer principal del comer) se convierte luego en lo esencial del placer (culmina con la captura y muerte y ya no juega ningún papel la comida)

Estas observaciones previas son importantes para comprender las especificidades del deporte moderno y en el cual se vuelve relevante el reconocimiento de desuniversalización. Es en este sentido que, Elías, N. va a explicar la necesidad de ver en el fenómeno deporte:

Los límites de determinaciones más específicas y más centralizadas[3]

Que, entre otras, serían las características que definen al deporte y lo distinguen de:

Otras formas de ocio y competencias[4]Nunca será lo mismo el “Juego de las Cañas”[5] que, inventado por los moriscos reproducía escenas de los torneos de la Edad Media y por el cual  no solo se estimulaba el espectáculo  sino como “viril ejercicio y adiestramiento de los caballeros para la guerra”[6]; con lo que podría ser el lanzamiento de la Jabalina en el atletismo moderno.

Elías, N. Subraya, así mismo, que la existencia de reglas escritas y uniformes y la autonomía del juego con relación a enfrentamientos militares o rituales, marcan el grado de diferenciación y pasaje del Medioevo a la Modernidad[7]. Provoca esto el inicio de lo que este autor llama: Deportización (sportization). Elías describe a esto como un proceso  en donde se va a observar la “anulación de las diferencias sociales en provecho de la igualdad de oportunidades”; “la constitución de espacios  dedicados al deporte: estadios, gimnasios..”; “La conformación de una temporalidad específica: campeonatos, copas mundiales...”; “La imposición de una ética de la lealtad que subordina la búsqueda de la victoria respecto de las reglas y del placer del juego”[8].

La otra categoría de análisis para este trabajo alcanza a la Escuela; quien tampoco es un signo diferenciado del deporte en tanto influjo de la evolución civilizadora moderna.

Ligados a la utopía capitalista que, “desgraciadamente tienden a realizarse con mucha frecuencia” decía Foucault, M.[9]; surge, en los comienzos del siglo XIX y, entre otras instituciones: La Escuela.

Estas instituciones pedagógicas estuvieron ligadas a lo que efectivamente y de modo inicial se daba con las industrias “Fábricas-Prisión”. Según Foucault, M. éstas “compraban todo el tiempo del obrero y sin salarios”[10]. Sin embargo esta tendencia de reclusión se va a transformar en una de tipo más “blanda” y difusa. De este nuevo esquema tampoco será ajena la Escuela, quien ahora, y siempre siguiendo el pensamiento de Foucault, pasaría a constituir no ya una institución donde el individuo será vigilado (no opera como una forma de vigilancia) sino que: “son la estructura de vigilancia que, al convocar a los individuos, al integrarlos los constituyen como grupos”[11].

Con estas apreciaciones, lo que pretendo reflexionar es acerca de los fuertes compromisos históricos entre Deporte y Escuela para fijar a los individuos y ligarlos a un aparato de producción. Claro está que, para que ello suceda, se debió recortar su sensibilidad corporal[12] ya sea, sublimando la violencia a través del deporte o creando un tipo de fijación del saber a través de la Escuela. Y lo que en el pensamiento de Vicente Pedraz puede avizorarse:

“La Edad Media juglaresca, esa Edad Media de los campesinos, artesanos y burgueses asomados de cuerpo entero a la calle, a la permanente convivencia vecinal de la aldea o la ciudad; a esa Edad Media no resignada a la precariedad de los medios sino a la que se vivifica en el regocijo, la fiesta y el juego...”[13]

Tal vez ésa haya sido la que debió recortarse por acción de los paladines del orden, la moral y la legalidad durante la modernidad.

“La fábrica, la escuela, la prisión o los hospitales tienen por objetivo ligar al individuo al proceso de producción, formación o corrección  de los productores que habrá de garantizar la producción y a sus ejecutores en función de una determinada norma [14]. Sin duda que de estas afectaciones el Deporte no es privativo.

En ese sentido quiero señalar el compromiso “matrimonial” que llegan a constituir la dupla Escuela-Deporte desde la Modernidad generando un espacio cerrado de poder. Espacio en el cual; los enunciados, los actos comunicativos y los discursos darán cuenta de un orden de legalidad, de reglas y de normas que estarán construidas y ofreciendo seguridad al amparo de este matrimonio. Este binomio, incardinado en las redes de poder, alcanzan a ocupar un papel central para las proyecciones disciplinarias de los dispositivos de poder. De Gaudemar, J.P.[15] nos habla de la existencia de una “anatomía política”  que se encarga de estudiar cómo una red de poderes somete a los cuerpos de los hombres. Constituyendo esa “anatomía política” podemos entender a la Escuela/Deporte; como uno entre tantos nudos de los cuales se deducirán las funciones disciplinarias articuladas en un papel político. Veamos un pasaje ilustrativo en la obre de Gaudemar en referencia a las ideas de Foucault:

“La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles. La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia)”[16]

Y De Gaudemar continúa reflexionando:

“En una palabra: disocia al poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una aptitud una capacidad (el deporte) que trata de aumentar, y cambia, por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resultar, y lo convierte en una relación de sujeción estricta (La Escuela)[17]*

Una vez más: El discurso deportivo estará contenido en la institución escuela que fijará los límites y asimilación al orden.

Esther Díaz[18] dice que:

La Institución me coacciona y me constriñe marcándome el rumbo que puede seguir mi discurso... cada institución tiene tácitamente delimitado lo que se puede y no se puede decir en ella; lo que se puede y no se puede hacer.

De cierta forma esto nos advierte de cómo no hay discurso sin poder. Y es ésta, la categoría de poder, que perfila la necesidad de conocer las funciones que cumplen los procedimientos deportivos al interior de la Escuela; qué relaciones de poder se establecen y configuran desde él; qué palabras desecha y cuáles incorpora el discurso deportivo en la escuela; cómo se dispone el azar a través de estos procedimientos.

Para este reconocimiento, voy a vincular al deporte a las ideas de Foucault, cuando establece la caracterización de la palabra y nos explica que uno de los tantos procedimientos de exclusión interno al discurso son las disciplinas. En tanto que la educación, y siempre tomando como referencia a Foucault, será vista como un sistema de exclusión más extensiva y donde la misma es:

“La encargada de distribuir, permitir y prohibir los discursos. La impronta que la educación va fijando en los discursos es la que surge del intrincado juego de las fuerzas del poder y los estratos del saber”[19]

·     La Ilustración Civilizadora: el Deporte, la Escuela y algunas proyecciones en Argentina.

Una de las condiciones más notorias del Idealismo inspirado en Descartes, Hume, Spencer y Durkheim, entre otros, es que ha llevado a ignorar las condiciones de:

“Tiempo lugar e intereses humanos y colocó a las contradicciones o conflictos del sistema (capitalista) como desajustes o desvíos”.[20]

De esta concepción filosófica (idealista) de  la cual  se nutre la ilustración, no ha permanecido ajena la Educación Física, por el contrario, según Muñoz Palafox pueden describirse dos corrientes históricas: ` La Biológico-Evolucionista y la Empírico-Analítica¨.

Palafox señala que, con relación a esta última, dos fisiologistas destacados de la Universidad Sorbona de París en 1920, los Dres. Marey y Demeny, señalaban que:

“Los fines de la educación física no podrían ser sino de orden fisiológica y científicamente legitimados y defienden la construcción de una gimnasia puramente científica, desprovista de toda consideración filosófica”[21]

En Argentina, y luego al fin de la última dictadura militar, desde la década del ’80; empieza a desarrollarse esta corriente Empírico- Analítica ligada por aquel entonces a Laboratorios de Ciencias del Deportes y entre los cuales podemos citar el “Labemorf” –en Capital Federal- y el “Biosystem” –en Rosario-. Estos irían acompañando el proceso de modernización y “cientificidad”¨ al interior de la educación Física y en oposición a la corriente biológico-evolucionista, que valorizaban la superioridad de la raza, el coraje, el nacionalismo; así como los principios de la medicina social conservadora liberal instaurada sobre las precarias condiciones de salud y hacinamiento de las poblaciones.

Dentro de la tendencia Empírico-Analítica es posible relacionar la formación del estudiante de Educación física de  la manera en que lo hace Muñoz Palafox:

“En este sistema, la enseñanza busca la formación técnico-científica-profesionalizante desprovista, de hecho, de una base socio-filosófico-antropológica en los estudiantes, para reforzar ideológicamente los presupuestos de la neutralidad  de la ciencia y fomentar –ideológicamente- una formación poco relacionada con el cuestionamiento al modelo social en desarrollo”.

Anclado en estos criterios, surge alrededor de los años ’40 en Estados Unidos la “doctrina de la aptitud física” bajo los criterios científicos de la medicina del deporte.

Un primer avance de esta doctrina desde el Estado en Argentina se produjo particularmente en pleno proceso dictatorial, cuando bajo la denominación de: “Plan Nacional de Evaluaciones”, gran parte de la población escolar fuera sometida a tests de aptitud física, objetivando la búsqueda del rendimiento y como medio de investigación aplicada. Los reflejos hacia las instituciones de formación se vincularían al abandono de  prácticas empíricas a cambio de “bases científicas” de la medicina del deporte.

Muñoz Palafox afirma que: “surge, en consecuencia de la concretización de estas políticas, una formación pragmática-tecnicista que utilizaría la educación física como medio y el deporte como fin, siendo el rendimiento el principal fundamento de evaluación escolar”.

Es importante resaltar que estas tendencias, aunque con singularidades regionales, se extendieron por varios países de Latinoamérica logrando desarrollarse, fundamentalmente, durante las épocas de ausencias democráticas en estos países, y que se extendiera entre los años ’60 y ’80.

Los programas: “Deportes con Todos” o “Deportes para Todos”, “los gimnasios y centros de ejercicios”, los incentivos al deporte escolar y de alto nivel, estuvieron en esas épocas y países siempre impregnados por la doctrina de la Seguridad Nacional.

Finalmente, una de las características más notorias de la tendencia Empírico- Analítica es que su propuesta, por estar ligada a los modelos de desarrollo de la economía de mercado, hace con que florezcan y se radiquen, por ejemplo: cursos de capacitación (“marketing en la educación física”, “personal training...”) o Licenciaturas ligadas a la privatización masiva de la Educación Superior, y también, ya que están encadenadas a las ideologías dominantes, es posible observar los intentos en reglamentar la profesión con el objeto de incorporarla a las leyes del mercado, de alcanzar una legitimidad legalista, obviando con ello una discusión más profunda  que abrace los inconvenientes epistemológicos y sociales de la profesión.

Estos debates, en términos que puedan involucrar a las actividades deportivas en la escuela, no están aún sensiblemente desarrolladas  o cuando menos gozan de falsas polaridades (competencias vs. no-competencias o más recientemente: juegos deportivos vs. juegos cooperativos). Y me parece que por un lado debiéramos destacar la importancia de no negar el deporte de la escuela, como tampoco las relaciones de poder que de él se derivan.

Valter Bracht[22] señala la importancia de resignificar los valores del deporte y para tanto afirma que precisamos actuar “Procurando desarrollar un deporte en que el principio del rendimiento y el de la competencia discriminatoria (mejores de los peores), del esfuerzo personal e individual (a veces asociado) para vencer al adversario, no sea la principal orientación de éste, desarrollando un deporte en que se busque jugar con y no contra el adversario, un deporte donde se busque insistentemente el desarrollo de lo colectivo (priorización de lo colectivo a lo individual, incluyendo el “adversario / compañero”), estaremos, en verdad, descaracterizando el deporte burgués, y lanzando y creando un nuevo deporte que, a su vez, solamente se consolidará con la creación también de un nuevo orden social, sin la cual no tendrá condiciones de sobrevivir, porque será fatalmente sometido a la orden burguesa”.

Por último, y en el sentido de no desatender la relaciones de poder que el deporte invoca y proyecta, y entre las cuales encuentra a  la escuela como espacio para incardinarse, es importante resaltar que; el Deporte, desde la Ilustración va a conjugar los condicionantes socio-políticos emergentes, ya que colaborará en la innovación de las prácticas de ocio pero en el sentido que De Gaudemar explica la innovación disciplinaria. Es decir, el deporte inaugura (innovando) una forma de control sobre el modo de la producción de fuerza (aquello de la “aptitud aumentada” vía la Deportización de la sociedad) pero al mismo tiempo reproduce las formas de control experimentadas en o con otras poblaciones por medio de la sublimación –ahora- de la violencia (ya no más aquellos ritos guerreros o enfrentamientos militares). En esta perspectiva el deporte alcanza el valor de una forma de  disciplina, la cual, para De Gaudemar, está históricamente determinada para favorecer el control patronal sobre el proceso de trabajo.


¨Genealogía: En el sentido de encontrar ascendientes que expliquen o permitan interpretar acontecimientos actuales.

¨Proyecciones: aspectos que se reflejan en formas de identidades y logran adquirir un sentido propio.

[1] Heinich, N. Norbert Elías. Historia y Cultura en occidente. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1999 P.45

[2] En  ibídem

[3] En ibídem

[4] En ibídem

[5] Zapata Gollan, A. Juegos y diversiones públicas. Dir. Gral. De Cultura, Santa Fe 1972

[6] Ibídem

[7] Esta apreciación es también notada por Vicente Pedraz en su artículo El Juego en el Medioevo p:47 en el VII Simposium Historia de la educación física. Univ. De Salamanca- Fundación Archipiélago 1999-2000

[8] Heinich, N. ob. Cit. p:44

[9] Foucault, M. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona. Gedisa, 1995 V Conferencia. P:124

[10] Ibídem, p:123

[11] Ibídem, p:127

[12] Entendemos a la Sensibilidad Corporal en el modo de David Le Bretón, como: “Las percepciones sensoriales o lo sentido y la expresión de las emociones que parecen la emanación de la intimidad más secreta del sujeto, pero no por ello están menos social y culturalmente modelados”.

[13] Pedraz, V. Ob. Cit. p:49

[14] Foucault, M. la verdad y las formas jurídicas. Ob. Cit p:128

[15] De Gaudemar, J. P. Preliminares para una genealogía de las formas de disciplina en el proceso capitalista del trabajo. En: Espacios de Poder. Ed. Endimión. Madrid, 1991

[16] Ibídem, p: 86

[17] Ibídem, p: 86

* Las negritas me pertenecen

[18] Ob. Cit. p:16

[19] Esther Díaz, ob. Cit. p:81

[20] Muñoz Palafox, G. As tendencias pedagógicas em educaçao física e sua relaçao com as concepçoes idealistas e materialistas da história. Faculdade de educaçao física de Universidade Federal de Uberlándia, Brasil.

¨ Por motivos que exceden este trabajo me abocaré solo a la corriente Empírico-Analítica.

[21] Ibídem

¨ por ese tiempo se producen las modificaciones a los planes de estudios de los Ex. INEF y donde se prolonga por un año más la carrera.

[22] Bracht, V. Aprendizaje social y educación física. Ed. Vélez Sársfield. Córdoba, 1996 p:72

 

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