¿Evolución o
Estancamiento de la Mujer en la Actividad Física y el Deporte?
Lic. Abel José Baratti
Director Facultad de
Actividad Física y Deporte
Universidad de Flores –
Subsede Comahue
abelbaratti@hotmail.com
“Yo Cyniska, descendiente de los reyes de Esparta, coloco esta piedra
para recordar la carrera que gane con mis rápidos pies, siendo la única
mujer de toda Grecia en ganar”.Esta frase según Pausanias, historiador y
geógrafo Griego, esculpida en la base de un monumento de Olimpia, es una
evidencia sobre la exclusión de las mujeres de la práctica deportiva en
la antigua Grecia, de la misma manera como lo eran de casi toda la vida
pública.
En el año 2000 y en la
versión XXVII de los Juegos Olímpicos Modernos en Sydney se cumplen 100
años de la primera participación femenina en los juegos de la II
Olimpíada de 1900.
Las mujeres empezaron a
competir en pruebas de Golf y de Tenis en 1900 en París; en 1904 en San
Luis se añadió el Tiro con Arco. Las mujeres también participaron en las
regatas de vela y Patinaje Artístico en los juegos de 1908.
¿Por qué el creador de
los Juegos Olímpicos Modernos no permitía la participación de las
mujeres en la Competencia? ¿Acaso pretendía él protegerlas? O sería su
formación hogareña o como dice Yves Boulonnre en la página 25 de la
revista Olímpica de Febrero-Marzo de 2000 al referirse a que es el hogar
el espacio del cual la mujer no debe alejarse por pena de que su moral
sufra las consecuencias; el hombre le reconoce deberes mas que derechos:
“Es la ley de la casa, esa fue la imagen dominante de la madre que
Coubertin recibió durante su educación escolar, y esa fue también la
imagen de la mujer que le presento la ciencia francesa de la época”.
Hay que comprender y
entender a Coubertin, la época, su clase, su educación y sobre
todo su vasto conocimiento del pueblo griego muy seguramente lo llevan a
mantener su posición. a manera de inventario podría también preguntarse
¿qué papel social jugaba la mujer en el mundo en 1800?
Es
este un tema bastante interesante que nos exige además un conocimiento
profundo y serio de la historia y sobre todo de la vida obra y
pensamiento de Coubertin, quien muy a su pesar ve como la mujer empieza
a participar en los Juegos Olímpicos de 1900 en olimpíadas no superior a
24 y en cinco deportes. En los Juegos de la XXVII Olimpíada en Sydney,
las mujeres competirán en 25 de los 28 deportes incluidos en el
programa. El 38% de los 10.382 atletas inscriptos, son mujeres.
El movimiento deportivo
femenino encontró una abanderada, la francesa Alice Melliat, que
si bien en su época de colegio no practicó deporte, comienza a asistir a
los estadios convencida que el deporte desarrolla su personalidad, da
seguridad y arrojo y crea un espíritu desenvuelto. Con el tiempo es una
excelente deportista (remo), y se convierte en la primer mujer en
obtener el diploma que hasta la fecha correspondía a remeros de larga
distancia. En 1917 Alice Melliat funda la Federación de Sociedades
Femeninas de Francia (FFSF). En 1921 en Mónaco organiza la Olimpíada
Femenina con la participación de cinco países: Gran Bretaña,
Suiza, Italia, Noruega y Francia. El 31 de octubre
de 1921 con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia,
Checoslovaquia y Francia, se organiza la Federación Internacional
Deportiva Femenina (FSFI).
La FSFI, al ver que la
Federación Internacional de Atletismo (IAAF), no les escuchaba en el
sentido de incluir pruebas femeninas en los Mundiales de Atletismo,
organiza los primeros Juegos Mundiales Femeninos en el estadio
Pershing de París el 20 de abril de 1922. Gotemburgos, Suecia en 1926 es
sede de la segunda JJ.OO. femenino, evento que empezó a ser visto y
seguido por los organizadores y dirigentes de los Juegos Olímpicos y la
IAAF y pretenden acabar la organización incluyendo los 100m y 800m, el
salto de altura, el lanzamiento de disco y los relevos de 4x1000m, en
los Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam y firmando un protocolo de
acuerdo con la IAAF.
Alice Melliat, no
contenta con la poca atención de los Olímpicos del 28 y el 32 a su
movimiento mundial, decide realizar en 1930 1934 los Juegos Mundiales
Femeninos en Praga Checoslovaquia y Londres respectivamente.
La FSFI se disolvió en
1938, pues las pruebas femeninas poco a poco se fueron incluyendo en los
Juegos Olímpicos y el atletismo femenino definitivamente irrumpe
triunfalmente en el programa de la IAAF.
Estados Unidos con 1.183
participantes, es el país que más mujeres ha llevado a los Juegos
Olímpicos de Verano desde 1900 hasta 1998, seguido de Gran Bretaña con
835, la dos Alemania con 744, Canadá 668, Unión Soviética/federación de
Rusia 634, Australia 515, Japón 499, Francia 483, Países Bajos 460,
Italia 384. A Juegos Olímpicos de Invierno Estados Unidos 309, Canadá
221, Alemania 186.
Enriqueta
Basilio Sotelo
corredora de salto vallas en 1968 en México se convierte en la primer
mujer en portar y encender la llama Olímpica.
Katia Mascangni
Stivachtis, responsable de la Sección de promoción de la mujer del COI,
dice que el COI orienta sus acciones al cumplimiento de:
1.
Promover el deporte femenino en los Juegos Olímpicos, y
efectivamente con la colaboración de las Federaciones Internacionales y
los Comités organizadores de los J.O han decidido que mediante el COI se
exija obligatoriamente a todos los deportes que aspiren a figurar en el
programa olímpico la celebración de competencias femeninas. Prueba de
ello es que en Sydney 2000, se incluirán 4 nuevos deportes 24 nuevas
pruebas femeninas; las mujeres participarán en el mismo olimpíadas de
deportes por equipos que los hombres.
2.
-Desde 1981 año en que por iniciativa del Presidente Samaranch,
se han elegido 117 miembros de los cuales 16 han sido mujeres. El COI se
fijo como meta que para finales del 2000 en todos los Comités Olímpicos
Nacionales y en todas las Federaciones Internacionales el 10% de los
cargos directivos deben ser ocupados por mujeres, y el 20% para el 2005.
Las
mujeres que han competido en mas ediciones de los juegos la Olimpíada de
Verano es la Sueca Kerstin Palm, compitió en Esgrima en siete ediciones
consecutivas, de los juegos de la olimpíada de 1964 a 1988.
Juan Antonio Samaranch,
Presidente del COI, dice “Afortunadamente, la mentalidad respecto a las
mujeres ha evolucionado enormemente con el paso del tiempo, lo que,
naturalmente, ha repercutido en el movimiento Olímpico”. El fijó como
prioridad al ser elegido Presidente del COI en 1980 que las mujeres
tendrían acceso a la directiva del COI y efectivamente desde 1981 por
primera vez en la historia Olímpica las mujeres son elegidas como
miembros del COI; es el caso de Anita L. De Frantz Vicepresidenta del
COI y presidenta del grupo de trabajo de mujer y deporte.
La primera conferencia
Internacional sobre la mujer y el deporte tuvo lugar en Brihton, Reino
Unido, del 5 al 8 de Mayo de 1994, fue organizada por el Bristish Sport
Council, con el apoyo del Comité Olímpico Internacional; allí se
reunieron los responsables de las políticas y decisiones del mundo
deportivo. La conferencia decidió establecer y desarrollar una
estrategia Internacional para el deporte femenino que abarque todos los
continentes. Uno de los objetivos del documento o declaración de Brihton
es el desarrollo de una cultura deportiva que permita y valore la plena
participación de las mujeres en todos los campos del deporte.
Las dos primeras mujeres
miembros del Comité Olímpico Internacional fueron Flor Isava Fonseca
(Venezuela) y Pirjo Haggman (Finlandia) en 1981. Esta última renunció en
1999.
En octubre de 1996, se
organizó en Lausana la primera conferencia mundial sobre Mujer y
Deporte, se evaluaron los avances realizados en el área de la mujer y el
deporte; se escucharon y compartieron experiencias y además se
definieron políticas para promover el liderazgo femenino en la familia
Olímpica.
Por Rumania, por caso,
las mujeres han ganado en Juegos Olímpicos 109 medallas mientras que los
hombres solo 104.
El Ocio y el Deporte
en la Mujer
Sin
duda alguna, los hombres tienen mayor poder cultural que las mujeres. El
ocio en general, y en el deporte en particular, aquellos dedican mas
tiempo y tienen acceso a un olimpíadas mayor de actividades que estas.
El deporte constituye una parcela incomparable de la vida cultural en la
que se fomenta el sexismo y en donde las mujeres están seriamente
discriminadas. Sin embargo, aunque la construcción social de la mayoría
de los deportes se basa en una larga e implacable historia de dominación
masculina y subordinación femenina, el poder masculino en el deporte no
ha sido nunca absoluto. A finales del siglo XIX y principios de XX, se
inició un despliegue gradual del deporte femenino, que se continuó
durante el período de entreguerras y con posterioridad a la Segunda
Guerra Mundial, y que se ha acelerado en los últimos años. El número de
mujeres que deciden dedicar hoy sus horas de ocio a la práctica
deportiva, y la variedad de deportes que realizan, son superiores al de
cualquier otro momento histórico precedente. Este cambio en los perfiles
deportivos de las mujeres esta modificando las tradicionales estructuras
masculinas del ocio y el deporte.
La interpretación mas
común de este crecimiento de las oportunidades de ocio y deporte para
las mujeres presenta el proceso como un movimiento evolutivo progresivo
en la historia de la sociedad industrial. Esta concepción idealista
reconoce la histórica subordinación de las mujeres en el deporte,
exagera la tendencia hacia la igualdad de oportunidades, y minimiza la
producción y la lucha por el poder que ha sido un aspecto intrínseco de
dicho proceso. Esta postura “liberal” asume que cualquier incremento en
las oportunidades de las mujeres, o en la redistribución en su favor de
los recursos deportivos, tendrá lugar dentro de las estructuras
deportivas existentes, lo que, implícitamente, supone dar por sentada la
“esencial” naturaleza de la sociedad capitalista.
Como contrapunto, existen
otras interpretaciones alternativas que hacen una crítica radical del
papel del ocio y del deporte en las sociedades capitalistas y que
comparten una concepción esencialmente determinista de las relaciones
entre la cultura y el modo de producción capitalista. Desde esta óptica
se arguye, por ejemplo, que el deporte es explotador porque mantiene las
desigualdades de propiedad y de clase e incorpora los conflictos
endémicos del capitalismo, incluyendo las relaciones antagónicas de
género y los ejemplos de sexismo. Se afirma que no se han conseguido
cambiar las causas, profundamente enraizadas, de la desigualdad y que la
mayor participación femenina es una forma de incorporación a una
estructura del deporte que, en términos fundamentales, continúa siendo
un bastión del poder masculino.
Nos
encontramos pues, ante dos planteamientos opuestos en torno a la
posición de las mujeres respecto del ocio y al deporte y en torno a la
naturaleza misma del deporte y de la sociedad. Un enfoque tiende a
exagerar el alcance de la libertad individual y los beneficios del
deporte; el otro, sus represivos y dañinos efectos. Los dos se centran
en el deporte masculino – en el primer caso, como un modelo a copiar y,
en el segundo, como algo a lo que oponerse. Sin embargo, ninguno de los
dos trata adecuadamente las complejidades y contradicciones de las
relaciones de género en el deporte: la idea, por ejemplo, de que la
mayoría de los deportes
todavía subordinan a las mujeres, pero, al mismo
tiempo, pueden constituir una experiencia liberadora y creativa para
ellas; o la observación de que se impide sistemáticamente a las mujeres
participar en deportes que también proporcionan un espacio para su
liberación. El problema que aquí se plantea es si se puede explicar
teóricamente las relaciones entre las posibilidades y limitaciones que
deben afrontar las mujeres en las esferas del ocio y el deporte.
Este problema no se ha
tratado adecuadamente debido, en parte, a la forma en que se han
elaborado las teorías del ocio y el deporte. La mayoría de los análisis
han sido escritos por hombres, tratan predominantemente del ocio y el
deporte masculinos y, salvo excepciones, las mujeres han sido
marginadas o, incluso, hechas invisibles. La literatura muestra la
tendencia a “insertar” a las mujeres en marcos de ocio y deporte
masculino previamente construidos, así como el fracaso general a la hora
de examinar los temas del género.
Irónicamente, las propias
han contribuido a agravar dicha negligencia y distorsión. Los estudios
de las mujeres han tendido a centrarse en cuestiones de significatividad
legal, política, económica, educación e ideológica. Los campos del ocio
y el deporte femenino son nuevos, relativamente poco desarrollado, y
existe poco material de investigación sobre ellos. En consecuencia, las
explicaciones tienden a ser descriptivas y solo provisionalmente
teóricas. Por primera vez, durante la década de los ochenta, se ha
observado un interés por explorar de forma mas sistemática las
relaciones entre el ocio, deporte y género, interés que forma parte de
un movimiento teórico mas amplio centrado en el nivel cultural de la
vida y en consecuencia de la intervención feminista y de la progresiva
toma de conciencia de las limitaciones de las teorías que no consideran
la construcción de las divisiones de género como un componente
intrínseco de su análisis de la cultura.
Las
limitaciones de la mujer
La
falta de tiempo constituye una limitación obvia para el ocio femenino;
las diferencias de oportunidades ya existentes respecto al ocio para
hombres y mujeres tienden a aumentar con el matrimonio. La peor posición
corresponde a las mujeres que tienen niños pequeños y, además, trabajan.
Como las mujeres casadas realizan la mayoría del trabajo doméstico, toda
su actividad de ocio se intercala entre las esenciales tareas de criar a
los hijos, cocinar, lavar, fregar, hacer las compras, etc. En el hogar,
las mujeres no poseen noción real del “tiempo libre” y, en consecuencia,
la distinción entre el trabajo y el ocio se difumina. El ocio doméstico,
basado en la familia, se convierte en la norma para las mujeres casadas,
especialmente para las que tienen niños pequeños. Ver la televisión – la
actividad de ocio mas popular entre las mujeres casadas y con los niños
– planchar o coser, por ejemplo, pueden hacerse al mismo tiempo que se
vigila a los pequeños. Las responsabilidades de las mujeres (la casa y
los hijos) limitan sus posibilidades de ocio fuera del hogar y, por lo
tanto, no es sorprendente que el deporte sea una actividad minoritaria.
Al casarse, las mujeres dejan normalmente de participar en actividades
deportivas, si anteriormente estuvieron interesadas en ellas. Incluso
cuando se dispone de tiempo libre
suficiente, la energía
requerida para realizar una actividad física vigorosa constituye en si
misma un obstáculo para la práctica deportiva femenina. Como el trabajo
doméstico es físicamente agotador, el deporte puede ser la actividad de
ocio menos recomendable para las mujeres con niños pequeños: en ningún
caso las restablece y fortalece sino que, por el contrario, puede
provocarle agotamiento y debilitar su salud. Además, el ocio fuera del
hogar, y el deporte en particular, pueden resultar caros; el transporte,
las entradas a las instalaciones, por ejemplo, son especialmente
costosos para las familias con ingresos escasos, para las madres
solteras separadas, y para las mujeres sin trabajo cuyos esposos o
compañeros están en iguales condiciones. En muchas familias, control del
dinero para el ocio corresponde, casi exclusivamente, al hombre – porque
se tiende a considerar que los ingresos pertenecen a la persona que lo
gana y el dinero destinado al mantenimiento del hogar o al bienestar de
la familia no se considera como algo disponible para uso personal.
El control masculino del
ocio femenino se materializa, también en formas que están conectadas con
el ejercicio del poder en el sentido mas personal. Hay datos que
muestran que los hombres controlan el tiempo que emplean sus esposas,
novias o hijas en todo tipo de actividad social y que, igualmente,
reaccionan violentamente contra sus esposas cuando estas cuestionan su
autoridad. Además las mujeres sienten temor o se ponen nerviosas ante la
idea de salir solas o, incluso, en grupos de dos o tres – cosa que no
sucede a los hombres – especialmente cuando van a lugares
tradicionalmente masculinos como “pubs”, clubes de trabajadores, algún
club deportivo y centros de ocio y de salud. Esta es una limitación
impuesta a las mujeres y mediatizadas por las actitudes masculinas y
femeninas hacia la sexualidad. Las mujeres que no van acompañadas por un
hombre tienden a ser definidas como “fáciles” o, menos peyorativamente,
como “buscadoras de hombres” y, en dichos contextos, se sienten
amenazadas por el acoso sexual de los hombres. La norma que las mujeres
tienden a seguir, una vez que mantienen una relación permanente con un
hombre, es la de ajustarse a las nuevas normas de ocio resultantes de su
posición de novias, esposas o madres – los hombres, por el contrario,
suelen continuar con los intereses de ocio que tenían antes de casarse.
Las mujeres, por ejemplo, acompañarán a sus esposos al “pub” o actuarán
como sus “equipajes” deportivos, sirviendo el té, lavando la ropa y
recogiendo las entradas.
De acuerdo con los datos
disponibles sobre el ocio femenino – que se basan en material empírico,
incluyendo los propios relatos de las mujeres sobre como perciben sus
propias vidas – es posible hacer generalizaciones sobre las mujeres, en
tanto grupo que vive su ocio de forma diferente y subordinadas a las de
los hombres. Si embargo, el hecho de considerar a las mujeres como un
grupo homogéneo puede inducir a serios errores. Las desigualdades de
clases, por ejemplo, acentúan las desigualdades de género en el ocio y
el deporte. La mayoría de las limitaciones en el ocio femenino afectan
mas a las mujeres de la clase trabajadora que a las de clase media –
estas tienen mas probabilidades de disfrutar de ayudas en la casa y en
la crianza de sus hijos y disponen de mas dinero para el ocio y el
transporte privado. Por tanto, no es sorprendente que haya mas mujeres
de clase media que hagan deporte. Sin embargo, aunque recientemente se
ha producido un importante incremento en la puesta en funcionamiento de
clubes de salud para
mujeres, grupos de mantenimientos, clases de aeróbic, gimnasios, body –
building y saunas, el boom de la forma física (Fitness) femenina no ha
afectado casi nada a la vida de las mujeres de la clase trabajadora.
Alternativas
en el Deporte Femenino
La
articulación simbólica de las diferencias entre hombres y mujeres en las
imagines deportivas tiene un importante efecto de control sobre la
participación deportiva de las personas. Sin embargo, las imágenes
dominantes no son las únicas existentes. El deporte, como cualquier otra
instancia cultural, personifica el conflicto; y constantemente están
surgiendo imágenes de la feminidad variadas y alternativas. Esto ayuda
a comprender mejor la naturaleza de la hegemonía masculina en el
deporte.
El desolado cuadro que
emerge a partir de los controles sociales, económicos y simbólicos sobre
la participación femenina en el ocio y en el deporte tiende a enmascarar
ideas y prácticas marginales, o incluso contrarias dominantes. La
hegemonía masculina en el deporte ha encarado siempre luchas y
contradicciones, no ha permanecido estática ni inviolable. Así, por
ejemplo, en 1896, en los primeros JJOO modernos celebrados en Grecia
(que, inequívocamente, constituyeron un bastión del privilegio masculino
burgués), solo una competidora no oficial, una griega llamada Melponeme,
rompió los esquemas del maratón simbolizando los esfuerzos de las
mujeres por superar el dominio masculino. Desde entonces, y de una forma
gradual, el número de mujeres que han luchado contra la feroz oposición
a su participación en diferentes deportes y pruebas ha ido aumentando.
Ya no constituye ninguna excepción que una mujer corra el maratón; pero
hubo que esperar hasta 1984, después de una larga y amarga lucha contra
las míticas explicaciones acerca de la inferioridad femenina, para que
el maratón se convirtiese en una prueba olímpica femenina oficial. Los
éxitos de las deportistas y la producción de heroínas, por ejemplo
coexisten con actitudes reaccionarias – a la vez que las contradicen –
sobre la participación femenina, y los resultados de tales diferencias y
conflictos no es necesarios ni inevitable.
Por ejemplo, hay una
ignorancia general – aunque unida a un creciente conocimiento – de los
datos que pueden disipar los mitos sobre la relación entre la biología
femenina y su potencial deportivo. Es cierto que los hombres son, por
término medio, mas altos, fuertes y pesan mas que las mujeres; tienen
los hombros más anchos, las caderas mas estrechas y un centro de
gravedad mas alto. Poseen una mayor masa muscular, una mayor capacidad
pulmonar, corazones más grandes y, en consecuencia, una distinción de
oxígeno a los músculos más eficiente. Los deportistas son, por tanto,
generalmente más fuertes, rápidos y poderoso que las deportistas: pueden
correr mas deprisa, saltar mas alto y lanzar mas lejos.
Sin embargo, aunque la
mayoría de las mujeres tengan una menor masa muscular, mas grasa y sean
más frágiles y flexibles; aunque sean más lentas, débiles y menos
poderosas que los hombres, no se desprende de ello que las pruebas que
requieren velocidad y potencia se adapte
exclusivamente a los
hombres. Hay muchas mas diferencias dentro de un mismo sexo que entre
sexos, y la condición física, la habilidad, la agilidad y la
coordinación pueden ser unos factores más importantes.
Las mujeres tienen también
que acomodarse a los cambios fisiológicos que tienen lugar durante la
menstruación, el embarazo, el parto y la menopausia, pero los problemas
asociados a estos procesos, son menos frecuentes entre las mujeres que
hacen ejercicio regularmente. Generalmente se desconoce que las medallas
olímpicas, los récords mundiales y las mejores marcas individuales han
sido obtenidas por las deportistas en todas las fases del ciclo
menstrual. Además, al principio del embarazo y poco después del parto,
las mujeres han participado con éxito en todos los niveles del deporte
competitivo. Fanny Blankers-koehn, apodada “ama de casa voladora
holandesa”, constituye uno de los mas conocidos ejemplos de que el
rendimiento deportivo máximo no es incompatible con la función
procreadora normal. En 1948, ganó cuatro medallas olímpicas estando
embarazada, y después, siendo madre, estableció cuarto récords del
mundo.
Otra concepción popular
falsa se refiere a que los sistemas reproductores femeninos son más
susceptibles de ser dañados que los de los hombres; de hecho, los
órganos reproductores femeninos están situados y protegidos dentro del
cuerpo y el riesgo de que puedan ser dañados haciendo ejercicio violento
es menor. Además, hombres y mujeres pueden llevar aparatos protectores,
y las razones éticas para condenar los deportes peligrosos son tan
aplicables a los hombres como a las mujeres. Aunque la biología femenina
es diferente a la masculina, cada vez es mayor él número de personas que
reconoce que no existe ninguna razón fisiológica o médica que impida a
las mujeres sanas participar en cualquier tipo de deporte.
Puede ser demasiado pronto
para decir que la hegemonía masculina es frágil, peor contiene elementos
contradictorios y está siendo problematizada, ya que las mujeres atacan
las identidades deportivas tradicionales. La “feminidad” en el deporte
no es un fenómeno estático, sino un concepto que engloba imágenes
diversas. Esta diversidad puede entenderse como una manifestación de las
luchas en torno a los significados que se encuentran en un constante
estado de negación.
Gracias a su participación
en mas deportes, y a través de sus éxitos en las competencias
deportivas, las mujeres están cambiando el sentir general (“sentido
común”) a cerca de su biología y potencial deportivo. En algunas
pruebas, las mejores mujeres están batiendo récords pasados de los
hombres, y están superándoles en competiciones que permiten la
participación de ambos sexos. La tendencia hacia la equivalencia con los
hombres – y hacia la superioridad sobre ellos – es mas clara en pruebas
de larga distancia de natación, marcha, ciclismo, patinaje sobre
hielo, patinaje y maratón.
Hay datos que muestran que las mujeres pueden estar fisiológicamente
mejor dotadas que los hombres para las pruebas de resistencia, aunque
irónicamente, las mujeres
tienen solo una breve
historia de participación en estas pruebas porque se han encontrado con
una constante y feroz oposición.
El conflicto mas grande
entre las nociones convencionales de feminidad y de poder deportivo
tienen lugar en los deportes tradicionalmente masculinos – en particular
aquellos que requieren contacto corporal o alarde individual de fuerza,
velocidad y destreza, como los deportes de equipo, de combate, pruebas
de fuerza y velocidad. Sin embargo, a pesar de la oposición y los
perjuicios, en todos estos contextos la subordinación de las mujeres
está constantemente siendo reproducida y derribada, mientras los hombres
luchan por mantener su control, las mujeres aumentan sus exigencias y
ganancias.
La política femenina
deportiva, en parte, de las luchas en torno a los recursos, y el
resultado, ha sido un cambio gradual hacia la igualdad con los hombres.
Hay un número mayor de mujeres participando en mas deportes que en años
anteriores y con funciones diversas; ha aumentado el número de
reporteras, comentaristas, administradoras, árbitros y entrenadoras.
Muchos de estos cambios son el resultado de las acciones llevadas a cabo
por las propias mujeres y, en cierta medida, es una de los efectos del
movimiento feminista. La creación de la Fundación de Deportes Femeninos
ha proporcionado coordinación al desarrollo del deporte femenino en
Inglaterra. Facilita un servicio de información a las mujeres
interesadas, organiza grupos de trabajo para examinar áreas concretas de
discriminación, y actúa como un grupo de presión sobre el
“esta-blishment deportivo”.
La
Mujer en la Elaboración de Políticas Deportivas
Al
analizar el tema de la dirigencia deportiva y participación de la mujer
en la misma, es menester tener en cuenta un sin número de factores en el
momento de formular una hipótesis de la situación actual.
Hay
que tomar la temática del género y su participación en el ámbito
teniendo en cuenta la evolución histórica y la inclusión femenina en las
gestiones gubernamentales, en cargos electivos y en otro tipo de
organizaciones. Se deberá analizar la llegada de mujeres a lugares
públicos y de toma de decisión y la relación entre ambos sexos en esas
instancias.
Asimismo habrá que realizar un análisis específico de la participación
deportiva femenina en diferentes ámbitos del deporte, desde la
presentación en todas sus instancias hasta la participación en sus
planeamientos políticos y de equipos o delegaciones.
En
los últimos años la temática mujer, ha venido abordándose desde muchos
planos, en especial en los campos social y cultural. Si tenemos en
cuenta que el deporte esta inmerso, en
forma significativa y
creciente, en todos los aspectos de la vida cotidiana, y con
connotaciones políticas, de una nación, no puede soslayarse tampoco esta
temática.
Hasta
el momento, los estudios de género se basaron, al igual que en las demás
áreas temáticas, en las diferencias biológicas y culturales entre
hombres y mujeres. A consecuencia de ello, toda la bibliografía gira en
torno a rendimiento y medicina deportiva.
En el
deporte es donde socialmente están aceptadas las “diferencias”, las
“desigualdades” son “naturales”. Estos argumentos, hasta hace muy poco
daban validez a las discriminaciones sociales, jurídicas, políticas,
económicas de la mujeres, estaban basados también en diferencias
biológicas y físicas y fundamentaban todas las demás diferencias.
La
discriminación de la mujer no es una cuestión sexual, sino básicamente
social y cultural, y la mayoría responde a conductas de hecho, no de
derecho. Esto hace que la igualdad de oportunidades en todos los
aspectos de nuestra sociedad exista en teoría, pero este lejos de
alcanzarse en la práctica. en función de ello deberán arbitrarse
mecanismos que apunten a la modificación de las conductas culturales
predominantes, en donde los que son considerados pares son solamente los
varones.
Existen dentro del propio género, complicidades y diferenciaciones,
actitudes que permiten la dependencia y mantenimiento de estereotipos
retrógrados, y que brindan la comodidad de pertenecer a este grupo de
mujeres que es funcional y útil a la discriminación.
Sin
embargo, la mujer ha incrementado su participación activa en la
sociedad.
A
partir de la recuperación del Estado del Derecho en 1983 en la Argentina
la mujer ha entrado en una nueva estepa de participación determinando un
avance en la obtención y respeto de derechos adquiridos. La mayor
participación de la mujer se dio gracias a dos puntos importantes en la
evolución histórica; por un lado la demanda femenina en diversos
partidos políticos y organizaciones y por el otro la actitud positiva
del Estado a través de la legislación que género la apertura para esta
participación.
De
acuerdo a la reforma constitucional de 1994, en el Art. 75 inc.22 se
reconoce la jerarquía constitucional a tratados y convenciones
internacionales entre los que se encuentran la Convención sobre la
eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer. Basándose
en esta Convención que fuera aprobada por la ley Nro. 23.179/85, los
Estados-parte se comprometen a tomar en todas las esferas, en particular
en las políticas, social, económica y cultural, todas las medidas
apropiadas incluso de carácter legislativo a fin de asegurar el pleno
desarrollo y adelanto de la mujer en estas áreas en igualdad de
condiciones con el hombre. La herramienta mas importante que consagra
esta Convención es la llamada “acciones positivas” o de discriminación
positiva”, estas son medidas especiales de carácter temporal que
pretenden aclarar el logro de la igualdad entre sexos en las diferentes
esferas sociales.
La igualdad de
oportunidades efectivas, sin discriminación, no van a lograr establecer
en tanto las mujeres no logren elaborar la imagen propia de su género,
con necesidades propias,
voluntades claras y
métodos singulares para manejar el poder, para la toma de decisiones en
política y para generar los cambios esperados.
Generalmente el acceso de mujeres al lugares de toma de decisión se da
por negociaciones individuales y no por impulso de otras mujeres, con lo
cual este acceso no es compartido por otras, aunque en una primera
instancia haya existido un trabajo colectivo. Esto hace que ellas se
encuentren sin apoyo y su trabajo sea casi infructuoso en lo que
respecta a la temática femenina.
Entonces a medida que hay mas mujeres mas cerca de lugares de poder, se
encuentran mas alejadas y con mayores diferencias con el propio género.
A
medida que las mujeres fueron avanzando en la participación política,
los mecanismos fueron de incorporación en los ámbitos donde se
“requieran los valores femeninos”, que son los organismos sociales,
donde el poder quede relegado a un segundo plano o se reniega de él por
considerarlo corrupto e inescrupuloso, con la premisa de que las mujeres
son mas sensibles socialmente, menos corruptas, mas serviciales, tienen
mas intuición y desde allí pueden “humanizar la política”. El poder
femenino debe amoldarse a este estereotipo para ser aceptado.
El
deporte, al ser considerado un ámbito de representación y competencia,
deja de lado a la mujer y arrastra en este aspecto al deporte social
como estamento de mejor jerarquía y que sirve a los hombres para acceder
al deporte de rendimiento e ir escalando posiciones en organismos
superiores, así la mujer va quedando fuera de toda dirigencia.
Se
deben potenciar las capacidades femeninas desarrollando dirigentes y
haciendo tomar conciencia de la posibilidad de decisiones, riesgo y
participación autónoma con juicios críticos.
Hasta
hoy, al estar la mujer alejada de los pasillos del poder, tampoco puede
aprender y transmitir esto a otras, no puede incluir política con visión
propia y se queda sin posibilidades de cambiar.
A
medida que la mujer se introduzca en el espacio político, se va a ir
tomando visión de las demandas femeninas, se va a dar un aprendizaje
real para crear una dirigencia femenina.
Debe
analizarse que tipo de igualdad o participación pretendemos de la mujer,
ya que en la medición del rendimiento necesariamente se plantea una
desigualdad basadas en características físicas, como en el caso de los
deportes en los que prevalece la fuerza y la velocidad.
La
“igualdad” o “diferencia” se seguirá dando en los parámetros marcados
por el rol masculino y no a uno propio. La “igualdad” no debe darse con
respecto al plano masculino, si no pocas mujeres podrán acceder a este y
las demás perderán toda la protección que les permite la “diferencia”.
En la
política, la idea de igualdad aun hay que elaborarla, responde a un
proceso que será la actualización de lo femenino y lo masculino, es
dinámica y actuante en el presente.
La
lucha no solo es del hombre contra las mujeres, sino las mujeres y
hombres contra estructuras culturales arcaicas.
En
los profundos cambios que se están viviendo en todos los aspectos no
puede permitirse que la mujer quede al margen, ya sea por exclusión
cultural en patrones gestados hace siglos o por una autoexclusión
generada en la comodidad de la falta de participación, considerando que
la mujer no solo tiene derecho de participar sino la obligación de
involucrarse y poder formar su imagen y debe formar parte de esta
elaboración del presente con el fin de forjar una identidad colectiva
desechando la estructura antigua que no se corresponde con el hoy.
Retomando algunos conceptos históricos del comienzo, según la mitología
griega, las Amazonas eran una sociedad de jinetas guerreras del Asia
Menor gobernada exclusivamente por mujeres. Combatieron contra los
griegos en la guerra de Troya, de parte de los troyanos. Cuenta la
leyenda que las Amazonas se apuntaban el seno derecho para facilitar el
manejo del arco. Daban prioridad, por lo tanto, a sus fines bélicos y
subordinaban a ellos las funciones reproductoras. Pagaron un precio muy
caro por su actitud rebelde. Corrieron el mismo destino que los
contestatarios de todas las épocas. Fueron vencidas por los griegos y su
reina, Pentesilea, fue muerta en cruenta batalla a manos de Aquiles.
La
discriminación sexual es un fenómeno social indeseable. Es injusto e
irracional. Hace que las mujeres sean tratadas de manera diferente a los
hombres solo porque son mujeres. Y priva además a la sociedad del aporte
valioso que las mujeres son capaces de ofrecer a la construcción de la
sociedad. Por esas razones, hoy se procura integrar a los sexos en la
vida laboral.
Sin
embargo, existe un área profesional donde la segregación sexual no es
cuestionada: el deporte de elite. A las mujeres no se les permite medir
sus fuerzas con los atletas masculinos. Se les priva así de mayores
premios y cobertura medica. Como tal, en este un fenómeno extraño. ¿Por
qué no han de estar abiertas todas las disciplinas deportivas a todos
los participantes, sea cual sea su sexo?
El
Argumento Conservador
La
segregación sexual en el deporte es sustentada desde posiciones
ideológicas radicalmente diversas. Tanto conservadores clásicos como
filósofos feministas se oponen a la idea de competencia deportiva mixta.
La
posición conservadora afirma que las competencias deportivas mixtas son
dañinas para las mujeres, debido a que:
1.
Contribuyen a la “defeminización” de las mujeres, al desarrollar
las atletas una musculatura y una fuerza física que se asemejan a las de
los hombres; y
2.
Generan riesgo de salud para las atletas femeninas, que se ven
obligadas a someterse a esfuerzos físicos enormes para alcanzar el mismo
rendimiento que los hombres.
El
argumento de la defeminización es claramente sexista. Aunque de manera
velada, dice simplemente que las mujeres no deben competir con los
deportistas masculinos porque, de hacerlo, serán menos atractivas a los
ojos de los hombres. ¿De todos los hombres? ¿De algunos? Es un hecho que
no todos los hombres piensan así. Además, lo que es aun mas importante,
a algunas mujeres no les importa. ¿No deberían entonces poder
desarrollar el físico que quisieran?
Además, el entrenamiento riguroso también es un riesgo de salud para
los hombres. Es sin duda irracional invertir tanta energía y esfuerzo
para obtener un alto rendimiento deportivo. No solo la salud, sino
también la vida social del deportista es afectada negativamente. Los
atletas, de la misma manera que otros profesionales, deberían valorar
otros aspectos de la vida, además del dinero y el éxito laboral. Pero no
existe razón válida alguna para prohibir a las mujeres tomar las mismas
decisiones irracionales que los hombres. En una democracia, los
ciudadanos, cualquiera sea su sexo, deben tener el derecho a decidir
libremente qué sacrificios realizar en su profesión. El argumento
sobre los riesgos de salud es, en otras palabras, discriminatorio.
El
Argumento Feminista
Los
argumentos mas interesantes a favor de la segregación sexual en el
deporte han sido proporcionadas por la posición feminista. Son las
siguientes:
1.
La abolición de la segregación sexual destruye el deporte
femenino, ya que las mejores deportistas pasan a competir en las
competencias mixtas.
2.
El empobrecimiento del deporte femenino conduce a una
distribución aun mas desigual de premios y reconocimientos públicos en
el deporte.
Ambos
argumentos tienen un viso de verdad y son suficientes para refutar una
propuesta mas radical consistente en – con el fin de obtener la equidad
sexual – abolir todas las decisiones sexuales en el deporte
inmediatamente. Las atletas femeninas se someten hoy a un entrenamiento
riguroso y a los mismos sacrificios que los atletas varones. a pesar de
eso, existe todavía en muchas ramas deportivas un marcado abismo en el
rendimiento de un sexo y otro. Según algunos, la segregación sexual se
necesita entonces – a semejanza de las categorías de peso y edad – para
garantizar una relativa igualdad en las condiciones de competencias. La
propuesta radical no toma en consideración esa brecha de prestación y
trata a los deportistas de ambos sexos como si ya tuvieran la misma
capacidad física. Esa es una política injusta: en una sociedad
patriarcal, las obligaciones familiares de las mujeres las privan de la
posibilidad de dedicarse de lleno a una carrera deportiva. Los escasos
recursos invertidos en el deporte femenino contribuyen a cementar esa
situación de inferioridad.
Pero
la propuesta radical es contra productiva sobre todo para la equidad
genética. En ciertas disciplinas (por ejemplo, deportes de fuerza y
velocidad), las competencias mixtas obligarían a las mujeres a competir
con los hombres en condiciones de inferioridad. La integración sexual
haría entonces perder a las mujeres la motivación de participar en las
ramas dominadas por los hombres. Los deportes en los cuales la fuerza
física, la velocidad y la masa muscular juegan un rol decisivo se verían
confirmados como reductos inexpugnables de la masculinidad,
prácticamente sin ninguna participación femenina. El vencido raramente
se convierte en modelo social. Las mujeres – salvo contadas excepciones
– serían entonces vistas como inferiores a los hombres.
Programar
para un Deporte con Equidad Genérica:
Los
argumentos anteriores pueden resumirse en términos de un programa para
un deporte genéricamente equitativo, consistente en los siguientes
puntos:
Contrariamente a la propuesta radical, la segregación sexual debe ser
mantenida durante cierto período de tiempo en todas las disciplinas
deportivas en las que las mujeres aún tengan un rendimiento inferior.
En
una perspectiva de tiempo mas prolongada, sin embargo, todas las
competencias deben ser integradas sexualmente. Para eso se requieren
competencias mixtas en el deporte infantil y en la educación física
escolar. Las diferencias fisiológicas relevantes para la prestación
deportivas entre niños y niñas se manifiestan recién en los últimos años
de la escuela primaria. Convenientemente alentadas, no hay razón para
que las jóvenes adolescentes estén peor equipadas que los jóvenes para
practicar deporte. Compartiendo la responsabilidad por la atención
del hogar y el cuidado de los hijos, esa igualdad debería seguir
manteniéndose en la edad madura.
Se
debe entonces distinguir la reivindicación por la equidad genérica en el
deporte de elite, y en el resto de la sociedad. La demanda de igual
salario por igual trabajo debe ser satisfecha inmediatamente, porque las
mujeres ya han alcanzado el mismo rendimiento laboral que los hombres.
Este no ocurre en el deporte de elite. Recién cuando las deportistas
alcancen resultados similares a los de los hombres pueden ser efectivos
redistribuir premios y reconocimientos en el deportes de elites. Los
deportes mas populares, los que otorgan mayores recompensas económicas,
son aquellos que requieren fuerza física. La superación del monopolio
masculino sobre la fuerza es, por lo tanto, un paso importante en vías
de un deporte genéricamente equitativo. Mas que bailarinas y gimnastas
gráciles rítmicas, lo que el mundo de deporte – y el resto de la
sociedad – necesitan son Amazonas poderosas que derroten a los
hombres en sus propios dominios.
¿Y Cual Va a Ser la Novedad del Presente Siglo?
El
siglo XXI verá romper los últimos perjuicios que quedan, los últimos
reductos de burócratas y mojigatos: la integración completa de la mujer
en el deporte profesional. Integración que se va a lograr, no solo por
una cuestión de legalidad sino por la legitimidad del mérito propio: los
métodos de entrenamiento, de recuperación y la presencia de equipos
especializados en la gestión deportiva permitirá que, primero pocas y
luego gran cantidad de mujeres vayan accediendo paulatinamente a los
premios mas jugosos del deporte profesional. No cabe ninguna duda que la
mujer irá ingresando paulatinamente en el deporte profesional y se irán
rompiendo las barreras de segregación, especialmente porque el deporte
finaliza el siglo XX como él ultimo reducto de la cultura del machismo
ancestral. Las competencias se irán haciendo mixtas: primero los
deportes de habilidad, luego los de velocidad y fuerza. Primero pocas
mujeres, luego cada vez más.
Por
otra parte, los procesos de preparación en el deporte significan una
fuerte presencia de la racionalización, la especialización y la
eficacia. Son signos característicos de los tiempos por venir. El uso
creciente de diversos conocimientos y herramientas tecnológicas al
servicio del deporte y del deportista será cada vez mas común y su
aplicación cada vez mas costosa. Se acortarán los tiempos de la
recuperación de lesiones; aparecerán formas para digitalizar fases
completas de juego y hacer así de la cancha un enorme laboratorio; se
ampliará el uso de ropa y zapatillas inteligentes: el botín de un
jugador se transformará de acuerdo a las necesidades del momento, ya sea
para una fina pegada, para un virtuosa gambeta o para un remate
furibundo.
Pero
lo que imagino teñirá nuestros debates cotidianos girará en torno a la
tecnología aplicada al cuerpo y a sus funciones, esto es la
biotecnología. Su uso cada día será mas cotidiano y su aplicación
cada vez a mayor escala: miembros biotecnológicos para amputados que
cumplen casi las mismas funciones que miembros normales, operaciones de
ojos para recuperar la vista normal, aplicación de nanotecnología para
retrasar los procesos de fatiga. ¿Qué pasará cuando se apliquen a
personas (deportistas) normales, no para corregir defectos sino para
potenciar determinadas funciones y cumplir con el Citius, Altius,
Fortius? ¿El atleta que confía hoy en sustancias ergogénicas, pondrá
límites en su cuerpo para remplazar un pedazo de hueso o de músculo por
algún metal prodigioso? Algunos pocos sí, la mayoría seguramente que no.
El
límite es difícil de prever, pero sin duda los debates éticos
serán interminables y ocuparán centenares de líneas (o bytes) en el
espacio público del siglo XXI. Probablemente sus controles, a la manera
de los rayos X del film El vengador del Futuro, intentando
detectar implantes de chips, órganos ajenos transplantados y fragmentos
inteligentes de titanio para evitar la resistencia al avance, harán
recordar con una sonrisa fellinesca los actuales controles antidoping.
Finalmente, el avance actual de la tecnología aplicada a la
información deportiva muestra una tendencia evidente: unidades
altamente especializadas en hombre y máquinas y a bajo costo, podrán
difundir información en formato de texto, imagen y sonido con calidad
similar a las grandes empresas mediáticas. De ahí que se avecina una
lucha permanente contra la monopolización de los eventos, y la creación
de otros nuevos. También aparecerán y se crearán nuevos discurso y
relatos deportivos, habrá cambios constantes en los reglamentos, y se
inventarán deportes nuevos, además de nuevas formas de participación, lo
que permitirá dar satisfacción al gusto de la diversidad.
El
siglo XXI será un siglo de profundización creciente en los temas del
deporte, lo cual se verá reflejado en su inserción completa como
objeto
de estudio de los ámbitos académicos,
lo que permitirá llevar a cabo mas investigaciones empíricas en todas
las ciencias aplicadas. El acceso de cada vez mas personas a mas
información calificada, hará del deporte una lucha de ideas y
perspectivas; de vacíos y reflexiones; de defensores de lo global y de
lo local; de tradicionalistas y reformistas; de chauvinistas y de
integracionistas; de conformistas y de alternativos; de fanáticos y
tolerantes; de habilidoso y esforzados. Unos y otros, seguramente
seguirán encontrando en el deporte un terreno fértil para sus metáforas.
Sea
como fuere, para quienes teñimos de pasión y reflexión su estudio y/o su
práctica, el deporte seguirá siendo un espacio fascinante para
comprender la complejidad creciente de los procesos sociales y
culturales. Bienvenido entonces, el deporte del siglo XXI.
Referencias
bibliográficas
-
Trabajo de Mujer y Olimpismo. Prof. Luis Felipe Contecha Carrillo (Colombia).
-
Promesa y Problemas en el Ocio y los Deportes Femeninos.
Jennifer
Hargreaves. (E.E.U.U.).
-
Participación de la Mujer en Elaboración y Concreciones de Políticas
Deportivas. Prof. Marta Antúnez. (Argentina).
-
El
Retorno de las Amazonas: el Deporte de Elite y la Igualdad Genérica.
Dr. Claudio Tamburrini (Argentina – Suecia).
-
El
Deporte Profesional en el Siglo XXI: Inclusión, Transformación y
Diversidad. Lic. Tulio Guterman (Argentina).
-
Deporte y Ocio en el Proceso de la Civilización. Norbert Elías y Eric
Dumnig.