Si consideramos a la universidad
como la unidad de la diversidad de los saberes, vemos que esta
pluralidad incluida en una institución es la que posibilita la
articulación de los saberes. Hay aquí dos cuestiones: pluralidad y
articulación. Es necesario que haya pluralidad de saberes en una
institución, que una carrera de formación de grado tenga
multidisciplinariedad, pero también consideramos que deben tener una
orientación, según la carrera, donde aquellas asignaturas y/o
cátedras consideradas vertebrales, se vean apuntaladas por aquellas
que otorgan conocimientos accesorios o complementarios.
En Educación Física, como en
otras carreras de grado, se encuentran materias centrales y otras de
apoyatura que brindan fundamentos que servirán para interpretar los
procesos que suceden en la realización de un movimiento.
Una acción puede realizarse
simplemente por placer, donde cuenta solamente la satisfacción
lúdica, pero si este responde a una técnica determinada, con un fin
de rendimiento estético o cuantitativo, precisará de un análisis más
exhaustivo y exigente dirigido a la disminución del grado de error y
el aprovechamiento de las capacidades propias de la condición
humana. Esto permite, por ejemplo, un enfoque desde la biomecánica,
la fisiología, la física, la medicina, etc.
Esta definición de objetivos
nos lleva naturalmente a considerar la articulación de manera
vertical y horizontal, pues si bien los saberes tienen un grado
creciente de complejidad, también deben tener su interrelación y
transferencia a fin de evitar la superposición de contenidos y
permitir a su vez el desarrollo del pensamiento de manera
crítica e integradora. Esto sería una manera de superar la
concepción de las cátedras como compartimentos.
La articulación
horizontal no se logra completamente ya que hay diferentes
asignaturas que se ocupan de contenidos similares. Sin embargo lo
que más nos preocupa es la posibilidad de que queden contenidos
sin desarrollar suponiendo que serán analizadas por otra cátedra.
Son estos algunos aspectos
considerados negativos de la constitución de las cátedras, por eso
nace el modelo de departamentalización y el modelo modular a modo de
brindar soluciones a los inconvenientes detectados en este sistema.
La articulación vertical ya debe
manifestarse desde el plan de estudios, tanto desde la distribución
de las asignaturas en cada año, como así también las
correlatividades.
Si hacemos un poco de memoria
podemos recordar que la Universidad intentó hacer una articulación
entre las diferentes unidades académicas implementando el dictado en
los cursos de ingreso las mismas materias para diferentes carreras,
tal es el caso por ejemplo de la Biología para los aspirantes a
ingresar en Educación Física, Medicina, Odontología, Ciencias
Naturales, Bioquímica, o bien Matemáticas para los ingresantes a
Física, Ciencias Económicas, Ingeniería, Arquitectura y otras.
Si consideramos a la universidad
como la unidad de la diversidad de los saberes, vemos que esta
pluralidad incluida en una institución es la que posibilita la
articulación de los saberes. Hay aquí dos cuestiones: pluralidad y
articulación. Es necesario que haya pluralidad de saberes en una
institución, que una carrera de formación de grado tenga
multidisciplinariedad, pero también consideramos que deben tener una
orientación, según la carrera, donde aquellas asignaturas y/o
cátedras consideradas vertebrales, se vean apuntaladas por aquellas
que otorgan conocimientos accesorios o complementarios.
En Educación Física, como en
otras carreras de grado, se encuentran materias centrales y otras de
apoyatura que brindan fundamentos que servirán para interpretar los
procesos que suceden en la realización de un movimiento.
Una acción puede realizarse
simplemente por placer, donde cuenta solamente la satisfacción
lúdica, pero si este responde a una técnica determinada, con un fin
de rendimiento estético o cuantitativo, precisará de un análisis más
exhaustivo y exigente dirigido a la disminución del grado de error y
el aprovechamiento de las capacidades propias de la condición
humana. Esto permite, por ejemplo, un enfoque desde la biomecánica,
la fisiología, la física, la medicina, etc.
Esta definición de objetivos nos
lleva naturalmente a considerar la articulación de manera vertical y
horizontal, pues si bien los saberes tienen un grado creciente de
complejidad, también deben tener su interrelación y transferencia a
fin de evitar la superposición de contenidos y permitir a su vez el
desarrollo del pensamiento de manera crítica e integradora.
Esto sería una manera de superar la concepción de las cátedras como
compartimentos.
La articulación
horizontal no se logra completamente ya que hay diferentes
asignaturas que se ocupan de contenidos similares. Sin embargo lo
que más nos preocupa es la posibilidad de que queden contenidos
sin desarrollar suponiendo que serán analizadas por otra cátedra.
Son estos algunos aspectos
considerados negativos de la constitución de las cátedras, por eso
nace el modelo de departamentalización y el modelo modular a modo de
brindar soluciones a los inconvenientes detectados en este sistema.
La articulación vertical ya debe
manifestarse desde el plan de estudios, tanto desde la distribución
de las asignaturas en cada año, como así también las
correlatividades.
Si hacemos un poco de memoria
podemos recordar que la Universidad intentó hacer una articulación
entre las diferentes unidades académicas implementando el dictado en
los cursos de ingreso las mismas materias para diferentes carreras,
tal es el caso por ejemplo de la Biología para los aspirantes a
ingresar en Educación Física, Medicina, Odontología, Ciencias
Naturales, Bioquímica, o bien Matemáticas para los ingresantes a
Física, Ciencias Económicas, Ingeniería, Arquitectura y otras.
MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD
Dentro de las funciones de la
universidad la docencia tiene el privilegio de ser una condición
necesaria e irremplazable. No se concibe universidad sin docencia.
Debemos destacar que el modo de
enseñar ha cambiado y es necesario que siga modificándose. Estamos
en un nuevo siglo y los avances que se produjeron debemos
aprovecharlo y es este nuestro desafío, el de pensar como docentes
capaces de encontrar nuevos caminos para llegar a nuestros alumnos.
Según Ortega y
Gasset en su libro “La Misión de la Universidad” argumenta la tarea
docente como exclusiva de la universidad y se remonta a fines de la
edad media, donde existía el maestro guiador para el acceso a los
saberes legítimos de la época.
En nuestros días con
la aparición de terciarios no universitarios que forman docentes que
se desempeñarán laboralmente en el medio formal y no formal, con la
correspondiente aprobación de los planes de estudio, según las
reglamentaciones de las respectivas secretarias y ministerios
provinciales y nacionales, relativizan el pensamiento de Ortega y
Gasset.
Muchas veces la
capacitación laboral no depende de la Universidad, o bien se hace de
una manera paralela a través de cursos aislados o de instituciones
no reconocidas que aprovechan alguna moda o auge o incluso el vacío
dejado por ella; vacío algunas veces no intencional, sino producto
de la lentitud de los trámites, burocracia interna, etc. Y otras de
los intereses personales y/o comerciales de los que tienen el poder
dentro de la universidad y verían comprometidos sus bienes al
competir con una institución oficial universitaria.
Egresados de estos
institutos tendrán luego a su cargo la formación de profesionales
que podrán ejercer la docencia, creándose un círculo sin la
participación de la universidad.
Ante esta situación
el desafío de la universidad, según Randle, es otro mucho más amplio
que la pura preparación profesional.
“La universidad no puede ni debe
cultivar como exclusivo fin ni la preparación profesional ni el
conocimiento especializado, sino la formación intelectual completa
del universitario que solo así puede merecer tal nombre. Y para
alcanzar ese objetivo no puede limitarse a una enseñanza de tipo
repetitivo, sino que exige constantemente investigación original”.
(1)
PROCESOS DE FORMACIÓN DEL
DOCENTE UNIVERSITARIO
Debemos reflexionar sobre el
ejercicio o practica docente y también aquí es interesante analizar
la formación del docente universitario. Tenemos por un lado una
formación disciplinaria y por otro una formación pedagógica.
La formación disciplinaria
Está determinada por el título
de grado en primer lugar y reforzada por el interés personal de
perfeccionamiento y relacionada con las condiciones de la propia
disciplina; así por ejemplo encontramos disciplinas en las cuales
los contenidos no tienen una gran movilidad y su actualización es
muy lenta, a veces imperceptible. En otras la evolución es
vertiginosa y el que no está atento y presto a los cambios no puede
desempeñarse eficazmente en su faz profesional, que puede abarcar,
o no, la labor docente.
En el primer caso puede generar
en los docentes por lo menos tres reacciones: Conformismo.
Actualización pedagógica. Investigación.
La resignación puede darse cuando los conocimientos adquiridos le
permiten desempeñarse eficazmente en su labor profesional, ya que
los contenidos a desarrollar son de baja complejidad o bien básicos
para estudios superiores, incluso podemos decir que la programación
no permite al docente enseñar más allá de eso, aunque su preparación
le permita. También puede suceder que el docente haya logrado la
titularización en el cargo y al encontrarse seguros en su puesto
de trabajo no manifiesten la necesidad de actualización y
perfeccionamiento.
Aquí queremos hacer una
reflexión: ¿Es el concurso, por oprobioso que resulte, la mejor o
única manera de demostrar una permanente actualización en
conocimientos y contenidos? A su vez ¿Es posible que el concurso
deje ver otras condiciones del docente?.
Al referirnos a la actualización
pedagógica pensamos en un primer momento en aquellos docentes cuya
disciplina no sufre una variación continua; pero consideramos que
también abarca a aquellos cuyas materias tienen movilidad en sus
contenidos pero desean conocer nuevas técnicas de transmisión y
apropiación de los mismos. En tercer lugar están las profesiones que
encontraron en la docencia un nuevo campo laboral.
La profesión docente amplió las
funciones de los profesionales dentro de la universidad y por lo
tanto dentro de la comunidad.
Nuestra intriga es conocer ¿qué
de atractivo tiene para un trabajador de profesión liberal el
desempeñarse en la docencia universitaria, sabiendo que la
retribución económica es poca? ¿Acaso porque la universidad hace
extensivo su prestigio a los profesionales que en ella trabajan?
¿Porque el ser profesor universitario enriquece el curriculum vitae
personal? ¿O será tal vez por la falta de posibilidades laborales?
O en el peor de los casos ¿Podemos considerar a la universidad como
un seguro de desempleo?. Sea cual fuere el interrogante certero nos
encontramos con un punto de inflexión en el hecho de que se requiere
de una capacitación para realizar la función docente.
La formación pedagógica
La
formación pedagógica va más allá de las experiencias áulicas;
necesita de conocimientos didácticos que posibiliten la labor
docente. El aporte de los posgrados en los últimos 10 años ha sido
muy significativo, fundamentalmente en cantidad, ya que todavía
algunos de ellos no llegaron a su fin y otros fueron modificándose
durante su desarrollo, lo que impide realizar una valoración
cualitativa.
Muchos de los programas de
formación pedagógica destinados a docentes -a decir de sus
programas- apuntan más al saber hacer que hacia el
saber pensar. Es una forma de proveer al docente
de herramientas –técnicas- sin su contextualización, que en
definitiva será lo que le dará el valor correspondiente.
Esto lleva a que se valorice menos a la teoría que a la práctica, o
para decirlo de otra manera, una sobre valoración de la práctica.
Es común escuchar a los alumnos decir “… hay mucha teoría y poca
práctica…”, “…falta aplicación en el medio profesional…", pero
consideramos que es sumamente necesaria la conceptualización como
un paso previo a la práctica. Es esta lo que permitirá disminuir
los equívocos como así también tener los fundamentos para
interpretar las conductas y canalizar las respuestas adecuadas a
cada situación.
LA INVESTIGACIÓN EN NUESTRA
UNIDAD ACADÉMICA
Los temas a tratar dentro del
ámbito de la investigación son bastante complejos y variados, y en
la bibliografía consultada se plantean problemáticas, que, en muchos
de los casos son coincidentes en sus aspectos generales, pero que
van cambiando de acuerdo a la política, la región, las distintas
Universidades, las Unidades Académicas y hasta las organizaciones
internas y de líneas de conducción de cada una de ellas.
Es muy claro que toda idea,
innovación, propuesta o intento de cambio en materia de
investigación, choca en algún momento con el obstáculo material,
llámese infraestructura, recursos, tiempo, etc. que en el fondo pasa
por la disponibilidad económica para la realización de los mismos.
El que tenga el control de la variable económico – financiera es el
que establecerá los lineamientos en los que por convencimiento, por
obsecuencia o por obligación se alistarán todos los investigadores
que no cuentan con esa autonomía.
También merece una reflexión la
problemática del Docente – Investigador por imposición y no por
vocación, que en definitiva trae aparejado un cumplimiento a medias
en ambas tareas.
Cuando se realizan los Concursos
Docentes, la aspiración central es la de conseguir un excelente
docente. Pero luego se le “exige” que haga EXTENSIÓN, donde si se
trabaja correctamente lleva más tiempo que la propia Cátedra, y por
último pasa a ser INVESTIGADOR, dentro de su disciplina.
Es interesante la unión de estas
tres variables en la visión que se le brinda al alumno a fin de que
se ubique de manera más real en el contexto que le tocará actuar.
La tarea del investigador excede
el cumplimiento horario (tan de moda en controlar, como si fuera
sinónimo de eficiencia), y más aún pretendiéndose que consiga
innovaciones en el campo especializado. El solo hecho de cumplir con
la misma, restringe espacios a la verdadera dedicación que se le
debe tener al alumno, a fin de que se pueda garantizar una sólida
formación profesional y no una mera transmisión de técnicas.
El Docente –Investigador se
debate en la problemática de la falta de tiempo, espacio,
infraestructura, recursos, exceso de alumnos, avance geométrico del
conocimiento y las ciencias, con la obligación de mostrar que en su
Cátedra hay una buena relación (Numérica) Docente- Alumno, que
realizó Talleres, seminarios etc., que realizó publicaciones y
avances científicos (En revistas con referato), que estos son
útiles, que se perfecciona constantemente, que participa en la vida
Universitaria, etc. y un sinnúmero de obligaciones que realmente no
puede cumplir.
Como si los problemas que
enunciamos más arriba fueran pocos, vamos a dar algunas
características de la investigación en nuestra especialidad.
La Educación Física, es una
Ciencia, o Disciplina, o Actividad; (dejamos esta discusión para los
filósofos)de características eminentemente prácticas, o por lo menos
esa es la imagen que se tenía de la tarea desarrollada por el
Docente de Educación Física. (Léase: el Profe).
Pero el avance en los campos del
conocimiento también se dio en esta disciplina, que comenzó a
relacionarse con las Ciencias de la Educación y la Psicología, a fin
de interpretar y mejorar las cuestiones inherentes a la Enseñanza –
Aprendizaje, a las teorías específicas del aprendizaje del
movimiento y los factores que influyen en ellos; con las Ciencias
Biológicas (Anatomía, Fisiología general y Aplicada, prevención y
Rehabilitación, Discapacidad, etc. ), al adecuar esos procesos a las
características y posibilidades del ser humano en crecimiento,
diferenciación y desarrollo, con características individuales
propias; con la Bioingeniería y la Biofísica, cuando analizamos el
movimiento humano en su faz deportiva de alto nivel, con
sofisticados elementos que permiten el aumento del rendimiento, en
una sociedad donde un deportista destacado tiene a veces más
reconocimiento que un estadista, un científico o un escritor; con
la Sociología, la Filosofía, la Economía, la Política, los Medios de
Comunicación y varios campos más.
Esta diversidad y a su vez la
juventud de estas disciplinas hace que se carezca de Formadores de
Investigación en este campo, de una historia de avances
científicamente establecidos, de evaluadores de la actividad y de
lineamientos institucionales definidos.
Cuando los trabajos son
presentados ante organismos encargados de calificarlos, se parte de
la dificultad de ubicación en un campo, ya que puede ser una
Actividad relacionada con la Docencia, la Medicina y Ciencias de la
Salud, la Informática y la estadística, de la Física y Biomecánica,
etc. según sea el motivo del estudio.
En la planilla que elabora la
Secretaría de Ciencia y Técnica, no existe un rubro específico para
nuestra disciplina y como consecuencia, terminamos encuadrándonos
en el rubro “OTROS”.
En el país existen muy pocas
Instituciones Universitarias de Formación en Educación Física, y por
los datos obtenidos, no existe ningún Docente en esta rama con
categoría 1 y 2 o A y B; siendo los proyectos de esta Unidad
Académica los únicos referidos a la disciplina específica.
Al no contar con una Historia y
Estructura de Investigación Nacional, vamos subidos al vagón de cola
de este tren, tratando de aprovechar todo lo que está por delante, a
fin de acelerar los tiempos.
Este camino se ve dificultado
por la diversidad de campos y de métodos de investigación que se
pueden utilizar, y por lo tanto la diversidad de modelos a seguir.
Particularmente estamos abocados
a la investigación relacionada con la eficiencia física en los
deportes, para lo que ha formado un equipo que cuenta con
especialistas en los principales deportes, y con apoyatura de las
áreas de Informática, Medicina, Biofísica, Estadística entre las
principales.
Este proyecto cuenta con la
ventaja de ser el primero en esta temática en el seno de nuestra
Universidad, pero también con la desventaja que los avances son
mucho más lentos, ya que hay poco intercambio a nivel nacional,
debido a que los que estudian esta problemática son entidades
privadas con fines de lucro, y los foros de difusión y discusión no
son Universitarios.
La investigación en el campo de
la educación Física y el deporte, solo puede encontrar apoyo de
organismos estatales relacionados con el deporte, o con
Instituciones privadas muy fuertes; el primero carece de
presupuestos para afrontar programas de avance y desarrollo y el
segundo - en el contexto en el que nos encontramos - es cada vez
más difícil de conseguir en nuestra provincia.
Conocidas son las políticas en
este rubro que se limitan a algunos subsidios muy particularizados,
y al asistencialismo.
Dado que no se participa del
Programa de Incentivos, el avance es mucho menor de lo que debería
ser, ya que cada hora dedicada al estudio, experimentación, o al
análisis de datos, se superpone con las tareas habituales de cada
uno de los integrantes.
Como no es nuestra idea tener
una visión solo pesimista o frustrada de la cuestión, debemos decir
que el lado positivo de esto es que todo avance, por pequeño que
sea, es nuevo en la región, que no cuenta con trabajos propios, y
todo lo que se recibe está basado en experiencias foráneas, y en
muchos de los casos de países muy distintos al nuestro. Esto
presenta la dificultad en los profesionales de tratar de adaptar con
resultados inciertos, lo que en otros lugares es aplicado con éxito.
Un problema más sería el hecho
de que al no contar normalmente en nuestra región con trabajos de
este tipo, cueste en algunos aspectos, que tengan la aceptación que
tiene una experiencia recibida en un libro, artículo o abstract.
Todo esto creemos, forma parte
de una problemática distinta a las ciencias e investigación
tradicionales o con historia, y la observación de lo que sucedió o
sucede en otras disciplinas servirá para que los tiempos de
adaptación se acorten considerablemente.
Como ciencia nueva en esta
Universidad y en el ámbito Universitario del país, queda mucho
camino por recorrer, tanto en la faz eminentemente técnica y
científica como en la formal administrativa o legal o política.
BIBLIOGRAFÍA
-
R. Follari,
E. Soms. Revista del Instituto de Estados Educativos.
Bs. As. 1988
-
A. Diaz
Barriga. Institucionalización Académica y Evaluación.
Centro de Estudios de la UNAM. 1997
-
Ortega y
Gasset. Misión de la Universidad. 1933
-
M de
Ibarrola. La Formación de Investigadores en México. Universidad Futura. 1989
-
Escuela
Universitaria de Educación Física. Universidad Nacional de Tucumán.
Revista Gymnos Nº 19.
1992
-
Libro de
Actas del Consejo Asesor de la E.U.D.E.F. 1992-1998.
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