Si bien la palabra colesterol es temida,
éste es un elemento imprescindible para el perfecto funcionamiento del
cuerpo. El colesterol es necesario para el mantenimiento de las
membranas celulares de la mayoría de los tejidos y participa en la
producción de diferentes hormonas que regulan el stress y el equilibrio
hídrico. El inconveniente se presenta cuando hay una excesiva
acumulación en el plasma sanguíneo que provoca el estrechamiento de los
vasos, lo cual aumenta las probabilidades de infarto de miocardio o un
accidente cerebrovascular.
Una dieta excesiva en grasas saturadas (muy común en nuestro país), una
vida sedentaria y en menor medida un factor genético predisponen a
metabolizar mal estas grasas.
Un cambio de vida en relación a la dieta y la actividad física es crucial
para "mantener a raya" el colesterol.
La dieta deberá ser rica en fibras, legumbres, frutas, verduras y
pescados.
El ejercicio debe ser dinámico, moderado y continuo. Caminar a buen ritmo
y sin interrupciones (que detienen el ritmo de consumo energético
metabólico), correr, andar en bicicleta, nadar, patinar, remar, bailar
son excelentes formas de controlar las tasas de colesterol. Lo realmente
importante de la actividad elegida es que sea placentera y fácil de
realizar, nunca algo penoso y obligado.
Ya que no todas las personas reúnen las mismas condiciones físicas ni
tienen las mismas habilidades, el programa de ejercicios y la dieta
deberá adaptarse a cada uno en particular.
En los casos en que los niveles de colesterol sean altos es indispensable
la consulta médica para evaluarlos y guiar a los instructores de
gimnasia respecto a la intensidad de la actividad física.
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